Efectivamente, tal y como lo denuncia el dirigente de la unión local de productores de caña de azúcar de la Confederación Nacional de Productores Rurales (CNPR), Pedro Ocampo Álvarez, el nuevo etiquetado de los alimentos procesados no distingue con claridad entre los productos endulzados con azúcar o con jarabe de fructuosa, lo que puede provocar un daño considerable a la industria de la caña de azúcar, de la que en Morelos dependen miles de familias.
La entidad ha tenido experiencias exitosas en diversos procesos para obtener denominaciones de origen, como en el caso del arroz y el mezcal, por lo que una labor parecida debería llevarse a cabo para obtener una certificación diferencia entre azúcar y alta fructuosa, este último un producto con elevado poder endulzante que se usa en exceso en refrescos y otros productos de amplio consumo.
La entidad no puede darse el lujo de que el cultivo de caña se devalúe por situaciones como la mencionada, sobre todo en un contexto de saturación del mercado que puede poner en peligro la existencia misma de una industria estratégica para la entidad.