Martes, 04 Octubre 2011 08:19

Una mujer africana extraordinaria: Wangari Maathai

Reportera
Lectura 2 - 4 minutos

Una mujer extraordinaria murió la última semana. Wangari Maathai era su nombre y tal vez uno que no sea suficientemente conocido entre los mexicanos. Del país africano Kenia, Wangari Maathai desde la década de los setentas trabajó arduamente para mejorar la vida de las mujeres africanas, para asegurarles fuentes de agua potable limpia y para reforestar, plantando muchos millones de árboles durante su vida.

Nació en 1940 en un pequeño pueblo llamado Ihithe. Una vida sencilla, sin electricidad, pero rodeada de la naturaleza con leopardos y elefantes en los bosques cercanos, además de agua limpia, tierras fértiles, comida y trabajo para todos. Mucho ha cambiado desde entonces: la agricultura comercial, las plantaciones de té y el sistema económico “moderno” causaron deforestación y pobreza. Su conexión profunda con la tierra se debió a su vida de joven en Ihithe, aunque después tuvo la oportunidad de estudiar y de probar que tenía una mente académica excelente; siempre decía que la tierra le enseñó todo. Obtuvo una beca para estudiar primero en Estados Unidos, luego en Alemania y finalmente regresó a Kenia, donde terminó su doctorado, la primera mujer en Centro y África Oriental en alcanzar un nivel académico tan alto. Trabajó como veterinaria y viajó a algunas de las zonas más pobres de Kenia, donde vio con sus propios ojos la destrucción de la naturaleza y la vida de la gente, sobre todo de las mujeres, cuyas condiciones de pobreza le afectaron enormemente.

Su trabajo le hizo entender la problemática de la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y la pobreza que de ello resultaba. Así nació su determinación por ayudar a esas personas, además de su compromiso para mejorar el cuidado del medio ambiente. En 1977 estableció el Green Belt Movement (www.greenbeltmovement.org) específicamente para ayudar a las mujeres más afectadas por la destrucción del medio ambiente. Empezó así su campaña por plantar árboles y pronto su trabajo se volvió símbolo de la búsqueda de la democracia en Kenia: plantar un árbol se convirtió en un acto político y todos los involucrados empezaron a exigir la transición pacífica a la democracia. Para ella fueron tiempos difíciles y peligrosos, ya que el entonces presidente corrupto Daniel Arap Moi estuvo en contra de ella y de su trabajo. Uno de los muchos logros de Maathai fue la cancelación de un enorme proyecto de oficinas de lujo en el centro de Nairobi, lo cual enfureció al presidente.

En 1992 se encontró en la lista negra de personas nombradas por el gobierno. Su vida estaba en serio riesgo. Sin embargo, se cuidaba y seguía, a veces haciendo huelgas de hambre, pero siempre consciente de su vocación y segura de sus convicciones. No dejaba de laborar y, con mucha inteligencia, involucró a la comunidad internacional, recibiendo el apoyo de muchos políticos alrededor del mundo. Mientras tanto el Green Belt Movement estaba creciendo considerablemente: una red de 600 grupos comunitarios tenían árboles creciendo en 6 mil viveros para su plantación futura. Para el año 2004, habían plantado más de 30 millones de árboles y el Movement tenía presencia en 30 países. Desde la década de los noventas Maathai había incursionado en la política y fue instrumental en la salida de Moi de la presidencia en 2002. Dos años después, en 2004, le fue otorgado el premio Nobel de la paz. Fue del disgusto de muchas personas pero tal distinción fue muy significativa: ella logró comunicar el mensaje que la ecología y la democracia son inseparables. La paz sólo se logra a través del respeto para ambos: los derechos humanos y el medio ambiente.

“Cada persona debería plantar un árbol”, decía, y ésta es una llamada que todos deberíamos escuchar. Su trabajo en Kenia fue extraordinario, para una mujer que vivía en un país donde la mujer fue y es todavía tratada como una persona de segundo nivel. Su legado lo constituyen los millones de árboles que fueron plantados gracias a ella, la lucha por la democracia, un movimiento por la paz en contra de la corrupción. Su fallecimiento a los 71 años de edad por causa de cáncer ha dejado un hueco enorme. Ella fue en vida el ejemplo por excelencia para todos nosotros, quienes queremos actuar a favor del cuidado del medio ambiente.

Que descanse en paz esta maravillosa mujer, Wangari Maathai, 1940 - 2011.

Rosalind Pearson Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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