El 2014 me dio cosas muy buenas (ahora sí que como dice la canción); sin duda, uno de mis mejores años.
Me reinventé, hice todas esas cosas que jamás imaginé hacer, arriesgué y gané en muchas; en otras no, pero no pasa nada. Aprendí a levantarme de mis fracasos y mis errores los mejoré. Hoy reconozco que estuve ciega muchos años atrás… El 2014 me abrió los ojos.
La vida es maravillosa, pero corta, y en este corto tiempo te pone un sinfín de oportunidades a diario. Uno es el que decide tomarlas o dejarlas pasar.
En este 2014 dejé atrás el egoísmo y la vanidad. Un buen ejercicio. Le dediqué más tiempo a mi familia, principalmente a mis padres; aprendí a decirles TE AMO. Di muestras de cariño a diestra y siniestra a base de ABRAZOS. Ahora abrazo a quien me dé la gana y en el momento que me dé la gana ¡Dios, cómo alimenta el alma! Antes sentía una pena tonta al hacerlo. Aprendí a compartir mi cariño.
Superé el miedo de salir a la calle sin maquillaje. Antes pasaba horas en el espejo para mi arreglo: aprendí que es más importante el corazón y el cerebro que el delineador. SEGURIDAD reforzada.
Hice un espacio para mí y sólo para mí el cual comparto con mis mascotas con largas caminatas donde disfruto de buena música y hago un análisis de mis días.
No dejé pasar ni una oportunidad de trabajo; es más, las busqué, las provoqué. ¡Aplauso¡ ¡Gracias! Así como tampoco desaproveché la oportunidad de conocer gente nueva, nunca había sido tan abierta, y la neta se me da bien.
Otra cosa que puse en práctica y que me encantó es no quedarme callada. Yo pensaba que quedarme callada me hacía una mujer de paz; pero quedarme callada lo único que me hacía era estar constantemente enferma de la garganta. Defender lo que pienso y siento no me hace una mujer belicosa: me hace una mujer FELIZ. El cambio de los demás hacia mí fue muy bueno. Gané RESPETO.
Una relación “equivocada” que en su momento me dañó me enseño a CIUDAR mi corazón; ahora analizo antes de entregarlo. En pocas palabras: entendí que el príncipe azul nunca existió. Los hombres, como las mujeres, tenemos defectos y virtudes, nadie es mejor que el otro, es cuestión de respeto e individualidad.
En este año también apliqué el “respeta mi tiempo”: ya no se lo regalo a nadie que no lo aprecie.
Aprendí a dejar a un lado el dolor y seguir mi camino, borrón y cuenta nueva. ¡Adelante!
Tuve eventos que marcaron mi año 2014 y que agradezco, entre ellos, esta oportunidad de escribir para ustedes.
Todo este aprendizaje se fue dando y acomodando. No fueron propósitos que me haya hecho al inicio del año, simplemente sucedió y los asumí. Para este 2015 tal vez formule algún propósito, aún no lo sé. Lo que sí es que me veo en este año venidero con una maleta vacía que pienso llenar de deseos, alegrías, sueños, amor y mucho éxito.
2015: UNA AVENTURA QUE MUERO POR EMPEZAR A VIVIR…
¡FELICIDADES!