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El gobierno estatal anterior tampoco les dio salones móviles.

Cuautla.- Ante el abandono en el que los dejó el anterior gobierno del estado, los padres de familia, maestros y estudiantes de la Escuela Primaria “Ricardo Flores Magón” y “Josefa Ortiz de Domínguez” de la colonia Plan de Ayala, del municipio de Cuautla, tomaron el plantel para exigir que se cumpla con la reconstrucción de seis aulas y la barda perimetral.

Aseguraron los inconformes que al no ser tomados en cuenta por las anteriores autoridades del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), los alumnos siguen tomando clases a la intemperie, pues tampoco les concedieron las aulas móviles que pidieron.

Con el arribo de un nuevo gobierno, decidieron iniciar movilizaciones para ser escuchados, con el propósito de que los alumnos ya no sigan padeciendo las inclemencias del clima, por lo que pidieron la entrega de aulas móviles para los infantes, a fin de que puedan estar un poco protegidos en tanto dura la reconstrucción.

Por su parte Luis Felipe Guevara Caspeta, director de la escuela, señaló que al tener la barda perimetral colapsada no tienen seguridad, por lo que ya han sufrido robos en el plantel por parte de la delincuencia, además de que se meten animales, lo que ha generado problemas de salud entre la población estudiantil.

A su vez Miguel Camarillo, presidente del comité de padres de familia de la primaria, dijo que eran ocho aulas las que se iban a reconstruir por los daños causados por el temblor; sin embargo, el recurso no alcanzó y solo se contempla la reconstrucción de seis salones.

Después de cinco horas de bloqueo de la escuela, lograron tener un diálogo con representantes del IEBEM, con quienes acordaron liberar el edifico escolar para permitir el ingreso a la empresa que se hará cargo de los trabajos, además de que el próximo lunes recibirán las aulas móviles.

Debido a las afectaciones de las lluvias, los estudiantes no acudirán a la escuela lo que resta de la semana, para esperar las aulas móviles que llegaran el lunes, al mismo tiempo mantendrán tomadas las oficinas de la Supervisión Escolar, pero advirtieron que de no cumplirse ese ofrecimiento tomarán medias de protesta radicales.

 

 

 

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El nuevo director del IEBEM dijo que se respetarán derechos y prestaciones de los docentes.

Eliacín Salgado de la Paz tomó posesión del cargo como nuevo director del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM). Aseguró que desde la fecha se trabajará por respetar los derechos y prestaciones de los maestros; sostuvo que uno de los retos prioritarios es la reconstrucción de escuelas dañadas por el sismo del año pasado.

Este martes, acompañado por el secretario de Educación, Luis Arturo Cornejo Alatorre, Salgado de la Paz fue presentado ante el personal del organismo, con la presencia de la dirigencia de la sección 19 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

En entrevista dijo que es profesor y llega con disposición total para atender a las escuelas, manteniendo siempre “las puertas abiertas”. Reconoció que hay asuntos pendientes, entre ellos el pago del aguinaldo de 90 días a trabajadores de la educación activos y jubilados.

Destacó también el reto de las escuelas que sufrieron daños por el sismo de septiembre del 2017 y que no han sido reconstruidas. “Tenemos la encomienda de hacer que esos recursos federales lleguen y se apliquen para que los planteles estén en condiciones idóneas”.

Adelantó que realizará un recorrido por los centros educativos, para conocer de viva voz los requerimientos en cada escuela un plan de atención.

“Vamos a procurar que las conquistas y derechos laborales de los maestros se respeten, esa es la instrucción del gobernador. Vengo a decirles a los maestros que junto con ellos, vamos a resolver todos los asuntos que se presenten”, aseveró.

Por su lado -en breve entrevista- el secretario de educación dijo que harán un diagnóstico real para diseñar una estrategia, determinar prioridades inmediatas y a largo plazo para generar un plan de trabajo: “no más informitos, hay que ir donde están los padres de familia y donde están los niños y con ellos nos vamos a sumar para formar un proyecto educativo de transformación. A eso vengo, a sumarme al trabajo de mis paisanos los morelenses”.

Ante las presuntas irregularidades en el sector, aseguró que “no hay consigna”, pero adelantó que se harán revisiones a fondo, pues no se puede hablar de algo que no se tiene comprobado.

Posteriormente a la firma de entrega-recepción, a la que acudió su antecesora Yanely Fontes Pérez, Eliacín Salgado junto con el secretario realizó un recorrido por las instalaciones del IEBEM.

Cornejo Alatorre se reunió el mismo martes con integrantes del comité seccional del Sindicato Nacional de trabajadores de la Educación (SNTE) en sus instalaciones. La lideresa Gabriela Bañón Estrada comentó en entrevista que, por el bien del Estado, se desea éxito a la nueva administración estatal.

Junto con el representante del Comité Ejecutivo Nacional del sindicato acudió la mañana de ayer a la presentación del director del IEBEM, a invitación de las autoridades.

Y ya en el encuentro, comentó que se ha planteado a los nuevos titulares del sector, “la urgente necesidad para que se atiendan y se respeten cabalmente todos los derechos del magisterio de los trabajadores de la educación”.

Recordó que el SNTE “siempre construye y fortalece las instituciones”, apuntó al demandar que, de igual forma, es justo que se atiendan todas las necesidades en materia de adeudos, así como de los rezagos en infraestructura.

 

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Damnificados por el sismo del 19 de septiembre del 2017 de diferentes comunidades del municipio de Ayala se manifestaron frente al palacio de gobierno para exigir que se entreguen los recursos prometidos para la reconstrucción de viviendas a cuando menos 23 familias que siguen viviendo a la intemperie y que fueron engañadas.

Los inconformes dijeron que no es tarde para que se liberen de inmediato los recursos, al señalar que en esa zona, el organismo Unidos por Morelos se comprometió a apoyarlos para la reconstrucción de sus casas e incluso les hicieron firmar la sesión de derechos de sus predios para que junto con la empresa Proviva, se les edificaran las viviendas, lo cual no ha sucedido.

Denunciaron que con promesas se les exigió que demolieran las casas que resultaron con daño total por el temblor, muchos de ellos incluso se endeudaron para cumplir con las indicaciones que les dieron y a final de cuentas no les reconstruyeron ni les dieron el dinero; ahora están endeudados y siguen viviendo en casas de campaña.

La única respuesta que han recibido hasta la fecha, aseveraron, es que “ya no hay recursos ni posibilidad de manejar esos recursos por el cambio de administración”, lo cual les causa indignación y preocupación porque temen que “se lleven el dinero” los funcionarios actuales y los dejen en las lamentables condiciones en las que se encuentran.

Dijeron que han hecho múltiples oficios, se han reunido en incontables ocasiones con personal de Unidos por Morelos y de dicha empresa y sólo les “daban largas”, y ellos tenían confianza en que se solucionara el problema ante el compromiso de Graco Ramírez, el aún gobernador, de que se les iba a apoyar. Pero a unos días de que cierre el sexenio no hay obras, ni recursos en sus viviendas y ya firmaron los documentos, como se los exigieron los representantes de Unidos por Morelos.

Al igual que otros grupos de damnificados de diferentes municipios, los afectados de Ayala pidieron al gobernador electo Cuauhtémoc Blanco Bravo su ayuda para concretar la reconstrucción y que se sancione a quienes no cumplieron, que impida, si hubo robo de recursos, los responsables queden impunes.  

 

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Autoridades proponían esperar hasta este viernes.

Jojutla.- Los comerciantes de diferentes organizaciones obligaron la mañana de ayer a abrir la avenida Constitución del 57, que fue remodelada tras el sismo, debido a que argumentan que al no haber circulación vehicular no se puede reactivar la economía.

Integrantes de la Cámara de Comercio, acompañados de comerciantes de la misma avenida y de otras organizaciones, llegaron a las 10 horas de ayer a la avenida principal y con pancartas y gritos exigían que se abriera ya a la circulación.

El presidente de la Cámara de Comercio, Emmanuel Parra Fuentes, destacó que durante el mes de septiembre la economía de los comercios del centro cayó a “cero”. “Este mes ha sido desastroso, no tenemos ni para pagar la renta y no creemos poder aguantar los tres meses que faltan para terminar el año”.

Añadió que de acuerdo con sondeos que han realizado con sus clientes, les han dicho que se pierde mucho tiempo en llegar a sus negocios, además del gasto de gasolina y por eso se van a otro lado.

Consideró que la situación es de alta prioridad, ya que la ciudad lleva meses en situación crítica tras el sismo, por lo que se debía abrir ya, y los trabajos pendientes, como el cableado subterráneo, se podría hacer por la noche.

