Así que hoy, llevando la contraria a la mayoría de los que escriben sobre viajes, yo no voy a recomendarles “los mejores destinos para…” sino las cinco experiencias que al menos a mí, me sirvieron para enamorarme (y re-enamorarme) algunas veces…
1.- Pasar un fin de semana entero sin salir de la habitación
No importa dónde estés, lo importante es salir de la rutina. Recuerdo que alguna vez yo acompañé a mi novio a Cuernavaca (vivíamos en la Ciudad de México) a hacer unos trámites y buscando un lugar para comer, nos alocamos y nos escapamos hasta Taxco. Eran los primeros meses juntos así que realmente lo que hicimos fue elegir el hotel más lindo de la ciudad, pedir una habitación y estar ahí dentro, en plena luna de miel. Salíamos a cenar, caminar tomados de la mano por la ciudad empedrada, tomar fotos de la catedral de Santa Prisca iluminada, pero luego volvíamos a nuestra madriguera de amor.
2.- Acampar
Si algo puede ser divertido y romántico es acampar en medio del bosque. Sí, hará frío, no se los voy a negar, pero eso justamente hará que mientras más pequeña y acogedora sea la tienda de campaña y más juntos puedan estar, sea mejor. Nosotros incluso nos metíamos al mismo sleeping bag para dormir (y todo lo demás) mucho mejor. Mientras más besos y miel hubiera, el campamento se ponía mejor.
3.- Tomar carretera en motocicleta
¿Qué mejor pretexto para abrazar a tu novio que ir montada de copiloto en su motocicleta? Sí, no es muy cómodo pero realmente la sensación del viento en la cara, mientras abrazas la espalda de esa persona especial es de lo más romántico que he experimentado. Claro no se si es una vivencia que a todas les guste. Algunas sólo con escuchar la palabra “moto” se asustan, pero bueno , si consideramos que yo viví eso con una persona de la que estuve enamorada platónicamente (y tal vez aún lo estoy) por tres años, a la que en otro contexto no podía abrazar mucho, pues una escapada en moto siempre se aprecia.
4.- Una escapada improvisada
Por supuesto que el enamoramiento es la etapa de la locura plena. Que una salida al cine o a cenar se convierta en una visita al mirador de la carretera a Cuernavaca y luego en una escapada a Acapulco, puede ser de lo más romántico, sexy y cargado de adrenalina. Claro que este consejo aplica para parejas mayores de edad, los niños que le avisen a sus papás y se pongan a estudiar (jejejeje). Pero ya si hablamos de otros niveles, yo tuve una amiga que salía con un piloto y que una noche la invitó a cenar y al más puro estilo de 50 sombras de Grey o Mujer Bonita, la subió a un avión y se la llevó a cenar ¡A Nueva York! Esa sí que es una escapada digna de ser recordada. Por fortuna el hombre había tomado la precaución de robar el pasaporte de la chica para que la sorpresa no terminara en una noche en la aduana norteamericana que no se le desea ni a tu peor enemigo.
5.- Un picnic nocturno
¿No tenemos dinero para viajar? ¡No importa! Hasta en un parque se puede construir esta experiencia. Una canasta linda, un poco de pan, queso, fruta y vino, un mantel y una manta y ¡listo! Mirar las estrellas, platicar, escuchar música con el ipod compartiendo los auriculares, y hasta poner una peli en la laptop mientras están tirados en el pasto puede ser perfecto para una noche de 14 de febrero al aire libre. Bueno, hasta la azotea de tu casa sirve si te pones creativo.
Lo importante es el detalle y chicos, no es cierto que las mujeres seamos interesadas. ¿Por qué nos gustan los regalos? Porque significan que estaban pensando en nosotras mientras los elegían. Dudaban, pensaban, preguntaban y se angustiaban en una tienda pero todo el tiempo en su mente está nuestra imagen. Y si vamos más allá…. ¿por qué nos gusta que nos regalen lencería? ¡Pues porque esos pensamientos están aún más enfocados! Así que chicos, pónganse románticos y ¡Feliz día del amor y la amistad!