"El lenguaje político está diseñado para
que las mentiras parezcan verdades,
el asesinato una acción respetable y
para dar al viento apariencia de solidez”
-George Orwell-
Todo comenzó hace unos días con la celebración del día de la mujer, el tema del feminismo y, más tarde, el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Mucha información en las redes y, hace un par de días, con la serie que se está transmitiendo por televisión sobre el último. Mucho bombardeo informativo. En esos momentos recordé a Noam Chomsky, gran lingüista y pensador contemporáneo que cuestiona: ¿Cómo es que tenemos tanta información, pero sabemos tan poco?
El día de la mujer vi hombres regalando flores a las mujeres, mujeres que publicaban en las redes que no era un día de fiesta, decían que era un evento en el que se recordaba la lucha de la mujer para lograr la equidad de género y que no aceptarían regalos. Mujeres que en su marcha no aceptaban bien a bien la participación de los hombres. Y con lo de Colosio, se abrió la herida dolorosa de las muertes que oscurecen el desarrollo de nuestro país. Y aunado a esto, lo que sucede todos los días en nuestras calles. Violencia y muerte.
Tenemos mucha información, pero, de todo lo que nos dicen, ¿qué es verdad? ¿Qué es mentira? Alguna vez lo dije. Estos tiempos son para investigar y demostrar la verdad. Tenemos acceso a mucha información, y tenemos que ser muy sabios para no dejarnos llevar por sofismas
Han pasado veinticinco años, y todavía no sabemos la verdad sobre la muerte de Colosio. Podemos conjeturar que fue un crimen de Estado. Y, sin embargo, no podemos decir, a ciencia cierta lo que sucedió. ¿Fueron dos disparos de diferente calibre? ¿Es verdad lo del asesino solitario? ¿Sembraron las pruebas para culpar a Mario Aburto?
Nadie confía en la política. Nadie confía en los políticos. La política es el arte de engañar, afirmó Maquiavelo. Jean Rostand decía que, en política, la mentira de ayer es atacada sólo para halagar a la de hoy. La sociedad se siente lastimada por todo lo que ha sucedido en la historia de México. Y, sin embargo, yo sigo creyendo en lo que decía Gandhi: Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.
Hablo con mucha gente. En las calles, con las amigas y amigos, con los vecinos, y, en sus rostros se nota el desasosiego, la incertidumbre, el hastío. Algunos ya emigraron a otros estados o a otros países porque perdieron la fe en nuestras instituciones. Yo me cuestiono muchas cosas. Principalmente en qué les dejaremos a nuestros hijos e hijas para construir el futuro. Tengo miedo, me angustio. Y, sin embargo, también saco la casta y me convenzo de que tengo que seguir luchando para tener un mundo mejor, me convenzo de que tengo que aguantar y ser tolerante para poder encontrar el secreto que me permita poner remedio a tanta injusticia y desigualdad. Siempre trato de tener confianza. Sí se puede. Al final, la verdad tiene que salir a flote.
El hecho de encontrarnos frente a un nuevo paradigma político me da confianza. Sé que habrá errores, nadie es perfecto. También sé que entre lo que se dice y lo que se hace hay una diferencia abismal. Y también sé que, en muchos casos, el enemigo está en casa. Pero también creo, y siempre lo he creído, que la participación ciudadana es fundamental. En este sexenio se tiene que consolidar la verdadera participación ciudadana para que tengamos otros resultados. Para que nuestra sociedad mejore en todos los sentidos. Y esa participación ciudadana tiene que ser incluyente. Los problemas son de todos y de todas. Los problemas de las feministas son de toda la sociedad, los problemas de las madres y padres solteros son de todos, y así es con todos los problemas sociales. Todas y todos vivimos aquí, por lo tanto, tenemos que actuar en conjunto. Tenemos que hablar y actuar con humildad y, sobre todo, tenemos que actuar con verdad para vivir en armonía. Muchos creerán que esto nunca se va a dar. Que viviremos siempre en un mundo de mentiras porque así ha sido. Que todo es una contradicción. Qué todo es un absurdo. Pero, como dijo Merlí: Qué la vida sea absurda no implica que debamos caer en una profunda apatía. La sociedad tiene que actuar. Y pronto.