Los comerciantes cerraron las calles laterales a Constitución, para obligar a los vehículos a circular por esa avenida; sin embargo, el director de Policía Vial, Israel Andrade, se opuso y se plantó frente a los vehículos, asegurando que no estaba abierta a la circulación. Posteriormente llegaron más elementos policíacos a reforzar.

Al lugar, llegó el secretario municipal, Rafael Chavarría y dialogó con los inconformes, que en todo momento gritaban que ya se abriera la calle. Declaró que no podían abrir, porque estaban en pláticas con los transportistas, porque debían garantizar que la nueva avenida no se deteriorara.

Dijo que deben cuidar la nueva calle y adelantó que piensan hacerla peatonal los fines de semana, incluso durante algunas horas en la semana.

“Como Ayuntamiento nos urge que abran Constitución, igual que a los comerciantes, y quienes atraviesan Jojutla, pero hoy van a cambiar un poquito las condiciones de no dejar pasar sobre Constitución vehículos pesados y del transporte público”.

Mencionó que hace falta que se haga la conexión de toda la línea subterránea, que se retiren todos los postes y el cableado, que estimó en un 20% de la obra. “Nosotros como municipio no podemos recibir una obra inconclusa, y también en el drenaje profundo, falta que Ceagua meta un robot para checar que esté todo perfecto, así como las conexiones del drenaje y del agua de los locales hacia el paso general”.

Pidió a los comerciantes que se reunieran este viernes a las tres de la tarde, para permitirle platicar con los transportistas, pero la gente se inconformó y no aceptó la propuesta, por lo que poco a poco los vehículos comenzaron a circular por la avenida principal y así se quedó por el resto de la tarde.

Por algunos momentos, la gente gritaba “sí se pudo”.

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En Zacatepec.

Zacatepec.- Las autoridades educativas de la Secundaria “Enrique González Aparicio” deploraron que el avance en la reconstrucción del plantel sea mínimo.

El director  de la escuela, Roberto Eugenio Campuzano Patiño, dijo que tras el sismo del 19-S, fue la primera escuela de todo el estado que comenzó a trabajar extra muros.

“Hoy ya tenemos aulas móviles, pero con respecto a la construcción de nuestra escuela, desafortunadamente ha ido muy lenta. Es incongruente lo que dicen (las autoridades) que el avance es de un 70 por ciento, ojalá y puedan ver que llevamos poco más de un 15 por ciento aproximadamente en los trabajos de reconstrucción”, dijo.

Aseguró que las autoridades locales, estatales y nacionales se acercaron él y la sociedad de padre de familia y les comentaron que los trabajos iban a iniciar a principios de febrero y que iban a terminar aproximadamente en el mes de julio. “Pero podemos ver que no se ha cumplido con eso”.

De hecho, aclaró que ni siquiera comenzaron en febrero, sino hasta el mes de abril.

“Recordemos que la escuela anterior tenía cinco edificios y viendo los planos, se trata de reinstalar nuevamente los cinco edificios de dos plantas, pero con una estructura mucho mejor”.

Comentó que los padres de familia no han descartado manifestaciones, pues han escuchado comentarios y acciones en otras ciudades y también quieren hacer lo mismo, pero han llegado al acuerdo de que no es la forma de hacer las cosas. “Tendremos que llegar al diálogo para poder obtener nuestra institución”.

Finalmente, así como van, y no se apuran, estimó que la reconstrucción se llevará un año más.

 

 

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Jueves, 27 Septiembre 2018 05:28

Abandona Gobierno a damnificados de Tlaquiltenango

Los deja pernoctar afuera del Palacio de Gobierno sin atender sus demandas de recursos para la reconstrucción de viviendas.

Damnificados por el sismo del 19 de septiembre del 2017 que habitan en Tlaquiltenango permanecieron este miércoles en plantón y bloquearon el acceso al palacio de gobierno del estado, en demanda de la entrega de recursos para la reconstrucción de viviendas.

Los inconformes pernoctaron en los pasillos de los portales de la sede principal del Poder Ejecutivo y, desde la noche anterior, colocaron candados y cadenas en las rejas de las dos entradas. De esta manera impidieron el acceso de personal y funcionarios a lo largo de la jornada laboral.

Con el apoyo de pobladores y el alcalde de esa demarcación, Enrique Alonso Plasencia, advirtieron que de no tener respuesta cerrarían accesos a la ciudad o bloquearían la autopista México-Acapulco y la carretera federal. Aseveraron que la actual administración está por concluir y no se cumplió el compromiso de liberar dos millones de pesos para la reconstrucción de las viviendas que sufrieron pérdida total desde el año pasado. Reiteraron que hay cuando menos 30 casas con daños en diferentes comunidades.

El ánimo se caldeó cuando el director de Gobierno, Salvador Díaz Cerón, llegó al plantón para exigirles que se retiraran y abrieran el inmueble. Los damnificados le reclamaron que los dejó plantados desde el pasado martes, cuando presuntamente se había comprometido a regresar cuando se presentara en el lugar el secretario de Hacienda, Jorge Michel Luna, para hacer la entrega de los recursos, pero no volvió, sin importarle que pasaran la noche en el plantón.

El funcionario increpaba a los manifestantes: “Respeto por favor, cuide su léxico, por favor mida su léxico”.

Por lo que los damnificados le respondieron que no había sido insultado, callaron a otros acompañantes del director de Gobierno y exigieron ser escuchados ante la desgracia que han vivido desde hace más de un año.

Afectados de la Unidad Habitacional de Tetelcingo, que se sumaron a los de Tlaquiltenango, denunciaron que Díaz Cerón -junto con otro servidor público- los amenazó, diciendo que si no liberaban las oficinas, “se atuvieran a las consecuencias, cuando ni siquiera se presentaron aquí a cumplir con su trabajo y su palabra de dar respuesta desde hace meses”.

Tras este altercado, el alcalde advirtió que si no había una respuesta clara, con el apoyo de pobladores de esa demarcación cerrarían por la tarde las referidas vías carreteras.

Hasta el cierre de esta edición, los damnificados de Tlaquiltenango continuaban en plantón en el palacio de gobierno.

Por su lado, las familias afectadas de la unidad habitacional de Tetelcingo informaron que se llegó al acuerdo con representantes de gobierno, en el sentido de que hoy mismo se haría un depósito de recursos para la empresa que realiza la obra de reconstrucción de los departamentos afectados y el viernes se cubrirá el cien por ciento del adeudo.

 

 

 

 

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Jueves, 27 Septiembre 2018 05:25

Me dejan muchos focos rojos: Cuauhtémoc

Al dejar la alcaldía de Cuernavaca, Blanco Bravo señala que su gabinete se conocerá el lunes; refiere que su equipo ya trabaja para buscar soluciones a los problemas que afectan a la entidad.

El gobernador electo reitera que le dejan muchos conflictos sociales.

Luego de que el Cabildo de Cuernavaca aprobó su solicitud de licencia para separarse del cargo de alcalde de esta ciudad, el gobernador electo Cuauhtémoc Blanco Bravo indicó que dará a conocer su gabinete hasta el primero de octubre, cuando él tome posesión como titular del Poder Ejecutivo. Lamentó que a unos cuantos días de que culmine la actual gestión se dejen muchos conflictos sociales, pero aseguró que ya trabaja junto con su equipo en posibles alternativas para responder a la población.

Este miércoles, el cuerpo edilicio aprobó por unanimidad la licencia y de inmediato rindió protesta como presidente municipal suplente Juan Manuel Hernández Limonchi.

Al salir de la sesión, el gobernador electo manifestó -en entrevista- que está listo para responder al compromiso hecho con los morelenses de trabajar por el estado. “Sé que tengo un reto muy importante y no vamos a defraudar a la ciudadanía”.

Consideró importante que la población sepa que el gobierno que aún está en funciones dejará la administración estatal en condiciones muy lamentables, con “focos rojos” en diversas áreas, en especial en el rubro de las finanzas. “No tengo varita mágica, porque ustedes saben, la deuda que va a heredar el actual gobernador es un paquetote que vamos a enfrentar. Pero como lo dije en campaña, vamos a trabajar fuertemente para atender las necesidades de la gente como empleos, buenos hospitales, en fin, hay mucho por hacer”.

Enfatizó que los morelenses deben saber que hay muchos conflictos que le serán heredados, entre ellos destacó que no se gestionó la continuidad de la Beca Salario. “Esa es otra broncota. Yo sí le pido a la gente que sepa de todo lo que se nos viene. El programa de beca salario se pagaba con recurso federal y por eso estamos gestionando para que no la quieran quitar. Acuérdense que el propio gobernador y Gayosso (el excandidato a gobernador por el PRD) habían dicho que ellos habían sacado la beca salario”.

