Pues sí, nos encanta la Navidad, tanto que nuestras casas están iluminadas por focos de colores y nuestro arbolito está adornado, en pie, firme (hasta que pasa el gato y lo tira, pero ésa es otra historia).
Lo cierto es que nos encantan las galletas de jengibre, el vino caliente, los trenecitos debajo de pueblitos navideños que llenamos de nieve… artificial porque muchos ni siquiera la hemos visto una vez en la vida porque, ya saben, México es paraíso tropical.
Eso me lleva a pensar, ¿acaso sabemos en serio cómo se celebra una Navidad a la mexicana?
En estos nuevos edificios llenos de lofts minimalistas con rentas sobrevaluadas, ¿los vecinos aún se organizan para compartir ponche, dar colación a los niños y niñas y partir piñatas forradas con brillantes papeles de colores?
Con tristeza descubrí que no, que en realidad muchos de mis amigos millenials ni siquiera habían vivido una procesión cantando “Eeeeen el noooombreeee deeel cieeeeeloooooo… oooos pidoooo posaaaaadaaaa…” ¡Qué cosa más triste!
Así que me di a la tarea de buscar un espectáculo que pudiera mostrarme primero a mí, y luego a mi propia familia, una verdadera referencia cultural a la Navidad mexicana y, por fortuna, lo encontré.
Resulta que ya es una tradición anual que el Ballet Folclórico de Amalia Hernández se presente en una temporada decembrina en el Castillo de Chapultepec con el espectáculo dancístico y coral “Navidades en México”, una mezcla entre danzas típicas de diversas regiones del país, la puesta en escena de una pastorela tradicional y un concierto coral con villancicos y cantos tradicionales navideños.
Este espectáculo está conformado por tres cuadros: el primero recrea el momento de la anunciación y continúa con el montaje de un nacimiento viviente; en esta parte destacan los villancicos entonados por el grupo coral del ballet. El segundo cuadro está dedicado a los reyes magos, donde el público puede apreciar la Danza de moros de Michoacán, La Culebra de Tlaxcala y la Danza de diablos de Ometepec, Guerrero. Por último, en el tercer acto se celebra una posada tradicional que comienza con el canto de la letanía, para dar paso a una fiesta compuesta por algunos de los bailes folclóricos más conocidos de Jalisco: El jarabe tapatío y el Son de la Negra, acompañados por el tradicional mariachi.
Aunque debo reconocer que el día del estreno, que fue cuando pude apreciar esta puesta en escena, el frío calaba hasta los huesos en lo alto del Cerro del Chapulín, lo cierto es que bien vale la pena la enfriada. Más que un espectáculo para turistas extranjeros, como muchos podrían pensar, el ballet folclórico es una oportunidad para que los nuevos públicos conozcan sus propias tradiciones y sientan nuevamente ese arraigo en el corazón por lo que somos como país, como cultura, como mexicanos.
Es un espectáculo donde la riqueza cultural de México se hace presente en cada coreografía, como las posadas, una de las tradiciones más arraigadas en nuestro país, las pastorelas, donde se escenifica la lucha del bien contra el mal, la visita de los reyes magos que ofrecen al niño mirra, incienso y oro y los tradicionales villancicos.
El contenido y las coreografías de esta obra son el resultado de una investigación de campo realizada por Amalia Hernández, una gran artista que –por cierto– este año hubiera cumplido 100 años de vida.
Para crear este espectáculo, doña Amalia realizó varias entrevistas, a lo largo de los años, con miembros de las comunidades que ejecutan numerosos bailes, entre ellos los referentes a la Navidad; escuchó un sinfín de archivos de grabaciones de danzas autóctonas, recabó información sobre el vestuario que se utiliza en las celebraciones, además de las caracterizaciones de ciertos personajes tradicionales como el diablo y los arcángeles basados en creencias bíblicas.
Esta es una representación que retoma parte de la historia de México y sus divinidades indígenas, hasta la llegada de los españoles con el cristianismo, creando un sincretismo de culturas que ha permitido nuevas interpretaciones artísticas.
Hacía mucho que no me sentí tan orgullosa de ser mexicana y que ahora que soy tía abuela de tres hermosos bebés que han nacido en el seno de familias multiculturales, podré explicarles realmente cómo se ha celebrado la Navidad en México a lo largo de los siglos. Y ustedes, ¿quieren explicarlo también o les gustará poner cara de WTF! Cuando esos locos bajitos que hay en todas las familias les pregunten más sobre la navidad y las fiestas decembrinas? Si la respuesta es que sí quieren, corran al Castillo de Chapultepec, en una escapada a la Ciudad de México, al fin que el espectáculo seguirá en temporada hasta el próximo 7 de enero.