“La pobreza no la crea la gente pobre.
Esta es producto del sistema que hemos creado,
por ende, hay que cambiar los modelos y
conceptos rígidos de nuestra sociedad”.
-Muhammad Yunus-
En un pequeño artículo, Elena Novillo Martín nos dice que el concepto de Economía Social y Solidaria (ESS) surge a mediados del siglo pasado como una solución contra la desigualdad que el sistema genera y propone unas prácticas alternativas al sistema económico actual mediante la aplicación de valores universales, como la equidad, la justicia, la fraternidad económica, la solidaridad social, el compromiso con el entorno y la democracia directa. Para la ESS estos son los valores que deben regir la sociedad y las relaciones entre las personas. La economía social y solidaria pone en el centro de la economía el bienestar de las personas, situando los recursos, la riqueza, la producción y el consumo como meros medios para alcanzar tal fin.
Si observamos detenidamente, estos conceptos están en oposición a los conceptos del neoliberalismo en el que la riqueza queda sólo en algunas manos explotando al máximo el recurso humano para beneficio de unos cuantos. Los dueños absolutos de todo.
Si bien es cierto que siempre han existido formas y prácticas de economía social, a lo largo de la historia, las raíces de estos conceptos se encuentran en las corrientes ideológicas del siglo XIX. Es en los años setenta del siglo pasado cuando comienza a emerger la Economía Solidaria como un modelo económico con una visión global de transformación social, constituyendo una forma de combatir la pobreza, la desigualdad y la ausencia de respeto por el entorno.
Roberto D. Roitman, en su libro “de qué hablamos cuando hablamos de economía social”, nos menciona que “…es una pregunta sencilla cuando la repuesta brota desde la vivencia de una economía que reproduce la vida, que entrama familias y organizaciones teniendo en el centro a la persona humana, que desarrolla las solidaridades recíprocas, las conveniencias mutuas, el comercio con justicia. En definitiva, nos insta a construir comunidad de productores y consumidores preocupado por un mundo sostenible para todos.”
Este concepto se encuentra sustentado en nuestra carta magna en el artículo 25 en el que se reconocen formalmente las formas de organización social. Y, de igual manera sus formas específicas se encuentran en la ley de la economía social y solidaria.
Es de fundamental importancia que se analicen y se lleven a cabo acciones para implementar la ESS en todos los estados del país. Y es, en ese sentido, que quiero hacer un reconocimiento a una persona que lleva muchos años realizando proyecto de ESS. Me refiero al padre Marcos Linares Linares, pionero de la ESS en México. El padre Linares comenzó su cruzada en el estado de Michoacán. Ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales, y, obvio, todo se debe a los cambios radicales positivos que se han visto cristalizados en las comunidades donde se han implementado proyectos productivos.
Te invito a ver, estimado lector, lectora, este video en youtube, en el que un programa de televisión de Estados Unidos hace un reportaje sobre las acciones realizadas por el padre Linares. https://www.youtube.com/watch?v=tGMVt01Leps&t=83s
El padre Linares sigue su cruzada como Coordinador a través de Pronaes (Promotora Nacional de Economía Solidaria) y llegó a Morelos hace unos días para realizar el Primer Foro de Economía Social y Solidaria en el cual, presentó el proyecto para iniciar trabajos. El licenciado Víctor Villalobos Ocampo fue nombrado coordinador estatal, profesionista que lleva varios años realizando esta labor no solamente en Morelos sino en otros estados de la república. Todo esto con el objetivo de organizar a nuestras comunidades y comenzar a realizar proyectos productivos que traigan beneficios reales para generar una calidad de vida más digna y más igualitaria para la mayoría de nuestra población. La economía solidaria viene como una reacción, precisamente, para buscar esa justicia social que se ha ido relegando por los intereses privados o por el modelo capitalista, y lo que busca es la dignidad de la persona, que es lo que ha faltado en el modelo actual.
La ONU nos dice que “la Economía Social y Solidaria enfatiza también el papel de la ética en la actividad económica. Muchos gobiernos empiezan a reconocer la necesidad de democratizar los sistemas económicos y de gobernanza, reconociendo así los papeles no solo de los actores públicos y privados sino también de las organizaciones e instituciones comunitarias y colectivas al igual que la importancia de las alianzas intersectoriales.” Y todo esto conlleva, por consecuencia, al logro de una cultura de la paz. Porque cuando una persona tiene una forma digna para vivir es muy poco probable que caiga en las garras de la delincuencia.