Los daneses tienen muy clara la ventaja de andar en bici. Se mueven así para llegar al trabajo, para ir de compras o pasearse el fin de semana. Sólo se trata de una sola inversión, la compra de la bici, y después se invierte muy poco en su mantenimiento y, sobre todo, no produce emisiones de ningún tipo. Por supuesto las ventajas son múltiples: es una forma de transporte ecológica y limpia con cero emisiones, es una forma de ejercicio formidable, es un vehículo estéticamente atractivo y ocupa poco espacio en las calles.
Si empleáramos un poco nuestra imaginación, nos podríamos visualizar andando en bici en Cuernavaca, descubriendo lo retador que sería por tantos baches, hoyos, topes, las subidas y bajadas de las calles, sin mencionar ni siquiera la mentalidad de los choferes de rutas, autos y camiones. Lo que están logrando en Copenhague se da, por supuesto, con el apoyo total de las autoridades locales que han invertido fuertemente en infraestructuras, instalaciones y caminos para ciclistas, que ascendieron a 134 millones de euros en los últimos diez años, o sea el equivalente a millones y millones y millones de pesos… El punto aquí es que la inversión se hace a través de varios años, mejorando todo lo necesario para que los ciudadanos anden en bici con seguridad y con el derecho de paso.
Como bien lo sabemos, toda la inversión en México, tanto local como federal, está enfocada a crear mejores calles e infraestructura para una sociedad donde el vehículo de motor combustible sigue siendo rey. Sólo basta con salir al Paso Express para observar ese enfoque y esa dedicación a la producción permanente de emisiones de carbono. Pero si fuera posible convencer al gobierno local de mejorar nuestras calles, crear carriles para bicicletas, entre muchas otras cosas, la gente empezaría entonces a cambiar su actitud y buscar una alternativa mucho más saludable. Podríamos aprender de los daneses, por supuesto. Actualmente, en Copenhague hay 265 mil 700 bicicletas registradas con acceso al centro de la ciudad en un día cualquiera, mientras que solamente 252 mil 600 vehículos hacen lo mismo. Aunado a esto está el transporte público, que es la segunda forma más utilizada de transporte en la ciudad, elegida por 20% de los habitantes de la ciudad y de los pueblos cercanos, quienes tienen que viajar a Copenhague por razones de trabajo.
Lo que sería estupendo es andar en bici por gusto, para contribuir de manera contundente a lograr una sociedad con cero emisiones, con el beneficio añadido de practicar ejercicio y mejorar la salud. Mucha gente no tiene una alternativa, no tiene acceso a autos y la verdad es que son estas personas las que están mostrando que sí es posible y que sólo tenemos que ser más visionarios y exigir a nuestras autoridades invertir en un sistema de transporte público eléctrico, seguro y moderno, así como en espacios dedicados a los ciclistas y en una campaña de concientización. Si nosotros lo tenemos difícil por el mal estado de nuestras calles, los daneses lo tienen igualmente difícil cuando cae la nieve y las temperaturas se hunden bajo cero en invierno. Pero ellos no se dan por vencidos… y siguen andando en bici.
Fuentes: http://ecocosas.com