Apuntó que de manera permanente ha estado apoyando en el ámbito de su competencia a la Universidad Autónoma del Estado, que se encuentra en huelga por un gran problema financiero.

De igual manera, refirió que otro de los retos que tendrá que enfrentar es la reconstrucción por los daños ocasionados por el sismo del 19 de septiembre del año pasado, pues reiteró que hubo recursos destinados a ese rubro que fueron desviados, toda vez que hay muchas familias que siguen viviendo en casas de campaña o carpas.

Blanco Bravo aseguró que gobernará para todos los morelenses sin distinción de partidos políticos, y dejó en claro que presentará a su gabinete hasta el día en el que rendirá protesta del cargo como gobernador.

Mencionó que fue invitado a la ceremonia el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, pero recordó que está en una gira por el país que fue planeada hace tiempo y, probablemente, no pueda asistir. Por lo tanto, advirtió que la relación es buena, más allá de su asistencia a la ceremonia. “Si no puede venir, no vayan a especular si no puede llegar, porque así son de vivos”.

Cuestionado sobre los cuantiosos créditos recientemente autorizados a funcionarios estatales y sobre la presencia del actual gobernador en la toma de posesión, Cuauhtémoc Blanco respondió: “Ya se los dije, le vamos a hacer justicia a la gente, ya lo he dicho y se lo digo al gobernador que es una rata, igual que todos los secretarios… Ojalá tenga los pantalones y esté”.
Momentos antes, durante la sesión del Cabildo, Blanco Bravo agradeció el trabajo de los regidores y de los trabajadores del Ayuntamiento que lo acompañaron durante dos años y nueve meses.
Al término de la misma, Blanco Bravo llevó a cabo la entrega-recepción de la administración pública municipal del periodo 2016-2018, con la presencia de la titular de la Contraloría municipal, Rosa Bahena Juárez, y del representante de la Entidad Superior de Fiscalización (ESAF) del Congreso del estado, Javier Cabrera Ruiz.

 

 

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Piden auditar a Unidos por Morelos y señalan que no se sabe dónde está el dinero de los donativos aportados para la reconstrucción.

Habitantes de Tlaquiltenango damnificados por el sismo del 19 de septiembre se instalaron en plantón este martes frente al palacio de gobierno y bloquearon las salidas de la sede principal del Poder Ejecutivo en demanda de que se liberen recursos para la reconstrucción de viviendas con daño total en sus localidades.

Los inconformes denunciaron que el pasado 14 de septiembre se manifestaron en la plaza Emiliano Zapata para exigir que se les entreguen los recursos federales y estatales destinados a apoyar a quienes perdieron sus viviendas por el temblor.

Ese día, aseguraron, se acordó con el director de Gobierno, Salvador Díaz Cerón, que el lunes siguiente se entregarían dos millones de pesos para apoyar a cuando menos 13 de las 30 familias afectadas por pérdida total.

Sin embargo, aseveraron que sólo buscaban que se retiraran para dejar que se llevara a cabo la ceremonia de El Grito de Independencia, pero no cumplieron.

Por ello decidieron instalarse en plantón, a sólo unos días de que concluya la actual administración, hasta que el secretario de Hacienda, Jorge Michel Luna, entregue el dinero a los damnificados.

Manifestaron que hay alrededor de 30 afectados en las comunidades de Huautla, Coaxitlán, Xicatlacotla, Nexpa, Santiopan, Tres de Mayo y Celerino Manzanares que jamás recibieron el dinero del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), no obstante que sufrieron la pérdida total de sus viviendas y son familias muy pobres, algunos con capacidades diferentes y otros adultos mayores y madres solteras.

Reiteraron que algunos de ellos recibieron tarjetas del Fonden y otros de Unidos por Morelos, pero no tenían fondos o no tenían el dinero suficiente para reconstruir las casas con daño total.

Desde el mediodía instalaron casas de campaña en la plaza de armas, frente a la puerta principal del palacio de gobierno y, poco después de las 15:00 horas, se apostaron en los accesos del inmueble para impedir la salida de los trabajadores del palacio, pues aseguraban que no permitirían la salida de nadie hasta que se presentara en el lugar el secretario de Hacienda.

Por otro lado, en la mañana, un grupo de damnificados de la unidad habitacional Tetelcingo -de igual manera- se manifestaron este martes en el zócalo de Cuernavaca para demandar que se hagan auditorías sobre el manejo de los recursos destinados a la reconstrucción por el sismo, ya que pasó un año y muchas familias siguen viviendo en casas de campaña o con familiares.

Los habitantes de la unidad habitacional del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) Tetelcingo, explicaron que de 198 damnificados en esa zona, hubo 28 departamentos con pérdida total y a ninguno de ellos se le ha cumplido con la reconstrucción.

María Teresa Vázquez, representante de ese grupo de afectados, dijo que desde los primeros meses de este año las autoridades se comprometieron a reconstruir las viviendas afectadas. “Lamentablemente, pasando las elecciones la realidad cambió, porque ya no se cumplió con la reparación de los departamentos, no le han pagado a la empresa constructora y los trabajos están parados”.
Los afectados señalaron que mejor ha llegado el apoyo de fundaciones que del gobierno. Aseguró que se están arreglando únicamente 35 departamentos y el organismo Unidos por Morelos resultó “una farsa”, puesto que no les depositaron recursos como se había prometido. “Hay casos como el de una señora a la que sólo le dieron 800 pesos; con eso no se puede hacer nada”, abundó la vocera.

“Ojalá que el próximo gobierno y los diputados se dediquen a investigar mediante auditorías, porque no es posible que a un año del sismo sigamos mendigando ayuda”, expresó, al llamar al gobierno entrante a auditar de fondo el manejo de todo el dinero que llegó a Morelos para los afectados por el sismo, cuyo paradero “se desconoce”.

 

 

 

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Sábado, 22 Septiembre 2018 05:38

Siguen las protestas de escuelas dañadas por el sismo

La escuela “Niños Héroes” de Alta Vista está sin concluir; autoridades ignoraron a los padres de familia.

Padres de familia de la Escuela “Niños Héroes” ubicada en la colonia Alta Vista de Cuernavaca, protestaron la mañana de ayer en el plantel para exigir que se concluyan las obras del programa “Escuelas al Cien”, que se debieron entregar desde el 2017.

Los inconformes colocaron letreros en las puertas del centro escolar y amenazaron con tomar el plantel o cerrar calles si no hay una respuesta pronta a su demanda.

Expusieron que como parte del programa “Escuelas al Cien”, el gobierno liberó recursos para esa primaria a finales del 2017. Los fondos que suman alrededor de un millón 200 mil pesos, estaban etiquetados para la construcción de seis aulas.

Conforme al proyecto formal, la reparación de los salones se debió terminar desde el mes de febrero o a más tardar en marzo del presente año, pero no se ha cumplido.

Ya estamos a unos días de que concluya el actual gobierno estatal, apuntaron los manifestantes, además de externar su preocupación porque los recursos “se pierdan” o las autoridades entrantes “salgan con que no saben dónde quedó ese dinero”.

Tan solo en el turno matutino hay alrededor de 300 estudiantes afectados y en el vespertino hay una matrícula de aproximadamente un centenar de alumnos.

Las madres de familia dijeron que las aulas no tienen ventanas, ni puertas, no hay protecciones, por lo que sus hijos sufren calor, frío y también se mete la lluvia. Además, indicaron que en un salón no hay energía eléctrica, pero en otro de los salones se colocaron cables con tubo de aluminio, pero no se cubrió la conexión, por lo que si los niños tocan, “les dan toques”.

A pesar de la protesta no hubo respuesta alguna de las autoridades, por lo que dijeron que esperarán esta semana, de lo contrario irán a bloquear las instalaciones del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM).

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Viernes, 21 Septiembre 2018 05:10

¿Sobrevivir al 19-S? Eso cuesta caro

Un matrimonio de la tercera edad que sobrevivió al derrumbe del Centro de Salud de Coatetelco ha tenido que enfrentarse a las graves heridas que sufrió y la falta de apoyo gubernamental.

