Ese país es la bella Italia, una explosión de feromonas resultantes de la exaltación de la felicidad a partir del placer que da la degustación de su exquisita gastronomía, resaltando sus pecaminosos postres y helados, y el estar en medio de un paisaje arquitectónico salido de un cuento de hadas.
La primera de estas ciudades románticas italianas es Florencia, aunque está considerada Patrimonio de la Humanidad, es mucho más que su arte y su arquitectura. Es un lugar en el que combinar turismo artístico y gastronómico es un placer para los cinco sentidos.
El plan romántico de la pareja que viaja a Florencia por supuesto, debe incluir el beber y el comer gratamente. Para dar un gusto al paladar. En Via dei Neri, 57, se encuentra la Tavernetta della Signoría, a escasos metros del Duomo, famosa por ser la reina de la pasta a la carbonara y la bistecca alla fiorentina. El Fushion Bar Shozan Gallery en Via Viccolo dell’Oro, en el mismísimo centro de la ciudad, ofrece tanto platos internacionales como tradicionales de la región, como los tagliatelle con frutti di mare y los raviolis de queso. Para el postre, no dejéis de probar el helado, en cualquiera de las heladerías del centro, la schiacciata alla fiorentina, una tarta a base de azúcar y cacao, el bongo o profiterol dulce o el castagnaccio, un dulce cuyo ingrediente principal es la castaña.
Pasear en una ciudad tan hermosa, es imprescindible. Para anotar en el itinerario de esas largas caminatas tomados de la mano, se deben contemplar sitios tan emblemáticos como el Ponte Vecchio, en el que además de pasear sobre el río Arno pueden tomarse unos minutos para mirar las numerosas tiendas que un tiempo fueron establos y herrerías; la Basílica de Santa María del Fiore, es una obra maestra de la arquitectura renacentista, por la afluencia de turistas se aconseja comprar las entradas online para evitar las interminables filas, parecidas a las que se padecen en verano en la Torre Eiffel en París; la Piazza della Signoria, muy cerca de la Basílica, con un gran número de estatuas originales y réplicas de las presentes en la Galleria dell’Accademia, en la que pueden aprovechar y entrar a ver el David de Miguel Ángel; y, para finalizar y siempre de relax, acérquense al Piazzale degli Uffizi y entren en la Galleria degli Uffizi, en ella descubrirán cuadros tan conocidos como La Primavera de Botticelli y La Anunciación de Leonardo da Vinci.
Para descansar… o no, porque en un viaje romántico los hoteles no son precisamente para dormir, en Florencia hay posibilidades de todo tipo, desde los más céntricos y bien comunicados hasta los escondidos en los alrededores, todo dependerá de su presupuesto porque eso sí, como buen viaje soñado, esta puede ser una aventura para espléndidos. Un poco más cara que Roma, similar a Milán pero mucho más bella.
Algo que yo suelo hacer mucho antes de hacer viajes a ciudades nuevas es visitar no sólo el sitio web del hotel elegido, también otras sugerencias en sitios de reservaciones on line, tomar su dirección y hacerles una visita virtual con ayuda de Google Street. Venere.com es una de las páginas que recomiendo porque cuenta con un mapa muy funcional o filtrar por zonas. En Florencia, una buena zona para buscar hospedaje es la que rodea a la estación de tren Santa Maria Novella, muy céntrica y desde la que se puede acceder fácilmente caminando a todas las atracciones turísticas, y que además resultará práctico si en su itinerario está escapar por tren hacia alguna otra ciudad cercana.
Si algo no debe faltar en un viaje romántico son los atardeceres y en Florencia, el río Arno es un escenario perfecto para compartir una puesta de sol, incluso en invierno. Un paseo obligado es el del Giardino di Boboli, situado en la colina del Palazzo Pitti, justo al sur de este río. Desde allí, no hay nada mejor que detenerse a admirar esas imágenes panorámicas dignas de postal de los tejados al atardecer.
Ahora que si buscan un regalo perfecto para el día San Valentín, también en Florencia lo pueden encontrar. Sobre el Ponte Vecchio, patrimonio medieval de la ciudad, actualmente existen deslumbrantes joyerías y talleres de orfebrería que ocupan las antiguas tiendas de los mercaderes medievales. Además, los músicos callejeros podrán completar perfectamente la escena incluso si está pensando hacer algo tan osado como una propuesta matrimonial.
Pero si el compromiso aún no es tan serio, o más bien el viaje es una segunda luna de miel, el regalo perfecto son los bombones artesanales florentinos porque deberían contarse entre las obras de arte locales, junto con sus tartas agridulces y su pastelería artesanal.
Así que si algún día quieren celebrar el día de San Valentín en un escenario de ensueño, Florencia es ideal pues, como el resto de italia, es un destino para olvidarse de las dietas y dejarse llevar por el placer de la comida, la bebida y el amor.
C.O.