“Hay un único lugar donde ayer y hoy
se encuentran y se reconocen
y se abrazan. Ese lugar es mañana.”
Eduardo Galeano.
No puedo negar que uno de mis pensadores favoritos es Eduardo Galeano. Me encanta escucharlo y verlo con sus disertaciones que me hacen pensar y repensar en la vida que llevamos tanto como personas y animales políticos.
Estos son tiempos de miedo, ansiedad e incertidumbre. Y a partir de ya, nos han vuelto a encerrar en la jaula de nuestras casas. Se dice que cada siete de diez camas, ya están ocupadas en los hospitales, y que, si decidimos salir a las calles, todo será para empeorar.
Hay gente que sigue sin creer en la pandemia que vivimos. Sigue haciendo su vida como si nada pasara. Confirman que todo es mentira porque toda la gente a su alrededor sigue viva, y que nos están manipulando. Y, sin embargo, se mueve. La pandemia se sigue moviendo, sigue su paso implacable matando gente. Llevándose a los nuestros. A nuestros bienamados.
Antes pensábamos que esto se iba a acabar muy pronto, que sólo sería un par de meses y que todo volvería a la normalidad. Pero ahora estamos peor porque viene el rebrote.
Leía hace algunos días, y de pasadita, algo sobre el miedo y la vida. Decía algo así como: mira la naturaleza, las plantas siguen creciendo, las aves siguen trinando, los océanos y la vida en ellos sigue su curso, nuestros perros y gatos siguen su día a día como si nada. Todo en la naturaleza sigue su curso normal. Y los únicos que viven aislados, encerrados sin poder disfrutar de la vida, viviendo con el temor de lo que les podría suceder si salen de sus jaulas, son los seres humanos.
Sabemos que los culpables somos nosotros, los seres humanos que en esta loca carrera nos hemos aprovechado de las bondades de nuestra madre tierra. Unos más, otros menos, pero todos tenemos la culpa de lo que nos está pasando.
Hoy desperté con una frase de este gran pensador y escritor. La busqué en internet para citarla textualmente, y dice: “Creo que hay que pelear contra el miedo, que se debe asumir que la vida es peligrosa y que eso es lo bueno que la vida tiene para que no se convierta en un mortal aburrimiento”.
Y estoy de acuerdo, la vida es peligrosa, sin dejar a un lado que es hermosa y placentera. Pero también tiene momentos muy difíciles. Momentos que nos producen miedo y que nos provocan a detenernos, a quedarnos sin hacer movimiento alguno porque podría ser peor.
Todos estamos sintiendo ese miedo en estas circunstancias. Este es un buen momento para enfrentarnos a este mortal aburrimiento. Ricos y pobres, mexicanos y extranjeros estamos en el mismo barco de la incertidumbre y del temor. Podemos asegurar que quienes más están sufriendo siguen siendo los pobres. Los desposeídos. Hay quienes tienen una seguridad económica y otros que no la tenemos. Y en estos tiempos muertos -literalmente hablando- sin trabajo, los pocos recursos se están agotando.
Este es un buen momento para mostrar nuestra solidaridad y empatía con nuestros semejantes. Seamos solidarios con ellos. Por lo menos haz una buena obra durante el día. Por lo menos a una de esas personas que lo necesitan.
Dentro de unos días se conmemorará el natalicio de un hombre que nos legó una gran herencia. No importa si eres creyente o no. No importa si eres de una religión o de otra, o no tienes ninguna. Lo que importa es la herencia, las grandes lecciones que nos dejó. Entre ellas: “Amaos los unos a los otros”. Y esta es una gran oportunidad para demostrarlo. Este es el momento para llevar esta acción a cabo.
Da lo mejor de ti, cuídate y cuida a los tuyos. Así nos protegemos todos. Dejemos atrás la incertidumbre y el miedo. Construyamos un nuevo futuro.
Y para finalizar, nuevamente parafraseando al Maestro Galeano, me despido: “hoy, más que nunca, es preciso soñar. Soñar, juntos, sueños que se desensueñen y en materia mortal encarnen.
Feliz Navidad. El sueño nuevo ha comenzado.