Miacatlán.- Olvidado por las autoridades está un matrimonio que sobrevivió al derrumbe del arco de concreto del Centro de Salud de Coatetelco por el terremoto del 19 de septiembre de 2017, incluso por muchos de los grupos de ayuda que llegaron a la comunidad, ya que los apoyos se destinaban para quienes habían perdido su casa.
Alrededor de la una de la tarde del 19 de septiembre de 2017, el matrimonio de Dominga López Rodríguez, de 56 años, y Martín Nepomuceno Pérez, de 60 años, llegaba al Centro de Salud porque tenía una cita por el programa de Prospera, como muchos de los que estaban en ese lugar aquel día. Acababan de entrar cuando todo comenzó a moverse y les indicaron inmediatamente que salieran; al salir, la estructura de concreto cayó por completo sobre Dominga y Martín.
"Se vino el arco que estaba, nada más vimos que volaron los pedazos y nos cayó parte del escombro. A mi esposa le cayó en la cadera y la pierna, a mí me cayó un pedazo de concreto en la pierna derecha", relató Martín. 
"Intentábamos levantarnos, pero no se podía. Cuando caímos, volteaba a ver a mi alrededor y veía polvo, gente atrapada en espacios más grandes de concreto, sangre; oía gritos de auxilio, y después, y lo supe después, perdí el conocimiento porque me golpeó la cabeza una reja de tubulares que se nos vino encima, y perdí el conocimiento. Desperté alrededor de las tres de la mañana y ya estaba en una camilla del Hospital (General) de Tetecala; vi a mis hijos y mis hermanos alrededor, todos llorando. Mi hija me preguntó cómo me sentía y yo dije que mal, no sentía mis piernas. Mis hermanos me decían que iba a estar bien", contó la señora López.
Poco a poco, Dominga, que resultó con fractura en cadera y pierna izquierda, fue recuperando el movimiento. Tanto ella como don Martín permanecieron hospitalizados en el mismo cuarto 14 y 12 días, respectivamente.
Tuvieron muchos gastos que entre la familia lograron solventar. El apoyo que sí recibieron fue la atención por parte de una brigada de médicos de Hidalgo que los operó y donaron los aparatos que a los dos les fueron colocados, pero por parte de la presidencia municipal. Únicamente recibieron, semanas después del sismo, la visita de trabajadores con dos despensas, una para cada uno, pero nunca regresaron, de nuevo.
El matrimonio, como muchos, tampoco ha podido regresar al Centro de Salud, tiene miedo, la imagen del desastre sigue en su mente. La tarjeta de Prospera únicamente la lleva su hija cada mes para que no le quiten el apoyo. Todas las curaciones que Dominga y Martín siguen recibiendo son en el hospital.
Aseguraron que fueron seis los que murieron ese día, dos niños, dos médicas y dos señores más, aunque oficialmente se habló únicamente de cuatro decesos en ese lugar, ya que el resto falleció en el hospital a consecuencia de las lesiones por el sismo.
Para, doña Dominga el trauma fue tal que a la fecha sigue con miedo. Por meses, fue difícil conciliar el sueño, tenía pesadillas, y a un año de la tragedia, ese temor regresa, dijo. 
"Ya se cumplió un año y se vuelve sentir. No podíamos salir. Sí hubo mucho apoyo, pero para quienes podían salir, quienes habían perdido su casa. Nosotros tardamos para poder movernos; mi esposo tuvo unos fijadores por varias semanas, con seis tornillos. Yo estuve en cama; apenas en marzo comencé a caminar más", añadió. 
A la fecha no han logrado recibir rehabilitación por el costo que esto representa, ya que tienen que trasladarse en taxi. Don Martín es campesino, pero desde el 19 de septiembre no ha vuelto a trabajar, y aún no se siente seguro para hacer su vida normal. Ha sido un año muy difícil para ellos, dijo el sexagenario.
Su casa se ubica en la calle Amargura sin número de la colonia Centro en Coatetelco. Ahí pasan los días, ayudados por su familia, que en todo momento ha estado con ellos cuidándolos y atendiéndolos.

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En el marco del primer aniversario del sismo del 19 de septiembre del año pasado.

Cuautla.- En los eventos realizados como parte del homenaje a las víctimas del 33 aniversario del terremoto de 1985 en la Ciudad de México  y del temblor del 19 de septiembre del 2017, como ejercicio de seguridad y prevención, se realizó la activación de la alarma sísmica y el protocolo de simulacro con la participación del personal  del Sistema Operador de Agua Potable y Saneamiento de Cuautla (SOAPSC), el personal del Ayuntamiento de Cuautla, Protección Civil, Bomberos y el 5to Regimiento Mecanizado de Cuautla.

El director general del SOAPSC, Rodrigo Luis Arredondo López, informó que estas medidas de precaución para eventos de desastre natural son de suma importancia para saber cómo reaccionar ante cualquier contingencia.

En esta ocasión los elementos de las agrupaciones antes mencionadas llevaron a cabo la evacuación del personal y las labores de rescate en caso de un acontecimiento de desastre.

Asimismo, previo al simulacro, se llevó la capacitación por parte de elementos de Protección Civil y Bomberos del personal del SOAPSC para brindar el apoyo a sus compañeros en caso de un sismo.

Finalmente, reconocieron la importante labor de los elementos de rescate de la heroica ciudad de Cuautla, los cuales sin duda son capaces de afrontar cualquier contingencia como lo hicieron el 19 de septiembre del 2017.

 

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Jueves, 20 Septiembre 2018 05:11

Realizan simulacro en Jonacatepec

Para recordar los sismos de 1985 y el 2017.

Jonacatepec.- Conmemorando un aniversario más del sismo de 1985 y el primero del suscitado el pasado 19 de septiembre del 2017, las autoridades municipales encabezadas por Israel Andrade Zavala y trabajadores del Ayuntamiento participaron en el simulacro que se realizó este miércoles en la cabecera municipal.
Como reconocimiento y respeto a quienes perdieron la vida en tan lamentables sucesos, los ahí presentes guardaron un minuto de silencio con el puño en alto.
Posteriormente, las autoridades municipales reconocieron el trabajo realizado por elementos de Protección Civil y del Ejército Mexicano durante la contingencia vivida hace un año.
Además, recomendaron a la población el mantenerse alertas y siempre atenta a los diversos comunicados que emitan las autoridades correspondientes, para salvaguardar su integridad y la de sus familias. 
Aparte de los trabajadores y autoridades municipales, al simulacro también se unieron los trabajadores de las diversas secretarías y delegaciones de los gobiernos estatal y federal, así como organizaciones civiles y la ciudadanía en general.

 

 

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En Morelos se llevaron a cabo simulacros en escuelas, oficinas públicas estatales y federales, así como en empresas y plazas comerciales.

En conmemoración del Día Nacional de Protección Civil y de los aniversarios de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y del 2017, en Morelos se llevaron a cabo simulacros en escuelas, oficinas públicas estatales y federales, así como en empresas y plazas comerciales.

El coordinador de protección civil del estado, Francisco Javier Bermúdez Alarcón, aseguró que se cumplió con el propósito de promover la cultura de la prevención, con la participación de miles de personas que en punto de las 13:16 horas llevaron a cabo simulacros, como en otras entidades del país y en la Ciudad de México.  

La Coordinación de Protección Civil del Estado de Morelos informó que el simulacro fue de evacuación por sismo, y se efectuó en sitios como la cínica uno del Instituto Mexicano del Seguro Social, en Caminos y Puentes Federales, el Congreso local, la universidad del estado, escuelas de todos los niveles escolares (en dos turnos matutino y vespertino) y en delegaciones federales. Además en plazas como Galerías, Averanda, Forum, Plaza Cuernavaca, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), centros e institutos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelos, entre otros.

Apuntó que se dará el recuento final en la clausura de la Semana Estatal de Protección Civil este viernes, en el contexto de un macrosimulacro en el parque industrial de Civac.

Explicó que en el caso de lo que estaba programado en el palacio de gobierno, se llevó a cabo “un simulacro interno”, es decir, que el personal salió de sus oficinas, pero se quedó en los pasillos. No egresó hasta la plaza Emiliano Zapata, como se realiza habitualmente, ya que había una manifestación de estudiantes de la Normal de Cuautla.

“El protocolo indica que si hay algún impedimento en la salida, las personas se tienen que replegar en sitios seguros como son trabes, columnas y, después, de manera ordenada, ir a las salidas de emergencia para evacuar el inmueble”, expresó, al asegurar que el resto de las actividades del simulacro se llevaron a cabo.

Cabe señalar que los manifestantes habían acordado que permitirían la realización del simulacro, incluso despejaron la entrada principal al palacio, formaron una valla alrededor de lo que se conoce como “Plaza de Armas”, pero la gente del edificio público no salió.

 

El Fonden nos quedó a deber: Graco Ramírez

Desde temprana hora de este 19 de septiembre se llevó a cabo la ceremonia de conmemoración del aniversario de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y del año pasado; se izó la bandera a media asta, en señal de duelo por las personas que perdieron la vida en ambos desastres naturales.

