Aunque ayer acudieron a presentar un supuesto plan de acción, uno de sus líderes visibles admitió que el reclamo de cargos públicos se mantiene. Y seguramente se mantendrá porque es lo único que mueve a algunos cientos de personas que se sintieron económicamente desamparadas cuando ocurrió el cruel homicidio y llegó a gobernar la suplente, que para ese papel fue elegida en las urnas.
El triste espectáculo, en cambio, sí ha afectado la imagen pública de Gisela Mota, pues a estas alturas prácticamente ha desaparecido el apoyo internacional que generó su asesinato.
Quienes se dicen herederos de su memoria y su legado -incluida su familia- mancharon la trayectoria de aquella cuya imagen dicen defender.
Los pleitos por el control de los recursos del Ayuntamiento de Temixco no tienen nada que ver con ideologías pues, para colmo, son facciones del mismo partido los que se desgarran las vestiduras mientras tienen como rehenes a todos los habitantes de ese municipio.