Esta semana mi corazón se apachurró un poco por dos razones. La primera, porque leí una nota donde Brian Chesky, CEO y fundador de Airbnb reconoce que, tras 12 años de trabajo, estuvieron a punto de perder todo en menos de seis semanas por algo tan impredecible como una pandemia.
La noticia me dolió no sólo porque yo misma no he vuelto a trabajar como anfitrión de experiencias para esta firma norteamericana desde hace más de tres meses, cuando decidieron pausar las operaciones debido a las restricciones impuestas por el gobierno de México a las actividades turísticas. Me dolió también porque una vez recibí a Brian en mi experiencia, como incógnito, y realmente fue un placer atenderlo y mostrarle un pedacito de México.
Pero no todo lo que Brian señaló en esa entrevista, que fue reproducida por muchísimos medios de todo el mundo, fue triste. También hay un poco de esperanza, si es que tenemos la capacidad de reinventarnos y no solo los prestadores de servicios turísticos o la industria en general, también, los viajeros.
Estoy convencida de que esta pandemia nos va a ayudar a reflexionar sobre ¿para qué queremos viajar? Antes tal vez habríamos respondido que, para conocer lugares nuevos, visitar museos, monumentos o lugares icónicos, comer en los mejores restaurantes o, vivir ese lujo que no podemos darnos de manera cotidiana en hoteles o centros de bienestar.
Pero creo que hoy en día, la necesidad de hacer viajes más cortos y en condiciones de higiene más controladas, nos obligará a buscar destinos a los que podamos llegar en nuestro propio automóvil, y, sobre todo, donde podamos conectar con las personas. No con muchas, con pocas, pero estableciendo conexiones reales porque eso es lo que más extrañamos: tocarnos, abrazarnos, reírnos, convivir y compartir.
Aunque la pandemia es la que nos está llevando a esto del turismo local, lo cierto es que no es algo nuevo. Antes lo llamábamos como “ser turistas en nuestra ciudad” y en realidad era algo que los viajeros de corazón hacíamos cuando no podíamos hacer largos viajes a nuevos destinos.
Porque de lo que se trata esto es de mantener la capacidad de asombro, el deseo de aprender de la historia de lo que por tener tan cerca tal vez habíamos ignorado, o incluso menospreciado.
Esta tendencia tiene un nombre, se define con el término en inglés: “staycation” es decir, esta acción de escaparte de la rutina sin tener que viajar miles de kilómetros. Es una palabra compuesta por otras dos palabas anglosajonas: stay (que significa quedarse o permanecer) y cation que hace referencia a vacation (vacación). Por lo tanto, se trata de convertirte en un turista en tu propia ciudad.
Esto puede ponerse en práctica en cualquier destino, pero sobre todo en las grandes urbes. Con la infinita oferta de lugares que hay para conocer y los constantes planes que se desarrollan cada semana, alguien que no tiene planes de subir a un avión o hacer un roadtrip para salir de vacaciones, también tiene la oportunidad de sumergirse en la ciudad y explorar nuevos sitios que le permitan disfrutar al máximo su estadía.
Y es que, un buen viaje no solamente se puede medir en la distancia que se recorre, más bien por la experiencia. En la primera mitad del año 2018, según un reporte de la Secretaría de Turismo de la CDMX, nuestra capital fue visitada por 19 millones 259 mil viajeros de todo el mundo y así como ellos, la oportunidad de que tú te unas a la lista está a solo un paso con el «Staycation».
Aunque mientras tecleo estas líneas todavía estamos en semáforo rojo, se prevé que pasemos a naranja en los siguientes días por lo que no todo el verano está arruinado. Si vives en la Ciudad de México puedes visitar Morelos y sus alrededores, si vives en Morelos, puedes venir a la gran ciudad y pasarla súper en tu staycation.
Pero ¿y si siguen cerrados o con poco flujo de personas los museos, los restaurantes, los cines y otros espacios públicos de entretenimiento qué vas a hacer? Ah pues ahí es donde está la oportunidad de reconectar con personas a través de cursos de arte, de cocina, de yoga, de historia o de artesanía local, donde habrá el control necesario para que no corras riesgos, estarás solo con muy pocas personas, en espacios limpios y sanitizados y podrás divertirte sin exponerte.
El Staycation post- pandemia se trata no solo de evitar los lugares de siempre y atreverte a conocer lugares nuevos, sino experiencias nuevas de aprendizaje y reconexión humana. Conectar con otros viajeros para ver desde sus ojos la belleza de nuestro país y cada pintoresco rincón e inclusive salir de la rutina al hospedarte en un hotel por un par de días o un fin de semana, para acercarte a una nueva zona y recorrerla en todos los puntos.
Así que ya lo sabes, la siguiente oportunidad que tengas para tener días libres o de vacaciones, intenta poner a prueba el staycation. Será una oportunidad de conocer la historia, la gastronomía y todo lo que el lugar en donde vives, o los que están cerca, tienen para ofrecer.