En su intervención, el gobernador del estado Graco Ramírez Garrido Abreu sostuvo que es necesario revisar el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

"No podemos dejar de reconocer el amor y la solidaridad que muchos mexicanos y extranjeros nos dieron en esos días difíciles", expresó el titular del Poder Ejecutivo, al recordar que en el sismo del año pasado, 74 personas perdieron la vida en Morelos.

El gobernador hizo notar que al contar con el sistema C5 fue posible una mejor conectividad e identificación de daños; además reconoció a los maestros de Morelos que momentos antes realizaron un simulacro, lo que permitió cero pérdidas de vidas humanas en centros escolares.

También reconoció la labor de cuerpos de emergencia civiles, al ejército y, en particular, al personal de hospitales y centros de salud.

De igual forma, aseveró que no hay justificación alguna para suspender las labores de reconstrucción después del primero de octubre, porque “el dinero ahí está y no lo maneja el estado, lo opera Banobras”, y subrayó que no importa el cambio de administración y Morelos debe seguir en la reconstrucción.

Manifestó que "el Fonden nos ha quedado mucho a deber", en tanto que aseguró que el gobierno estatal aportó los recursos que le correspondían; añadió que con un refuerzo estatal se ha logrado cubrir alrededor del 60% de las casas dañadas.

Consideró que es necesario revisar el Fonden, pues "es increíble" que se vaya revisando con criterios burocráticos y cada dos meses, desde el escritorio, las solicitudes de recursos ante emergencias como los sismos.

Ante los cuestionamientos que han hecho organizaciones sociales sobre el manejo de los recursos, insistió en que se han dirigido a la reconstrucción e insistió en que hay fondos que se deberán aplicar en la siguiente administración.

En su intervención, el secretario de Gobierno, Ángel Colín López, recordó que Morelos es ahora territorio sísmico y desde esa fecha se han registrado más de un millar de movimientos menores.

El funcionario estatal enfatizó que los sismos no son predecibles, pero se ha desarrollado tecnología y han mejorado estrategias para una reacción más oportuna.

Colín López destacó el desarrollo de la cultura de la protección civil y enfatizó que en la desgracia ha crecido el valor de la solidaridad.

 

 

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Miércoles, 19 Septiembre 2018 05:36

En el olvido, damnificados por el 19-S en Cuautla

La falta de recursos económicos los tiene viviendo bajo peligro.

Cuautla.- Debido a la falta de políticas públicas por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno para apoyar a los damnificados por el sismo del 19 de septiembre de 2017, que no cuentan con sus documentos regularizados, ha ocasionado que numerosas personas que resultaron con sus viviendas dañadas se mantengan en el olvido.

Este sector de afectados continúa viviendo en condiciones de alto riesgo ante la imposibilidad de volver a construir por su cuenta, lo que representa un pendiente que las autoridades no han querido atender.

Tal es el caso de la señora Rosa María Guadarrama, vecina de la colonia Gabriel Tepepa, quien no ha podido construir su vivienda por la falta de recursos económicos, por lo que ha vivido estos últimos 12 meses en angustia y con el temor de que colapse su casa y quede bajo los escombros.

Señaló que debido a que no cuenta con la documentación que avale la propiedad del terreno que ocupa desde hace décadas, no obtuvo los apoyos del Fondo para Desastres Naturales (Fonden) ni del programa estatal “Unidos por Morelos”.

Dijo que pudo obtener material de construcción por parte de una fundación de Estados Unidos a través del Ayuntamiento de Cuautla, pero por no contar con recursos económicos no ha podido reconstruir su casa, pues asegura que la mano de obra es cara “y no tengo dinero porque no puedo trabajar porque estoy discapacitada”, señaló.

 

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Aunque no saben cuántas personas están en esa situación.

Jojutla.- Los vecinos de la colonia Emiliano Zapata, afectados por el sismo, denunciaron que a un año del terremoto, no han recibido el apoyo prometido por las autoridades.

En conferencia, realizada la tarde de ayer, los damnificados acusaron que enfrentan problemas de diversos tipos para edificar sus viviendas.

Maribel Morales Vega señaló que entre los problemas que enfrentan, está el cambio de estatus en el Fonden, la incertidumbre de si las fundaciones construirán las casas pendientes y hasta de las viviendas en espera de demolición.

Sin embargo, dijeron no saber la cantidad de personas que están en esta situación y solo hicieron un estimado de que a alrededor de 50 familias, que ya están inscritas en algún programa, no les han iniciado la construcción de sus casas y de los 177 cambios de beneficiarios que iba a hacer el Fonden, solo hizo 75.

 

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La primaria en que iba el menor lo recordó con un pase de lista, no así las autoridades que han olvidado apoyar a sus padres.

Coatetelco.- A un año del sismo del 19 de septiembre, la familia del menor que murió en el Centro de Salud de Coatetelco aún sufre su pérdida y trate de reponerse de los estragos de la tragedia, por su cuenta.
Hoy, hace un año de que José Miguel, de 10 años de edad, quien estudiaba el sexto grado en la Escuela Primaria “Felipe Ángeles” de Coatetelco y tocaba la corneta en la banda de guerra, dejó de estar físicamente con su familia. Aunque ya han pasado los meses, el dolor de su ausencia está presente entre sus familiares y amigos; sus padres aún se aprietan el pecho cuando hablan de él y por momentos se les escapan las lágrimas.
El 19 de septiembre de 2017, José Miguel se encontraba en el Centro de Salud con sus padres y su hermanita, de tan solo un mes y medio de nacida, cuando comenzó el temblor; su familia y la doctora de la clínica inmediatamente salieron de las instalaciones para ponerse a salvo; sin embargo, en ese momento, ocurrió la tragedia. 
Un arco de concreto situado entre la reja de acceso y el inmueble se derrumbó: José Miguel ahí murió; la mitad de su cuerpo quedó atrapado por la plancha de concreto, y fue difícil recuperar su cuerpo. En el lugar, también perdieron la vida dos médicas y dos adultos más; otro menor fue trasladado al hospital aún con vida, pero más tarde pereció. Muchas personas más resultaron lesionadas.
Ángel Jiménez, padre de José Miguel, relató que a un año del sismo el dolor sigue intacto. Extrañan las risas, los juegos y ocurrencias de José Miguel, su fotografía permanece en la pared del área común de la pequeña casa, que aún está en obra negra. Ahí mismo está una tarjeta con la imagen de Cristo y el nombre del pequeño, también un morralito con uno de sus juguetes. 
Helena, madre de José Miguel, quien resultó con severas lesiones aquel día, aún tiene secuelas por no recibir atención médica adecuada; usó collarín casi seis meses y en la actualidad no ha logrado hacer su vida normal por fuertes dolores en el cuello, espalda alta y brazo derecho, aunque se esfuerza mucho porque tiene que cuidar a su pequeña hija de un año y dos meses. 
La familia recibió ayuda mediante despensas y algo de dinero por parte de fundaciones, la ciudadanía en general y durante los primeros meses por parte del DIF municipal, pero desde el mes de noviembre nadie se ha acercado. 
A pesar de que los hechos se registraron en el Centro de Salud, ni el personal del lugar ni de la Secretaría de Salud contactó a la familia. 
La casa de los Jiménez se ubica en las afueras de la comunidad de Coatetelco, ya en la falda del cerro, es la última casa de la calle 16 de Septiembre de la colonia Pedro Saavedra; en la esquina aún se encuentra una cartulina de color naranja donde la familia agradece el apoyo de los voluntarios. 
Helena no ha regresado al Centro de Salud, ha pasado meses en depresión y le ha resultado difícil seguir adelante. Ha recibido atención médica cuando el personal salubrista acude a la colonia los días viernes o ella va al Hospital General de Tetecala. No sabe cómo reaccionará al ver el lugar donde murió su hijo mayor.
El pasado mes de julio, la generación 2012-2018 de la Primaria "Felipe Ángeles" llevó el nombre de José Miguel y del otro menor que falleció el 19 de septiembre, en recuerdo de las víctimas del seísmo del 19 de septiembre. También en el pase de lista sus compañeros de generación gritaron "presente" al escuchar su nombre, sus padres fueron invitados a la ceremonia y fue un momento de sentimientos encontrados, relató Ángel Jiménez.
Mañana, jueves 20 de septiembre, la familia Jiménez celebrará una misa a las ocho de la mañana en el atrio instalado en la explanada de la iglesia de San Juan Bautista, además realizará el novenario con rezos a las seis de la tarde en su domicilio. La madre de José Miguel ya prepara el altar.

 

 

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Para hacer memoria de cómo afectó a la comunidad.

