A cierta edad, a la mía por ejemplo, obvio no hablaré de números, simplemente diré que es una edad en donde se debe tener más cuidados, más precauciones.
Es cuidarse más la piel, el cabello, los dientes, la musculatura, etcétera; pero todo lo anterior no es más importante que ir al médico con regular frecuencia, si es que en realidad queremos estar sanos.
Nunca es tarde para empezar a checarse, porque aunque uno se vea y se sienta bien, hay enfermedades que no tienen síntomas!
Y que mejor hacerlo cuando uno está sano porque entonces se van tomando medidas precautorias para ir cumpliendo años sanamente.
Tener un médico de nuestra estima, es muy importante para que éste lleve nuestra historia clínica y sepa que medicamentos nos causan alergia por ejemplo, que tipo de sangre, etcétera. Y este será el encargado de pedirnos los exámenes que tenemos que hacernos y con qué regularidad, dependiendo nuestra edad o si tenemos alguna enfermedad crónica.
La importancia de hacerse un chequeo médico anual, debería ser un hábito para todos, es la única manera de detectar problemas de salud en forma temprana y tener así la posibilidad de iniciar un tratamiento con éxito. Son pocas las personas que acuden una vez al año a un hospital o con su doctor a hacerse el famoso “check up”.
Yo llevo ya años haciéndolo y gracias a ello en mi última revisión me han detectado un problema, que si no lo hubiéramos visto, con el tiempo pudo haberse convertido en un problemón serio de salud.
Les cuento mi caso porque es real y porque soy afortunada de haberlo detectado muy a tiempo.
Entre las enfermedades que se pueden prevenir con el chequeo médico anual están: el cáncer de mama, cáncer cervicouterino, cáncer de colon, cáncer de próstata, diabetes, presión arterial, colesterol elevado, osteoporosis, sobrepeso y obesidad.
Nuestro cuerpo es tan maravilloso que se renueva, se regula y se cura solo y de enfermedades no graves naturalmente. Pero para lograrlo, necesita el apoyo de una alimentación sana. Es decir, una alimentación variada que asegure la incorporación y aprovechamiento de todos los nutrientes que necesitamos para vivir saludablemente.
Todos sabemos que es lo que debemos de comer y lo que no, lo hemos leído, lo hemos escuchado, nos lo han contado. Pero es más fácil ignorarlo o dejarlo para mañana. Sólo cuando tenemos alguna dolencia o una subida de peso es cuando tomamos cartas en el asunto y volteamos a ver las verduras, frutas, carnes magras, semillas, frutos secos y cereales como la avena, etcétera, cuando debería ser un estilo de vida dejando atrás las bebidas azucaradas, grasas, comida chatarra, fritos y sofritos…
Suena muy castigado, pero no lo es. Porque comer mejor no es comer mal o aburrido o sin sabor. Cuando no es así, para eso tenemos la imaginación y miles de hierbas y semillas para condimentar y ponerle más alegría a nuestras ensaladas o carnes.
La clave para el éxito es perseverancia, continuidad… voluntad, amor y respeto a tu cuerpo.
Hasta la próxima.
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