Siempre he querido visitar Brasil en tiempos de carnaval pues no sólo Río se vuelve una fiesta, ciudades como Salvador de Bahia, Sao Paulo y Florianopolis también se transforman en una lluvia de colores, alegría y baile.
Cuando yo estuve en Río estaba terminando el invierno y aún llovía. El clima era fresco e incluso, algunos de mis paseos por Copacabana los acompañaron ligeras lloviznas. En ese viaje conocí a alguien que me hizo comprobar que los brasileños llevan la sensualidad a flor de piel, como si hubieran estudiado seducción entre sus asignaturas desde la escuela primaria.
Aquel atractivo e inteligente brasileño me contó cómo cada año viaja desde Sao Paulo, la ciudad donde reside, hasta Río de Janeiro con sus amigos para volverse locos en la fiesta del carnaval.
Me cuenta que entrar al Sambódromo puede ser una verdadera odisea y resultar bastante caro, por lo que los brasileños suelen disfrutar mucho más las fiestas y bailes callejeros y de playa.
Las entradas del Sambódromo se clasifican en cuatro tipos en función de los servicios que ofrecen. Las entradas para el Carnaval de Río se pueden adquirir en función del presupuesto disponible. Las Tribunas ofrecen un asiento de cemento y son las más económicas. La zona de sillas asignadas ofrece asientos numerados y los palcos abiertos disponen de 6 plazas y una mesita de centro. Las suites de lujo son las más caras, ideales para grupos de al menos 12 personas. Las entradas para el Carnaval de Río de este sector incluyen una cena, bebidas, camarero propio y servicio de seguridad.
Las escuelas de samba son el cuerpo y el alma del Carnaval. Están formadas por hombres, mujeres y niños de los distintos barrios de la ciudad que se reúnen para preparar el gran espectáculo de color, música y baile del Sambódromo, un estadio creado especialmente por el célebre arquitecto brasileño Oscar Niemeyer para albergar el concurso de desfiles de samba durante el Carnaval de Río. Las escuelas más importantes, tales como Mangueira, Beija Flor, Mocidade, y Salgueiro se esfuerzan en su impresionante actuación en el Sambódromo por conseguir ganar el codiciado campeonato.
Las escuelas de samba pueden invitar a un determinado número de visitantes a participar en su desfile. Se debe reservar la entrada junto con el traje de las escuelas de samba patrocinadoras para unirse a los bailarines de samba más alegres del país. Un jurado formado por 40 personas concede una determinada puntuación a las escuelas de la samba en función de diversos aspectos de su actuación, tales como el tema de la samba, la canción y la coreografía. Los resultados del campeonato se dan a conocer el Miércoles de Ceniza, un momento que toda escuela de samba ansía con impaciencia.
Si tu presupuesto no te alcanza para entrar al Sambódromo, o no planeaste el viaje con antelación y ya no conseguiste entradas, no importa porque en las calles también se vive el Carnaval y es allí donde realmente se revela la impresionante personalidad de Río de Janeiro.
Desde el Baile Mágico del Hotel Copacabana Palace, uno de los más lujosos de la ciudad, hasta el Baile de Disfraces Gay del Club Scala Rio en el centro de la ciudad, las opciones son infinitas para la diversión extravagante en Río durante el Carnaval.
Ahora, si lo que quieres es una celebración pura y cien por ciento carioca, lejos de las zonas turísticas, en cualquier barrio podrás vivir un verdadero bloco, es decir, una fiesta callejera. Algo imperdible es el Banda de Ipanema, un desfile que vale la pena presenciar durante el Carnaval de Río con un explosivo ambiente afrobrasileño.
Los Carnavales han sido una fiesta masiva durante siglos. Los griegos celebraban numerosas fiestas de este tipo en honor del dios del vino. Los romanos las siguieron celebrando en honor a Baco y durante las Saturnalia, donde los hombres pasaban un día entero en estado de embriaguez y según la tradición, los amos y los soldados se intercambiaban la ropa. La Iglesia Católica romana adoptó más tarde estas celebraciones hasta el Miércoles de Ceniza, el primer día de Cuaresma del calendario cristiano. "Entrudo" es el nombre de un festival portugués que al parecer está en el origen del Carnaval de Río. El primer baile del Carnaval de Río se celebró en 1840 y los participantes bailaban polcas y valses, en contraposición con la samba, que no fue introducida hasta 1917.
El término Carnaval se dice que deriva del latín Carne Vale, es decir "Adiós a la carne". Se realizaba de acuerdo con la Cuaresma, un período de 40 días de abstinencia de consumo de carne, alcohol, y otros placeres terrenales. Esta práctica de abstinencia comienza para los católicos el Miércoles de Ceniza y se prolonga hasta la Pascua.
Los primeros carnavales de Italia consistían en bailes de máscaras con gran hincapié en los disfraces. La tradición se extendió pronto a otros países europeos, entre ellos Portugal, de donde nació el Carnaval de Brasil. Los portugueses llevaron numerosos esclavos de África, razón por la cual el carnaval presenta una importante influencia africana. Los africanos utilizaban máscaras y disfraces hechos con plumas, huesos, hierbas, piedras y otros elementos para invocar a los dioses y ahuyentar a los espíritus malignos. Todo ello tenía un significado simbólico en la tradición africana y ahora forma parte integral del diseño de los disfraces para el Carnaval de Río moderno.
El Carnaval de Río se celebra durante cinco días, de viernes al martes siguiente o Martes Gordo, el día antes de la Cuaresma. Para la mayoría de los cristianos, la Cuaresma es un periodo de reflexión sobre sus vidas y de comunión con Dios. El objetivo del carnaval es disfrutar de una última semana de festejos antes de los 40 días de abstinencia que terminan en Pascua, el día de la resurrección de Cristo. La popularización de la extravagancia no es precisamente lo que la Iglesia tenía en mente pero no podemos negar que el Carnaval de Río es la mayor fiesta del planeta, retransmitida a millones de hogares de todos los rincones del mundo.
Lo único que yo sí puedo asegurar es que si yo que conocí Río de Janeiro a finales del invierno, pude quedarme prendada de la calidez de su gente y ser seducida por la sensualidad intrínseca de los labios carnosos de ese brasileño que se ganó un lugar en mi memoria para siempre, no quiero imaginar la explosión de feromonas que podrían embriagarme en pleno carnaval y pues sí, en esta semana… ¡Viva la carne y viva Brasil!