Tetecala.- En conmemoración de la contingencia por el sismo del 19 de septiembre de 2017, los colectivos y las organizaciones culturales de este municipio llevarán a cabo el programa "Sueña Tetecala" el próximo sábado 22 de septiembre. El evento será abierto para el público en general.
Arelhy Arellano, del Colectivo “Cuatro Patas”, informó que esta actividad se realizará con la participación de talleristas de la Ciudad de México, Cuernavaca y Tetecala en conmemoración del sismo de hace un año. "En nombre del derecho a soñar el Tetecala en el que queremos vivir, Colectivo ‘Cuatro Patas’ y algunos amigos presentan ‘Sueña Tetecala’, evento gratuito que se realizará en el zócalo del municipio el próximo sábado 22 de septiembre a partir de las 12:00 horas". 
Se contará con siete talleres, una presentación de teatro y una proyección, todo con la finalidad de informar a los asistentes sobre lo ocurrido en el 19-S, para hacer memoria de cómo afectó a la comunidad. 
Entre los talleres que se presentarán, está “Hagamos Ruido”; “Música y terapia”, con Keila Vidal; a las 14:00 horas se presentará la obra de teatro de Pablo Ballesta “Reconstruyéndonos”; se dará un curso de comunicación para niños; También se llevará a cabo la presentación de "Mi vida después del sismo"; "Imágenes en movimiento", con Humberto Lupercio; "Ilustra un comic", con Arturo Guadarrama, y "Sembrando sueños" con Javier García.
Las charlas informativas se realizarán en el Teatro Cuauhtémoc, donde se hablará de vivienda y autoconstrucción por el arquitecto José Sánchez, y el tema “Qué, quién, cuándo, dónde y cómo, ‘fuentes de información en caso de desastre natural’”, por el periodista Armando Sánchez. 
También, a las 18:30 horas se tendrá la presentación especial de "Grieta", fragmento del actual trabajo del grupo de teatro de Jóvenes Kasa en el Aire, de este municipio. 
Además, habrá juegos, juguetes, sorpresas y venta de artículos artesanales y comida.

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Miércoles, 19 Septiembre 2018 05:56

Casi dos meses sin poder llorar

Estuve más de un mes y medio con las ganas de llorar, pero no podía hacerlo. Simplemente no había tiempo para el llanto.

Todo comenzó poco antes de las 13:00 horas, parecía un día tranquilo en los que la jornada laboral podría terminar pronto.

Con esa idea conducía mi vehículo muy cerca de Las Palmas cuando hice un alto para pagar el servicio telefónico.

Justo me detuve cuando inició la vorágine: todo comenzó a moverse, ante mí un poste se mecía como mástil de barco, reventaron cables de luz y alcancé a quitarme del sitio donde cayeron las marañas de acero.

Sí, está temblando, tranquila, estaciona en la otra acera. Bajé el pie con la certeza de que el movimiento cesaría, pero no fue así, la sensación del tiempo se pierde, pareció eterno.

En la transitada avenida Galeana todo se detuvo, los vehículos, la gente que salió de oficinas cercanas, de restaurantes, las rutas.

Algunos maestros de escuelas salieron a la calle y miraban hacia todas partes. Se habían realizado simulacros para conmemorar el temblor ocurrido la misma fecha 32 años antes y en ese momento no sabían si era real.

De inmediato comencé a recibir notificaciones de mensajes que confirmaban el sismo de 7.1 grados Richter, registrado a las 13:14:40 horas con epicentro en Axochiapan. De inmediato mandé el primer avance a la redacción con los datos técnicos preliminares del Sismológico Nacional.

Pensé en mi hija. Se habría asustado en una escuela nueva, con maestras y compañeros que acaba de conocer. No hay tiempo. Comencé con la imparable sucesión de llamadas telefónicas y mensajes que se cruzaban con los de familiares que preguntaban lo que ahora es frase común: “¿están todos bien?”.

Caminé al colegio donde estudia mi hija. No abrían la reja, pero uno de los maestros que conozco se asomó y me dijo que todos estaban bien, muy asustados, pero sin daños; todavía se encontraban en el patio, en el punto de reunión (como lo habían practicado en el simulacro esa misma mañana).

Recuerdo bien, eran las 13:23 horas. Una de mis hermanas logró comunicarse conmigo para decirme que cuando le fuera posible, ella iría a la escuela por la niña para ver cómo estaba.

Subí a mi coche y avancé por la avenida Morelos, había mucho tráfico, busqué dónde estacionar y comencé a caminar hacia el palacio de gobierno en busca de más información. Los coches y “las rutas” circulaban en sentido contrario, buscaban huir de la dirección hacia la que yo corría.

En la medida en la que yo me acercaba al centro de Cuernavaca, había más descontrol, la gente trotaba en todas direcciones, trataban de llamar por teléfono, otros cerraban las puertas de sus negocios, otros más señalaban con el dedo hacia la fachada de la iglesia de Guadalupe, de la que caían fragmentos.

Llegué hasta el Palacio de Cortés a contracorriente de la gente que buscaba transporte. El torreón de la que fue casa del conquistador español, quebrado, el reloj “colgado”.

De nuevo se pierde la noción del tiempo, que ahí quedó detenido con la hora de la sacudida que marcó la historia del estado.

En la sede del Poder Ejecutivo los trabajadores salían casi en tropel, no había a la vista funcionario alguno. La información seguía fluyendo por mensajería, yo tratando de evitar caerme por no mirar el camino, pues seguía mandando reportes a la redacción sin parar, sobre lo que me constó, porque lo vi y no lo habría creído “a la primera”, si no hubiera sido así.

El primer síntoma de que las autoridades fueron rebasadas por la situación y que constaté fue el gesto de la directora de los Servicios de Salud en el patio de las oficinas ubicadas en el callejón Borda. Rodeada de una decena de colaboradores, que no sabían qué pasaba en hospitales y en los centros de salud, tratando de llamar por celular, de anotar datos y cifras. Preguntaban a su interlocutor “¿estás seguro?”. En breve entrevista sólo pudo reportarme que habían desalojado hospitales y centros de salud, que las líneas de urgencias estaban saturadas. No podían comunicarse al hospital de Jojutla.

En resumen, no tenían idea de que también el sistema de salud colapsó durante algunas horas esa tarde. No conocían de los daños en los nosocomios más grandes del estado (del ISSSTE y del IMSS), ni imaginaban que pacientes, médicos, enfermeras y demás personal, pasarían una larga temporada en los lugares donde evacuaron, en estacionamientos, o a media calle, porque no pudieron volver a los edificios hasta varios días o semanas después, hasta que éstos fueron sometidos a dictámenes y fueron reparados.

“La torre Latino cayó”, decía un mensaje de mi compañera fotógrafa.

- ¿La de la Ciudad de México?

- No, la de aquí. Y es que nadie imaginó vivir algo así en la “ciudad de la eterna primavera”, en “la tierra de Zapata”. “Aquí no es como en la Ciudad de México”, pensaban todos y nadie sabía qué hacer.

El aviso de lo ocurrido y el sonido de las ambulancias me condujo a la Torre Latinoamericana. Suele suceder que los periodistas corremos hacia el punto del que la mayoría huye.

Dos cuadras antes estaba “el acordonamiento”, con cintas amarillas que nadie respetó. Por fin encontré a más compañeros y compañeras periodistas, una de ellas embarazada (seguramente llevada por el instinto de la información hasta ese sitio).

De nueva cuenta las autoridades estaban saturadas, sin capacitación para un hecho de esa magnitud. Muchas manos se tornan estorbo cuando no hay guía ni comunicación. Querían ayudar, pero no daban paso a más ambulancias. Olía a gas, bajaban a una persona desde una de las ventanas del edificio que, como supimos después, se colapsó parcialmente.

La duda sobre el sentido de permanecer en el lugar me asalta cuando veo mensajes de la familia angustiada, ya que algunos de los sobrinos que estudian en la Ciudad de México no habían sido localizados. Otros mensajes buscando a mi hija y a su tía que iría a la escuela, “con una sola palomita, sin entregar”. Otro mensaje más que indica que hubo daños en oficinas y viviendas cercanas a mi casa (construida en la década de los cincuentas). De nuevo, no hay tiempo. 

Otra vez gritos: “ya van a mover la losa para sacar a los que quedaron atrapados en la ruta” -en ese momento había esperanza de rescatarlos con vida-, entre empujones de policías y desconocidos que se hacían llamar “voluntarios”, nos acercamos para tomar videos y fotos, documentar lo ocurrido, informar.

