Es un lugar privilegiado porque tengo plantas, tengo árboles, tengo un jardín que existe en tiempo de sequía por el maravilloso apantle que pasa por un lado de mi casa. Sin este sistema de riego que muchos aprovechamos en el estado de Morelos, no tendríamos árboles, plantas ni pasto. Somos benditos de tener agua y debemos ser conscientes de nuestra buena fortuna.
Del náhuatl atl, agua, y pantli, hilera o fila, el apantle es un canal de riego que transporta agua de manantiales alimentados por el deshielo del Popocatépetl. Cada vez que veo la nieve que decora el volcán pienso en el agua que nos regalará más adelante. El agua corre por una red de apantles y surte a los muchos viveros que tenemos en el estado. Desafortunadamente, el apantle ha sido víctima de tremendo abuso durante los años y utilizado por innumerables personas para lavar la ropa, el coche, el perro, ellos mismos, o simplemente identificado como un desagüe útil y conveniente para tirar agua clorinada de las albercas o, peor aún, para tirar aguas negras. Es también tratado como un lugar perfecto para depositar la basura. Así pues, el agua que llega a mi casa viene ya opaca, llena de botellas y bolsas de plástico, contaminada con detergentes y otros químicos, y a veces huele horrible. Es un milagro que vivan peces allí pero sí, todavía hay peces extraños en el agua; a veces hasta tortugas. Esta agua sirve para regar mi jardín y en verdad somos afortunados que los árboles y las plantas encuentren agua suficiente, pero a veces pienso en el veneno que les estoy suministrando, gracias a las personas abusivas que ya han echado a perder el agua. Si comparamos el agua que sale en Chapultepec con la que recibo en Jiutepec, es enorme la diferencia: de agua cristalina se ha vuelto agua lodosa, opaca y jabonosa.
Uno de los problemas más fuertes que estamos viviendo en el caso de los apantles es el desarrollo imparable de viviendas. No estoy en contra de la construcción de casas per se; estoy en contra de los desarrolladores que no toman en cuenta el valor de los apantles. Los consideran más bien como drenajes y muestran una total falta de respeto hacia esta fuente de agua tan importante: son considerados como drenajes convenientes porque son perfectos para recibir los desechos fecales provenientes de las unidades habitacionales. Se trata de canales abiertos que distribuyen de manera muy eficiente los coliformes fecales, llevándolos no sólo a los viveros sino también a las casas. Cuando se desbordan --algo que pasa seguido--, se crean charcos en los cuales caminamos, contribuyen a formar un ambiente ideal para la propagación de mosquitos, y los perros y otros animales toman de esa agua. La cantidad de coliformes fecales encontrados en estas aguas rebasa con mucho la norma mexicana permitida y cada vez que alguien se mete al apantle, sobre todo un niño, está en riesgo de enfermarse seriamente.
Hay un término especial para describir lo que está pasando con nuestros apantles: el ecocidio. Wikipedia lo define como “el deterioro del medio ambiente y los recursos naturales como consecuencia de la acción directa o indirecta del humano sobre los ecosistemas”. Actualmente hay esfuerzos por parar este ecocidio por parte de los muchos ciudadanos que sí tienen una conciencia ecológica, pero se topan con corrupción, frustración y falta de interés por parte de las autoridades. Los desarrolladores siguen con sus planes a como dé lugar, sin tomar en cuenta las consecuencias negativas de sus actos. Obviamente no tienen conciencia ecológica alguna porque siguen construyendo sistemas de drenaje inadecuados. La mala construcción de los drenajes y la falta de suficientes plantas de aguas negras para tratar tanta agua sucia son causas de la contaminación cada vez peor de nuestros maravillosos apantles.
Sin los apantles ya no tendremos ni plantas ni árboles: ¿es esto algo que quieres o puedes permitir? Sólo consulta tu conciencia ecológica y sabrás la respuesta.