No importa que ni el elefante ni el panda gigante sean animales que encontremos andando por el campo aquí en México. Los conocemos por fotos, videos, visitas a zoológicos, etcétera. Son dos especies nobles y extraordinarias que representan muy bien cómo el ser humano las puede destruir, mientras que otros hacen todo lo posible por cuidarlas. Es una paradoja muy fuerte.
El primer censo (www.greatelephantcensus.com) de elefantes en África, conocido en inglés como el Great Elephant Census, ha sido publicado recientemente y los resultados son alarmantes. Entre 2007 y 2014 el número de estos animales majestuosos ha disminuido en un 30%, lo que significa 144 mil animales perdidos. El censo fue llevado a cabo por 90 científicos en 18 países africanos. La desaparición del elefante es más notable en Angola, Mozambique y Tanzania. En un sola área de Zimbabue la población de elefantes ha bajado en un terrible 74%. El mayor peligro para estos animales es el ser humano, es decir los cazadores furtivos que los matan para cortarles los colmillos. No hay nada más repugnante que ver un elefante muerto con su cara destruida y sus colmillos removidos. Se trata de un nivel de crueldad que no puedo imaginar, pero condeno la práctica con toda mi alma. Por la misma razón, podemos contar con los dedos de una sola mano el número de rinocerontes blancos vivos. Existe un solo macho que lleva a cabo su vida acompañado permanentemente por guaruras con rifles. Si éste no se cruzara con las tres hembras que siguen vivas en zoológicos, habrá que decir adiós para siempre a esta especie. Y si permitimos la matanza tan acelerada del elefante africano, pues llegaremos a la misma situación que la del rinoceronte blanco.
El colmillo surte el mercado ilegal de marfil y los esfuerzos por controlar la matanza del elefante también se centran en acabar con ese mercado tan nefasto. Se trata de dos vertientes de acciones: una para atrapar a los cazadores y la otra para prohibir por completo el consumo de marfil en Asia, en particular en China y Vietnam. Las personas involucradas en este mercado llegan a recibir hasta mil 100 dólares por kilo de marfil en el mercado negro. Por ser una mercancía prohibida su precio sigue en aumento y su venta sigue prosperando, desafortunadamente.
El panda gigante es conocido de todos, querido por el mundo entero y reconocido como otro animal que podría desaparecer de la Tierra. La buena noticia es que hoy ya no está en la lista de especies amenazadas, aunque sigue siendo altamente vulnerable. Es un animal grande, lento, de color blanco y negro, que pasa su día comiendo bambú y moviéndose lánguidamente en su hábitat sin ninguna preocupación. No se reproduce frecuentemente pero aun así su población sigue aumentando paulatinamente y se dice que existen actualmente más de dos mil pandas vivos. Las autoridades chinas han hecho mucho por apoyar estos animales, incluyendo un gran esfuerzo por cuidarlos en su hábitat natural, creando áreas protegidas de bosque y bambú, además de parar la deforestación ilegal. Uno de los problemas lo constituye la disminución de la cantidad de bambú disponible para estos animales, debido al cambio climático; de ahí la gran importancia de esas nuevas reservas forestales.
El ser humano da con una mano y quita con la otra. Lo que tenemos que hacer es dar lo mejor de nosotros, apoyar a las personas que dan mucho y quitan poco, y saludar sus esfuerzos. El marfil es una palabra que tendría que desaparecer del diccionario, pero falta mucho para llegar a ese punto. La próxima vez que mates un insecto, detente un momento y piensa en el futuro de las especies en peligro de extinción. Ellas nos necesitan, más urgentemente que nunca.