No cabe duda que los huracanes nos dan pavor. Los temblores también. No sé cuál de los dos sea peor, pero tengo claro que los diferentes sucesos naturales me llenan de angustia y miedo y, sobre todo, de mucho respeto para el planeta.
Hay quien dice que la Tierra está enojada con nosotros. Ver tres huracanes a la vez en el Océano Atlántico es algo extraordinario, sobre todo por la ferocidad de cada uno de ellos. Sentir el temblor de la semana pasada y su poder tan inmenso es algo espeluznante: uno siente tanta impotencia frente a estos movimientos telúricos. Hemos recibido tal cantidad de agua pluvial en estas últimas semanas que la tierra, los ríos, las presas, los apantles, todo está saturado a más no poder. Aunado a esto, el temblor nos golpeó seriamente. Aquí en Morelos lo sentimos muy fuerte, pero no tanto como nuestros hermanos, familiares y amigos en Chiapas y Oaxaca, los dos estados más cercanos al epicentro en esta ocasión.
También fuimos testigos del avance del huracán “Irma” que azotó las islas caribeñas antes de llegar a la Florida. ¿Será que esta tormenta haya servido para convencer a las personas ignorantes de la existencia irrefutable del cambio climático? ¿Tenemos que esperar que la Tierra nos muestre su enojo para aceptar que el calentamiento global es un hecho evidente? Necesitamos estar conscientes de lo que le está pasando a nuestro planeta. Veamos algunas estadísticas a la fecha:
- Desde 1970 el número de desastres naturales a nivel global se ha multiplicado por cuatro.
- Suceden alrededor de 400 eventos extremos al año, incluyendo tormentas, deslizamientos de tierra, sequías intensas e incendios forestales.
- La actual temporada de monzón ha causado inundaciones devastadoras en Asia del Sur. Hasta la fecha han muerto más de mil 200 personas. Como resultado, actualmente en la India, Bangladesh y Nepal hay millones de personas vulnerables a la escasez de agua y alimentos. Casi la mitad del país de Bangladesh está sumergida bajo el agua.
- La ciudad estadounidense de Houston, Texas, fue golpeada por la tormenta más destructiva en 50 años, durante la cual se estableció un nuevo récord de precipitación en la historia de los Estados Unidos.
(información de www.economist.com)
Es curioso notar que ha disminuido el número de personas que pierden la vida debido a estos eventos causados por el cambio climático. Esto es gracias a que estamos diseñando mejores edificios y tomando más medidas para proteger a la población, en términos generales. Sin embargo, dado que estos acontecimientos suceden cada vez con más frecuencia, la inversión de parte de gobiernos y del sector privado tiene que ser cada vez mayor. Nuestra realidad se basa en mitigar a como dé lugar las consecuencias del cambio climático. De lo contrario, la vida se volverá cada vez más complicada.
Para la gente de Juchitán y otros pueblos de Oaxaca y de Chiapas la vida ya es hoy sumamente complicada. Es muy importante participar y donar lo que podamos a través de la Cruz Roja que tanta ayuda aporta en estos momentos. La Tierra sí que está enojada con nosotros…