Los envíos de información, en la era de la inmediatez de las redes sociales, no paran, hay que seguir enviando datos. Sólo se detienen por momentos, en los que los segundos te parecen horas y vives como en agonía porque se va la señal de internet o del teléfono. La imagen del video enviado “se congela”, se detiene la transmisión. El celular se vuelve tu peor enemigo, el objetivo de toda clase de maldiciones, hasta que vuelve a funcionar.

Duró varias horas la cobertura en la Torre. Algunos propietarios nos pedían a los periodistas no movernos del lugar para que documentáramos posibles saqueos, y darles voz en sus llamados de auxilio para que les dejaran rescatar sus documentos y algunos bienes.

Por otro lado, toca hacer frente o esquivar a elementos de policía que corrían a periodistas con singular dureza, hasta con manoteos en la cámara. Pedían que nos retiráramos del lugar por “el riesgo”, sin importar que habían cientos de curiosos en el mismo sitio, cuya integridad no parecía preocuparles en lo más mínimo.

Como en cientos de construcciones que cayeron ese día en la Ciudad de México o en otros estados, la solidaridad de mujeres y hombres fue evidente, la organización civil se impuso ante las limitaciones de equipo y personal de bomberos y otros cuerpos de rescate.

Doy fe, es real que muchas personas, que son oficinistas, limpiaparabrisas, taxistas, comerciantes que iban a su casa, decidieron quedarse y arriesgarse para ayudar.

La tristeza aflora cuando se observa la camilla del Servicio Médico Forense sacar el cuerpos de una de las tres personas que murieron en ese lugar, se extiende en el ambiente; los esfuerzos de muchas personas apuntalando la losa que cayó encima de la unidad de transporte parecían en vano.

Los reportes de la zona sur comenzaron a llegar: “Jojutla está destruido, se cayó el palacio municipal”, y como ése, seguían los reportes de puentes cuarteados, viviendas desechas, escuelas dañadas, la autopista del Sol interrumpida por el derrumbe de un puente, conventos e iglesias destruidos.

La adrenalina te provoca el deseo de acudir a esa zona cuanto antes, pero la orden de tu jefe de información, que puede ser tan firme como en la milicia, es que tú te quedas ese día y haces cobertura en esta zona.

 

El reto mayor

El reto mayor resulta distinguir noticias falsas de la información cierta y aplicar el rigor periodístico. La tarea se complica cuando las autoridades, por razones en ese momento desconocidas (que podrían ir desde la concentración en atender el problema, a la negación o hasta la ineptitud) no aportan datos oficiales.

También llegaban imágenes del desastre en la Ciudad de México –donde aún no aparecían los sobrinos y vive una parte de la familia- pero no aparecían mensajes de respuesta sobre dónde estaba y cómo estaba mi hija. Paradójicamente, sí llegaban mensajes desde España de personas cercanas que, enteradas del suceso, preguntaban cómo nos encontrábamos.

“Hay que moverse” es la frase coloquial entre reporteros y reporteras para ir a otro lugar donde hay noticia. El tiempo sí alcanzó para regresar caminando hasta donde dejé mi auto y trasladarme a la colonia Alta Vista, y otras avenidas donde se reportaron daños en viviendas.

En el trayecto vimos que las farmacias, los supermercados, las tiendas, en fin, todos los locales ya habían cerrado. Recuerdas que no has comido, recapacitas que debes buscar algo qué comer porque no sabes cuándo tendrás tiempo y quizá para entonces, ya no haya nada.

Nunca falta el alma buena que entiende tu trabajo, o las amistades, y agradeces como nunca el manjar que significa un sándwich hecho en la casa de la vecina de los damnificados que vieron cómo los edificios donde vivieron por más de 20 años se resquebrajaron. Sí da tiempo para darle un aventón a otra reportera que salió corriendo sin bolsa, sin dinero, sin nada más que su teléfono y su pila adicional.

En la barranca El Tecolote, un derrumbe provocado por el temblor destruyó algunas viviendas, había que bajar por terracería donde antes había escalerilla. Rocas y tierra cayeron en el techo de la casa. Sentado a un costado un hombre cuya edad no se adivinaba, cubierto de polvo, debilitado, buscaba a su esposa.

No podía moverse bien, pedía ayuda. Traté de quitar piedras y no sabía si sacar video o seguir intentando quitar escombro junto a muchas personas que estaban en la misma faena. Decidí lo segundo, aunque admito que mi capacidad física no hacía mucha diferencia y la mayoría aseguraba que ya no había nadie en lo que fue su casa.

Es común que los profesores en la universidad te hablen del dilema que se presenta a periodistas entre ayudar o seguir documentando, entre ir por tu familia y seguir en tu labor. El 19 de septiembre del 2017 para mí fue uno de esos días.

La llamada desde el número de mi jefe de información me llevó una vez más a la decisión de que “hay que moverse”, era necesario que fuera a la Redacción. La mayor parte del territorio del estado enfrentó la suspensión de energía eléctrica y otros servicios como agua potable.  “Se caía el internet” y había una edición del periódico que sacar adelante.

En el trayecto a las instalaciones del periódico comenzó el nudo, ése que duró casi dos meses, el que subía a la garganta cada que acudíamos a diferentes comunidades, entrábamos (junto con más colegas) a las viviendas que estaban por caer, cuando la gente que lo perdió todo daba testimonio del desastre, de la tragedia. Cuando debes estar ahí, como hierro forjado con el fogueo, sin perder el lado humano, para conservar la capacidad de asombro para comunicar sus historias, para informar.

Cansada llegué esa noche a la redacción. El jefe de información me dio la orden de redactar la nota de todo el día, con los datos generados hasta el momento.

Me sentí abrumada, me preguntaba cómo plasmar lo sucedido, pues ni siquiera había un reporte confiable o al menos oficial de cuántas personas habían muerto. Se desconocía que en Morelos al menos 74 personas perdieron la vida por el temblor, y sólo el área de Protección Civil federal daba un conteo preliminar de 45 decesos.

Literalmente, le pedí al jefe que me “regañara”, que me ubicara, pues evidentemente llegué “muy acelerada” como para sentarme a redactar frente a la temida “hoja en blanco”, sin saber qué había pasado con mi familia (además, con la sensación de culpa por no quedarme a mover más piedras).

Me dijo con su particular exhalación cuando toma paciencia y su estilo directo (palabras más, palabras menos): “como tú sabes, toda mi familia es de Jojutla, ahí vive mi mamá, mis amigos, mis vecinos y no hay comunicación. No sé nada de cómo están, no sé si hay muertos, no sé lo que encontraré cuando por fin pueda ir, ha sido muy pesado para todos”.

“Entiendo y casi me pasa lo mismo, uno quisiera salir corriendo para ir a ayudar, a ver qué está pasando, pero somos periodistas y esto es lo que hace un periodista. De esta forma es como colaboramos, informar es nuestro trabajo. Así que tómate unos minutos, pero comienza ya la nota”, y me señaló la computadora y me acercó la silla. Luego siguió con su rápido subir y bajar en las oficinas.

Eso sí, el jefe accedió a calmar mi histeria generada por las temidas réplicas que podrían suceder: abrió el candado de la puerta de emergencia del área de información.

En la redacción también permanecieron los compañeros editores Esdras, Jorge y Arturo. Con el característico humor negro de muchos periodistas, me apoyaron como equipo, para confirmar datos y retomar en lo general la información de otros reporteros de la misma casa editorial.

Finalmente logré hablar con mi hija de 11 años y con las tías que salieron al quite para ir por ella y cuidarla durante la siguiente semana, pues la información no acaba.

Las jornadas para las y los compañeros reporteros fueron de tiempo completo, sin tregua ni para procesar el susto. La del 19 de septiembre nunca terminó, la madrugada del 20, el propio gobernador Graco Ramírez, contestó uno de mis mensajes desesperados de Twitter para confirmar oficialmente que no habría clases en Morelos, como en el resto de los estados golpeados por el sismo, hasta nuevo aviso.

 

 

 

 

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Miércoles, 19 Septiembre 2018 05:05

Mientras mamá seguía trabajando…

No es fácil ser hija de una periodista. El trabajo de mi mamá (Tlaulli Preciado) es difícil. Muchas veces la acompaño, es muy cansado. Todo el tiempo “anda de arriba para abajo” y sé que es riesgoso, tiene que ir a manifestaciones, a muchos lugares diferentes, hay personas que se enojan por lo que los periodistas escriben, además, trabaja durante muchas horas.

Pero ese día del temblor fue peor. Yo tenía once años, estaba en mi salón, y hacía poco que había entrado a la nueva escuela. Cuando tembló, yo me di cuenta primero porque todo comenzó a moverse, los trofeos que estaban en una repisa se cayeron, las ventanas vibraban, el garrafón del agua también cayó al suelo, el portón de la entrada sonaba como si lo golpearan, como si se fuera a caer todo. Yo les dije está temblando tenemos que salir.

