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Más allá de las lágrimas que hemos derramado por las vidas humanas perdidas, hay otras secuelas de los sismos que harán que este septiembre de 2017 pase a la historia como un mes trágico en muchos sentidos para los mexicanos.
Hasta el momento se han censado 1225 inmuebles históricos con afectaciones de moderadas a severas. Tan solo en el estado de Morelos hay 11 templos del siglo XVI, a éstos se suman tres de puebla y con ello se integran los 14 monasterios que están inscritos en la lista de patrimonio cultural de la humanidad, y todos presentan daños.
A pesar de que el presidente Enrique Peña Nieto ha declarado que los inmuebles considerados patrimonio cultural de la nación serán “reparados” (enfatizamos que no dijo restaurados, que sería el término correcto al referirse a este tipo de inmuebles históricos) lo cierto es que esa será una tarea titánica, millonaria y por supuesto, que a los ojos de la sociedad en general no será prioritaria si se considera la enorme cantidad de personas que han perdido sus viviendas, a sus seres queridos o sus lugares de trabajo.
No se trata sólo de los 8 000 millones de pesos que se calcula costará la restauración, sino que para muchos, esos recursos deben ser enfocados en la reconstrucción urgente de viviendas seguras para las y los mexicanos, y ¿quién se atrevería a contradecir esto? En efecto, hay prioridades, lo cual no significa que la pérdida del patrimonio cultural  sea menor. Al contrario.
Hasta hace no mucho se presumía como uno de los mayores atractivos turísticos del estado de Morelos. Se trataba de una ruta integrada por once conventos construidos en el siglo XVI que fuera reconocida hace algunos años por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. ¿Por qué hablar en pasado?, pues porque ahora ha quedado prácticamente en ruinas.
Ubicados sobre todo en la parte alta de Morelos, estos conventos son considerados un tesoro cultural por sus frescos ancestrales, sus retablos barrocos, sus rosetones góticos y toda la esencia de la arquitectura concebida al otro lado del Atlántico y que llegó a estas tierras tras la conquista española.
En Morelos, el INAH reconoció que hay daños en los templos de Chalcatzingo, Jiutepec, Hueyapan, Ocuituco, Yautepec, Totolapan, Tepoztlán, Tlayacapan, Yecapixtla, Atlatlahucan, Tetela del Volcán, Temoac, Tepalcingo, Amayuca, Tetelilla, Huazulco, Zacualpan de Amilpas y Axochiapan, así como en los Ex Conventos de Oaxtepec y Tlaltizapán.
La restauración podría ser millonaria, el INAH no cuenta con fondos suficientes y el FONDEN tiene otras prioridades.
El paisaje de los pueblos y ciudades afectadas cambiará para siempre, y no sólo por los daños a los conventos del siglo XVI, también por los que sufrieron las pequeñas capillas y templos.
Una iglesia, por pequeña que sea, representa mucho para un pueblo. En muchos casos, más allá de las prácticas religiosas, son puntos de encuentro social, de actividades culturales, de reunión y hasta de organización comunitaria.
Leía hace unos días un texto escrito por Ángel Álvarez en el que nos contaba sobre el llamado Cristo Aparecido de Totolapan, una de las figuras religiosas que resultó dañada el pasado 19 de septiembre.

Se le quebraron las manos y los dedos
según le cuenta el párroco del pueblo al reportero pero ¿qué significa eso para los feligreses que veneran a esta deidad? La fractura se va hasta el corazón del pueblo.

Esta figura estaba en uno de los conventos dañados, el de San Guillermo Abad, fundado por la orden de los agustinos en el año de 1534 y tras el sismo, las personas acudieron con angustia a buscar al párroco para saber si el Cristo estaba bien.
Un pueblo pobre como este  no puede darse el lujo de perder a su deidad milagros, aparecida hace 400 años.

La gente no puede acudir a misa ni visitar el convento y el Cristo Aparecido ahora
es resguardado y generado en una casa pues los especialistas del INAH aún trabajan para determinar los daños al inmueble, considerado Patrimonio de la Humanidad.

Los turistas tal vez suframos porque no podremos ya conocer nunca más la ruta de los conventos como fue hasta hace poco pero lo importante para el pueblo, es la fé y cómo garantizar que su deidad esté a salvo

Morelos cuenta con once ex Conventos de las órdenes de los agustinos, franciscanos y dominicos que datan del siglo XVI, la mayoría de ellos presentan daños severos tras el último temblor, donde no se descarta la demolición de algunos de ellos ante el riesgo de colapsarse. La herida cuando en una población es dañada su iglesia, es profunda y no tiene que ver sólo con el patrimonio arquitectónico, sino con el corazón de los pobladores.
Así, las grietas de nuestros paisajes, y nuestra memoria, quizá sean irreparables.

 

 

 

 

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Ant. Mis amigos quisieron ser mexicanos
Sig. ¿Adiós al ícono del Art Decó en CDMX?

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