“Esta es una de las mayores comprensiones
en el campo de la motivación humana:
Las necesidades satisfechas no motivan”.
-Stephen R. Covey-
Después de pensarlo por un buen rato, porque estoy piense y piense cómo ponerlo por escrito, voy a empezar con esta frase que he cavilado por mucho tiempo: “No importa lo que hagamos como padres, al final siempre nos equivocaremos”. Y esta otra que va junto con pegado con la anterior. “Los hijos siempre seremos ingratos con nuestros padres”.
Como siempre, comienzo hablando de mi caso personal. Yo no provengo de una familia adinerada ni educada. Mis padres eran gente de campo. Mi padre sabía leer y escribir un poco pero mi madre no. Ella aprendió muchos años después. Nos educaron como pudieron, más mi madre, porque era muy dedicada con nosotros. Tuvimos muchas carencias y, obvio, su manera de “educarnos” fue con el “cuerito”, mi padre, y con la chancla, mi madre. Ellos nos dieron lo que pudieron darnos. Hubo cosas bonitas en mi infancia, pero también hubo cosas horribles que algunos de ustedes ya conocen.
Lo más terrible fue enfrentar el alcoholismo de mi padre.
En fin, las necesidades me impulsaron a buscar formas diferentes de vivir. Estaba seguro de que había otras maneras más felices de ver y vivir la vida. Todo eso me llevó a buscar otros horizontes. Pero antes, viendo las necesidades de casa y los problemas económicos, siempre ayudaba a mis padres.
Recuerdo que cuidaba a mis hermanos menores, les daba de comer, lavaba sus pañales, eran de tela en ese entonces. Y, en fin, ayudaba en lo que se podía para tratar de estar en armonía con mi madre y mis hermanos. Desde jovencito comencé a trabajar y la necesidad me hizo buscar todo lo que deseaba vivir.
La necesidad me hizo aprender a tocar guitarra, a cantar, a hacer diferentes tipos de trabajos y a seleccionar aquellos con los que podía ganar más dinero y que fueran más fáciles.
Mi mente empezó a crear ideas para ser independiente. Quería ganar dinero desde la casa. Estaba cansado de trabajar para otros por casi nada.
En fin, estoy convencido de que la necesidad es un gran disparador de la creatividad porque te motiva a buscar formas diferentes para lograr lo que quieres.
Pero ahora que lo pienso mejor, más que la necesidad, es la carencia, definida como la insuficiencia para cubrir una necesidad o la ausencia de un elemento indispensable, lo que me motivó a buscar formas diferentes para lograr una mejor vida.
Por muchos años culpé a mis padres de todo lo que me pasaba hasta que entendí que ellos no pudieron darme más. Ya me daban todo lo que tenían. ¿Cómo pedirle peras al olmo? Llegó un momento de mi vida en el que dije que era suficiente. Entendí que cuando era niño yo dependía de ellos y que, si sufrí, ya de adulto tenía la capacidad para hacer todo lo bueno que quisiera. Ya estaba lejos de mis padres. Ya no me podían hacer daño. Me liberé y los solté. Podía vivir la vida como ellos me habían enseñado y seguir viviendo mal o buscar nuevos paradigmas para vivir una vida plena. Y así lo hice.
Al darme cuenta de esto, reflexioné. No los culpé más. Ahora, al contrario, les agradezco todo lo que me dieron y lo que no me dieron también. Pero no fue porque no hubieran querido. Ellos me daban todo lo que tenían. Absolutamente todo. Les agradezco lo que soy. Yo no sería lo que soy si no hubiera sido por ellos. Gracias, madre mía. Gracias, padre mío por todo lo que me regalaron. Perdón por la ingratitud.
Ahora que soy padre entiendo muchas cosas. Ahora estoy viviendo ese papel y me pregunto en qué habré fallado con mis hijos. No lo sé. Pero seguramente, en su opinión, en algo he de haber fallado. Lo que más me preocupa es que estamos viviendo en una época con carencia de valores. Hay muchos jóvenes que actualmente se afrentan de sus padres y los enfrentan y rebelan como antes no se había visto. La violencia familiar en México, de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSS) aumentaron las denuncias y hay 90 mil 352 carpetas de investigación por este delito en este 2018. La violencia familiar aumentó hasta 75% este año. Y seguramente hay más incidencia de este delito con las denuncias no presentadas.
Este artículo es la punta del iceberg. Seguiremos tocando este tema la próxima semana porque hay muchos cabos sueltos y hay que conectarlos para lograr el buen vivir.