Salimos del salón y fuimos rápido al punto de reunión, como lo hicimos en la mañana en un simulacro que hizo toda la escuela. Terminó el temblor y los niños de primer año lloraban mucho. Una niña que llevaba muletas porque ya tenía yeso en el pie desde antes, no podía caminar para salir del salón, el señor que cuida la entrada la cargó para llevarla al centro del patio.

Algunas compañeras y compañeros se abrazaban y lloraban, las maestras trataban de tranquilizarlos, nos decían que todo iba a estar bien que pronto vendrían nuestros papás por nosotros.

Algunos niños comenzaron a cantar “todo va a estar bien, todo va a estar bien”, y eso calmó un poco a los más chiquitos, aunque las profesoras tenían cara de preocupación, intentando contenerse.

Las “misses” decidieron que ya nadie debía regresar a los salones, dejamos hasta nuestras mochilas y loncheras. Como media hora después, comenzaron a llegar las mamás de otras niñas y niños por ellos, yo veía que se iban casi todos.

Afortunadamente no fui la última y poco antes de las cuatro de la tarde, llegó una de mis tías por mí. Entonces entendí que mi mamá se había ido a trabajar, aunque me hubiera gustado que fuera por mí. Quería abrazarla, darle besos y decirle cuánto la quiero.

Pensé en mi mami, que seguramente había ido a alguna zona de riesgo, porque si había pasado algo, seguro la iban a mandar. Sentí miedo de que le pasara algo, estaba preocupada.

Cuando salimos del colegio vi a la gente paralizada, otros se veían apurados, caminaban aprisa. No había taxis, ni rutas, por eso tuvimos que ir caminando. Llegamos hasta el centro. Vi la torre del Palacio de Cortés toda rota, con cuarteaduras y el reloj hecho un desastre.  Sentí mucha impresión porque no pensé que el temblor había sido tan fuerte.

Mi tía le tomó una foto con el celular y platicamos de que entonces el sismo sí había estado muy intenso; ella me decía que camináramos por donde no hubiera bardas muy altas, o donde no hubiera piedras sueltas.

Cuando llegamos a la casa, mi tía América me dejó en la cochera y entró a revisar si no había cuarteaduras o daño en el techo, pero no le pasó nada, todo estaba bien.

No había luz y nos quedamos en el patio por si acaso había réplicas. Mi tía se quedó sin internet en el celular y sin pila. Creo que por eso tampoco me llamaba ella, ni hablaba mi papá, que trabaja en otra ciudad. Después llegó mi tío y subimos a su coche para cargar el teléfono.

Como hasta las ocho regresó la luz, pero mi mama no llegaba y no podíamos hablarle, eso me dio más preocupación. Pensaba que podía caerle una barda o el techo de alguna casa encima. Mi papá llamó después de las nueve de la noche y me dijo que todo iba a estar bien, que no me preocupara que ya había hablado con mi mamá y que estaba bien.

Me quedé dormida y no me di cuenta cuando llegó.  Al día siguiente me llevó con otra de mis tías, porque no había clases y ella estaba en su casa porque me contó que cuando empezó el temblor en su oficina salieron por las escaleras, ella se cayó y varios de sus compañeros le pasaron encima.

Por los golpes le dieron días de descanso, y por eso podría cuidarme unos días mientras mamá seguía trabajando. Ella llegaba en las noches. No pude platicarle lo que sentí en la escuela ese día, y tampoco en los siguientes, porque se iba muy temprano.

Yo sé que el trabajo que ella hace es difícil, pero es muy importante porque las periodistas informan a la gente de lo que pasa, por ejemplo de las casitas en lugares alejados, donde no había llegado nada de comida ni de ayuda. Eso sirvió para que les llevaran despensas y ropa, que algunos niños tuvieran leche y ropa, porque su casa resultó muy dañada.

Como dos semanas después mi papá trajo cosas que donaron él y sus compañeros de la fábrica donde trabaja, había alimentos, medicinas, cobijas y junto con mi mamá fuimos a entregarlas a las familias que todavía no tenían donde vivir. Ahí me explicó más cosas sobre lo que pasó por el temblor, que debemos ayudarnos entre toda la gente y que yo le ayudo en su trabajo cuando estoy tranquila y cuando pienso en que me quiere mucho, que se sabe cuidar y todo va a estar bien.  

 

 

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Ser protagonista de uno de los peores desastres naturales que ha ocurrido en Morelos no es nada fácil, menos cuando se desempeña el trabajo de reportero y peor aún cuando, además, tienes dos hijas y un embarazo de siete meses.

El 19 de septiembre del 2017 transitó normal por la mañana, dejé a Sofía, mi hija de 12 años, en la primaria y a Amaya, de dos, en la guardería, salí a buscar mi información y terminé prácticamente temprano de recabar notas.

Decidí recoger a la menor más temprano de lo habitual e hicimos una escala en casa para recoger mi cargador (lo había olvidado desde la mañana) antes de ir por Sofía, que salía a las 14:40 de la secundaria. M

Mientras, aprovecharía para adelantar la redacción de mi material y así ganar tiempo para seguir con las actividades vespertinas y descansar un poco.

Insisto, un embarazo de siete meses a mi edad no fue nada fácil.

Fue en ese inter cuando sentimos el temblor. La casa se cimbró y yo asustada cargué a mi hija, la abracé y salí al jardín, que es la zona más segura de mi vivienda.

Inmediatamente llamé a mi esposo y no respondía (se encontraba en ese momento en el tercer piso del estacionamiento de Las Plazas).

La vecina se desmayó, los teléfonos se saturaron y en tanto yo leía en el grupo de reporteros de La Unión como informaban de la caída de la Torre Latinoamericana, un hecho sin precedentes.

Me urgía salir de casa, saber que Domi (mi marido) y Sofía estaban bien. Afortunadamente el primero no tardó en llegar, me contó rápidamente como sintió que ahí se le iba la vida viendo a la gente correr despavorida ante el acontecimiento. Salimos de casa inmediatamente, recogimos a Sofía y vino la pregunta: ¿Qué hacemos?, inmediatamente le dije: ¡pues debemos dar testimonio!

Justo circulábamos en la esquina de Morelos y Cuauhtemotzin cuando me baje del auto. Acordamos que Domi llevaría a mis hijas con los abuelos y nosotros seguiríamos con nuestras actividades.

Caminé a partir de la casa de La Chica (en la esquina de la avenida Morelos con Bartolomé de Las Casas) hacia el norte; las personas aún corrían, otras gritaban y unas más se protegían.

Nunca pensé que eso ocurriría en Cuernavaca… edificios tan emblemáticos como el museo de la Ciudad, la catedral, la parroquia de Guadalupe, destrozados.

Conforme más caminaba más angustia se vivía, Mi intención era llegar a la Torre Latino y llegué para ver a los cuerpos emergencia, el acordonamiento y a decenas de personas, algunas de las cuales curioseaban y otras más, solidarias, ayudaban a retirar escombros.

Un fuerte olor a gas se percibía en la zona, yo grababa con el teléfono todo lo que podía. No podía enviar información ante las fallas de la red de internet, sin embargo debía tener esas imágenes.

Me acercaba sin temor hasta que me topé con mi compañero Máximo Cerdio, quien me pidió que me alejara, me dijo que había riesgo de explosión ante la fuerte fuga de gas, que no había podido ser atendida.

Conforme pasaban los minutos más reporteros llegaban y todos me corrían y me decían: “¡No puedes estar aquí, es muy peligroso!” y yo me negaba a irme, me ganaba mi instinto reporteril; sin embargo tenían razón ¿en qué ayudaba yo con una panza enorme? Decidí retirarme, buscar información de mis fuentes desde un lugar seguro y así seguir dando seguimiento de lo ocurrido.

El desastre no sólo destrozó edificios, destrozó a cientos de familias, trastocó nuestras vidas y dejó huella.

A un año del sismo, les comentó que nació mi hijo, se llama Efrén y tiene 10 meses de edad, vivió el temblor en mi vientre; Sofía y Amaya siguieron su vida normal, aunque la más pequeñas aún padece las consecuencias del susto del temblor, mientras Domi sigue acordándose que pudo quedar aplastado en el tercer piso del estacionamiento del edificio Las Plazas. Pero lo vivido por nosotros fue nada, considerando qué hay quienes perdieron a sus familiares, lo cual es un daño irreparable y que a un año de lo ocurrido hay cientos de familias que no recuperan su hogar, que se quedaron esperando ayuda y que no han podido recuperar la tranquilidad.

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