Martes, 15 Mayo 2012 07:18

Lo que el tsunami se llevó

Reportera
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El tiempo corre, los días pasan, las semanas, los meses, los años... No nos damos cuenta, hasta festejar nuestro cumpleaños o celebrar algún aniversario, y de repente nos percatamos del fluir del tiempo. Pasó hace poco un aniversario interesante que no se festeja, pero que se reconoce por su impacto y trascendencia. Me refiero al terremoto y al consecuente tsunami que azotaron Japón hace un año con enorme fuerza. La fecha, si recuerdas, fue el 11 de marzo de 2011.

Japón se ha apegado a su estricto programa de reconstrucción en la zona grande de destrucción pero todavía queda mucho por terminar. Ha sido un año muy difícil para los habitantes que sobrevivieron el desastre, sobre todo por la terrible pérdida de familiares y amigos, además de sus casas y sus pertenencias. Justo cuando se acercaba la fecha del primer aniversario, diversos objetos empezaron a aparecer en las costas de Norte América. Es testamento del poder de las corrientes de los océanos que estos objetos de repente aparecieran en otra parte de nuestro planeta Tierra. El primero que llamó la atención fue un barco japonés de 61 metros de largo que apareció cerca de la costa de Alaska, llamado “barco fantasma” porque se movía a la deriva, sin propósito, sin luces ni motor, sin presencia humana... Hace unas semanas el barco fue hundido ex profeso ya que presentaba un peligro para otros barcos que normalmente transitan por esas aguas. Es altamente probable que llevara en sus tanques alrededor de siete mil 500 litros de diesel, ahora ya tirados al mar. Debe haber viajado unos ocho mil kilómetros para llegar a Alaska. No se sabe cuántos barcos fueron destruidos por el tsunami, ni se ha calculado la cantidad de petróleo que se tiró al mar, ni cuánta basura en general se sigue desplazando por las corrientes del mar, pero sí se sabe que son muchos desechos y de todo tipo. Las aguas del tsunami arrastraron seres humanos, casas, fábricas, maquinaria, vehículos y muchos otros objetos a su regreso al mar, todo lo cual sigue flotando y contaminando terriblemente los océanos.

Un objeto que llegó a las costas canadienses fue una moto de la marca Harley-Davidson. Gracias a la placa de la moto encontraron al dueño, un tal señor Yokoyama, quien perdió su casa y a tres miembros de su familia en el tsunami. Fue gratamente sorprendido al reconocer su motocicleta. Se estima que llegarán muchas más de tantas pertenencias perdidas a las costas de Alaska, Canadá, Washington y Oregón este año, durante todo 2013 y hasta en 2014. Ya están encontrándose objetos como pelotas de fútbol y voleibol, contenedores de plástico y boyas, entre muchas otras cosas. Es posible que hasta un millón de toneladas de basura llegue a las costas norteamericanas. Es casi inimaginable…

En general, y tristemente, los océanos están llenos de basura, como lo he mencionado en notas anteriores. La mayor parte de esta basura viene de la tierra, o sea de nosotros los seres humanos, y un gran porcentaje de ella está hecha de plástico. La basura en el océano causa graves problemas para la flora y la fauna marinas, para el turismo y los barcos en general. La basura que viene de Japón es llamativa ya que el tsunami fue una noticia que causó mucho impacto informativo a nivel mundial y hoy somos muchísimas personas alrededor del planeta las que nos estamos enterando de los objetos perdidos. Se espera que la basura del tsunami enfoque la atención hacia la amenaza mundial del mar por el plástico y en general nuestra falta de respeto por el medio ambiente.

Otro resultado trascendente del tsunami fue la decisión por el gobierno de Japón de abandonar su programa nuclear después de observar la inestabilidad de la central nuclear de Fukushima, que fuera tan seriamente dañada por el terremoto y la ola de agua. La zona cercana a la central sufre de altas cantidades de radiación nuclear, todavía hasta la fecha, y las consecuencias serán a largo plazo.

Empecé esta nota hablando de lo rápido que pasa el tiempo y cómo no nos damos cuenta de ello. Tenemos vidas muy frenéticas y ocupadas y se nos olvidan muchas cosas. Pero no debemos olvidarnos del problema de la basura marina, nunca. No tenemos que vivir en la costa para apreciar la responsabilidad que compartimos todos. Yo espero que con la llegada de tanta basura del tsunami japonés podamos tomarnos unos minutos para pensar en nuestras pertenencias, si realmente las necesitamos todas, y si pudiéramos vivir sin plástico. Porque el tiempo seguirá corriendo… y la basura seguirá llegando.

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