Y es que cuando salimos de nuestro nido de amor no puedo evitar pensar que volteara a ver a alguna más, lógico mientras estamos encerrados yo soy su diosa, como él mismo me lo dice.
Simplemente, el otro día él tenía una cita de trabajo con una mujer no sólo guapa sino también más joven que yo. Lógico, moría de celos, tenía ganas de ir de incógnito y sentarme muy cerca de ellos, en aquel café donde quedaron de verse para cuidar lo que es mío.
En fin, él regreso como si nada de su cita, y yo ansiosa le hice mil preguntas, entre ellas esta: “¿Es muy guapa la fulanita no?”. A lo que él contestó con desgano “mmmm…” y punto, no hizo más comentario y yo ya no quise ahondar en el tema.
En cierta ocasión en un restaurante, el sentado frente a mí y dando la espalda a la entrada, veo entrar a una mujer súper ¡wow!, súper producida, un enemigo en potencia. Pongo atención a cada uno de sus pasos, observo a todos los hombres que están a su alrededor, unos la voltean a ver y se vuelven a voltear, y otros ni en cuenta. Cuando me doy cuenta de que ya se acerca a nuestra mesa, me dan ganas de echarle a mi galán encima la sopa para distraerlo, no lo hago, me contengo, él como si nada hubiera pasado, ni fu, ni fa y continua comiendo su rica sopita. Pienso que algo anda mal, o algo no logro entender, porque estas mujeres que yo considero un enemigo en potencia no logran levantar suspiros a su paso. ¡Mujeres producidas perfumadas y guapas!
¿Qué es lo que hace a una mujer SEXY o no? ¿Qué es el sex appeal?
Porque puede haber mujeres guapísimas con una cara soñada con un cabello de comercial, curvas de ensueño pero nomás no logran sobresalir. Voy cayendo en la cuenta que no tienen “ese qué, que qué sé yo“
Tan claro como este ejemplo viviente es mi amiga Luciana. Es una mujer agraciada, sí, pero tampoco es la mujer más bella de esta tierra, pero lo que sí debo de reconocer, es que donde se pare, siempre la voltean a ver tanto hombres como mujeres. También debo confesar que cuando la conocí en una clase de yoga, llamó mi atención y eso que iba a cara lavada, pero llamaba la atención de entre todas, hasta sentí un poco de envidia. Después nos hicimos amigas y descubrí que aparte es un excelente ser humano.
Analizándola, creo que su éxito radica en que le da lo mismo como se vea, es más grande su seguridady naturalidad que sus ganas de súper producirse y sabe que eso le funciona.
El otro día nos invitaron a la presentación de un libro. Había mujeres impresionantes. De todo tipo rubias, morenas, pelirrojas, mucha competencia. Luciana, como es su costumbre, se presentó sencilla. Nada más entró al salón y todos los hombres parecían que la olían, la volteaban a ver y no la perdían de vista, parecían lobos tras la Caperucita.
Vuelvo a lo mismo, es su sin poses lo que la pone a otro nivel, lo que la hace destacar de entre las demás mortales que nos pasamos horas y horas en nuestro arreglo. Ella es una mujer súper auténtica, se ve tranquila, sonríe con naturalidad y siempre tiene una palabra amable para quien se acerca a ella, lo que la hace única. Brilla con luz propia.
¿Ya entendieron? los hombres detestan los problemas y ella con su relajada naturalidad los atrae. Atención, imitar nunca será igual. Tiene que ser natural. Pienso que algunas ya nacieron con ese afortunado sex appeal.
Pero las que no tuvimos esa fortuna, podemos fabricarnos un poco de esa suerte siendo nosotras mismas, no imitar, ni seguir cánones de belleza o moda, simplemente seguir nuestras propias reglas...
¡Hasta la próxima!