La pandemia de coronavirus nos da ahora la oportunidad de vivir unas vacaciones de ensueño en playas de arena blancas impecables, vacíos y en la costa más visitada: la Riviera Maya.
Otro destino que luce maravilloso es Los Cabos, atiborrado de peces después de 10 semanas sin barcos perturbando su paz. Lo cierto es que hay muy buenas ofertas en los mejores resorts de ambos destinos y bien vale echarles un ojo.
Yo iba a ir a Mahahual, que está en el otro lado de la península, en la zona conocida como Costa Maya. Sin embargo, Interjet, aerolínea que parece estar en serios problemas financieros, ha reducido tanto su tráfico aéreo que me avisaron que mejor me mandaban un voucher para usarlo “cuando los cielos no tengan fronteras”. Así que, por lo pronto, mi recomendación es que, si van a comprar vuelos, no sea en esa aerolínea porque podría ser cancelado sin previo aviso y luego recibirían un vale como el que a mí me mandaron #EpicFail.
Y es que, aunque los destinos están listos para recibirnos creo que lo que a muchos aún nos tiene frenados es el tema de los vuelos, el viaje en taxi del aeropuerto al hotel porque, ¿estamos listos para arriesgarnos así? ¿las aerolíneas ya están preparadas para no ser un foco de infección? Sabemos que a la industria turística le urge recuperarse, que millones de empleos depende de ello, que todos necesitamos sol, arena y mar en el verano, pero… ¿ya es seguro viajar?
Mucha gente puede preguntarse cosas como, si las personas van a distanciarse socialmente, ¿no es mejor hacerlo en un lugar hermoso, en medio de la nada? Yo misma tengo ganas de simplemente irme a otro lugar, pero confieso, que no sé si eso es responsable en este momento.
Y es que los vuelos sí se llenan, porque las aerolíneas lo que están haciendo es programar menos vuelos y, además, ¿estamos seguros de que el personal de los hoteles está libre de coronavirus?
Por lo pronto lo que vimos esta semana es que lo están intentando, al menos los hoteles más grandes. Circuló por internet un video donde pudimos ver cómo los primeros turistas llegaron al Moon Palace de Cancún la semana pasada, fueron recibidos con música de mariachis y el personal haciendo una fila, manteniendo un distanciamiento seguro.
Sí me dio emoción ver que el personal del Moon Palace portó sus mascarillas en todo momento. Con apenas 300 turistas en playas que pueden albergar a miles, parecía un buen sitio para practicar el distanciamiento social. Así que hasta ahí, todo bien. Aunque… ¿cuántos podemos pagar una estancia en ese hotel o en Xcaret, otro resort de lujo que comunicó con gran entusiasmo su reapertura?
Pero seguro que hoteles más pequeños también tienen promociones y harán todo lo necesario para garantizar nuestra seguridad porque mientras nosotros necesitamos la playa y relajarnos, ellos necesitan volver a trabajar. No olvidemos que en Quintana Roo el turismo es prácticamente la única industria existente y Cancún es, en este momento, el único destino nacional que ha vuelto a abrir sus puertas.
Los ingresos turísticos de México se desplomaron en abril, cuando registraron apenas 6,3% en comparación con un año antes. Cientos de miles de habitaciones de hotel estaban cerradas. El turismo brinda 11 millones de empleos, directa o indirectamente, en México y muchos de esos empleados fueron enviados a sus casas a esperar.
La situación es tan desesperante que el secretario de Turismo mexicano propuso considerar a la industria como una de las “actividades esenciales” de México a fin de poder reanudar las actividades, tal como las industrias de la construcción, minera y automotriz han comenzado a hacerlo. Sin embargo, las autoridades de salud se mostraron menos entusiasmados, notando que el turismo implicaba viajes, multitudes y estar al aire libre.
La demora en la reactivación de otras playas, aparte de Cancún, ha creado una situación desesperada. En el destino turístico de Huatulco, en la costa del Pacífico, decenas de vendedores que operan tiendas costeras de venta de pescado y artículos de la región desafiaron las medidas de confinamiento para reabrir sus negocios, argumentando que se habían quedado sin dinero y no podían aguantar más.
La urgencia de viajar no es sólo porque estamos hartos de estar en casa, sino porque millones de personas dependen de nuestro consumo cuando viajamos. Esperamos fervientemente que muy pronto podamos volver a viajar porque a nuestro país le urge recibir viajeros desesperados en sus destinos.