“El legislador no debe proponerse
la felicidad de cierto orden de ciudadanos
con exclusión de los demás,
sino la felicidad de todos.”
-Platón-
Son las dos con cinco minutos de la mañana de este domingo. No puedo dormir. Mi mente está pensando todo lo que se está dando en estos días con el presidente electo. Habló con los legisladores, los presidentes municipales y los gobernadores electos, y su mensaje fue muy claro: Habrá un gobierno austero. El poder es humildad, los trabajadores de base y los sindicalizados van a seguir conservando su trabajo, con los ajustes que se obtengan se desarrollarán programas sociales como becas juveniles y pensiones para los adultos mayores y, la noticia más reciente, el Papa Francisco participará en el proceso de reconciliación y pacificación de México.
Tenemos que reconocer que AMLO no está esperando su toma de protesta para comenzar a trabajar. Él ya se encuentra trabajando desde antes. Desde siempre. Por la sencilla razón de que su proyecto alternativo de nación lo ha venido trabajando desde hace varios años. Y como lo comenté en mi artículo pasado, esta es la hora de la esperanza.
Debemos como mexicanos unirnos y trabajar codo a codo. Esta es nuestra oportunidad y no la vamos a desperdiciar. No hay duda que todo México, y muchos países extranjeros también, están poniendo los ojos en lo que viene para nuestra sociedad. No podemos fallarnos ni fallarles a nuestros hijos e hijas porque nos urge un mejor país.
Y en nuestro estado, además de nuestra participación como ciudadanos, las autoridades tienen que hacer lo que les corresponde. Y en el caso específico de nuestros legisladores, se tienen que crear leyes a la altura de las necesidades de nuestra sociedad. Venimos de una legislatura que se ha dejado manipular. Y a todos ellos les tocó su parte. Se hicieron ricos porque así convenía a sus intereses. Esta legislatura nos falló a todos. Ha sido la peor en mucho tiempo en nuestro estado.
A los legisladores entrantes les exigimos que cumplan cabalmente sus funciones en bien de la comunidad. Se necesitan personas cabales, verticales, honradas, honorables, con una ética a toda prueba. Tienen que estar conscientes de la gran responsabilidad que en ellos recae. Estamos comenzando una nueva era.
Se tienen que revisar muchas propuestas e implementar las que están pendientes para mejorar nuestras leyes: la revocación de mandato, la consulta ciudadana, el plebiscito, la ley de participación ciudadana. La democracia participativa tiene que ser uno de los puntos centrales de esta nueva era. Ya no podemos seguir la línea de la democracia representativa en la que, como ya lo hemos mencionado en esta columna, se elegía a los representantes populares y el pueblo sólo veía cómo hacían y deshacían a su antojo. Y que, además de abusar, se sentían todopoderosos. A partir de ahora también nosotros como ciudadanos debemos participar directamente. Nuestros representantes populares ganaron por nuestro voto, son empleados de la ciudadanía. Tenemos el derecho a exigirles que trabajen de manera adecuada y responsable en favor del pueblo. Y si no la hicieren así, tenemos el derecho de remplazarlos. Lo dijo AMLO, y lo dijo bien dicho: El pueblo pone, y el pueblo quita. Tomemos ese derecho de manera responsable y exijamos a nuestras autoridades que cumplan. Y si no cumplen, que se vayan.
Nuestros legisladores tienen un arduo camino que seguir, pero hay que hacerlo. Y además de la democracia participativa, también hay un tema que es parte del desarrollo de nuestra ciudadanía y que se llama: La filosofía del buen vivir, que es el derecho a vivir en un ambiente sano y etnológicamente equilibrado. Es la satisfacción plena de las necesidades básicas de toda población. Es el bien común y, que podemos sintetizarlo con las siguientes oraciones: Yo te cuido, tú me cuidas, nosotros nos cuidamos. Y que además de lo bueno para el ser humano, también tiene que ver con la madre naturaleza. Ella también tiene derechos. La hemos explotado tanto que ya no puede más. Y todo con la idea de vivir en armonía total.
Nuestros legisladores electos tienen una gran responsabilidad a partir de ahora. Dejemos el viejo México y démosle la bienvenida a un nuevo país, a una nueva sociedad provocada tanto por nuestras autoridades como por toda la ciudadanía, así como lo hicimos en estas elecciones pasadas. ¡Bienvenidos a la nueva era!