Uno de los principales clichés vacacionales es asociar siempre el descanso o las “escapadas” con la playa. No, no todos andamos por el mundo buscando sol, arena y mar. Luis Miguel no nos ha influido tanto.
Para algunas personas, como yo, disfrutar la lluvia ya sea en un ambiente urbano o en medio de la naturaleza es algo realmente atractivo en cada viaje.
¿Acaso no te enloquecen los aromas que desprenden la tierra mojada y el pasto o los destellos del sol al amanecer y los sonidos del mar chocando en las piedras cuando hay fuertes vientos y lluvia? Estas son gratas experiencias. No estoy diciendo que corras a tomar un avión a Houston en medio de un desastre natural, para nada, pero sí digo que todas las estaciones y todos los climas tienen su encanto.
LO MÁGICO DE LA LLUVIA
Sin duda, el sonido de la lluvia sobre las hojas en medio de la selva, o en la ventana desde donde miras, mientras estás junto al fuego y bebes café caliente en una cabaña en el bosque, es una de las cosas más mágicas para los que amamos viajar a lugares lluviosos.
A mí me encanta caminar bajo la lluvia, lo mismo en la selva (aunque allí caen verdaderas tormentas y no hay donde refugiarse), el bosque o las calles de París, México, Londres, etcétera.
La lluvia cambia el paisaje, y en algunos lugares esto es incluso demasiado literal como en Oaxaca, una ciudad que entera parece cambiar de color cuando llueve.
Otra cosa espectacular y mágica de la lluvia es dejar que toque tu piel, abrir los brazos y permitir que el cielo te bañe con su llanto, brincar los charcos, correr bajo la lluvia, son de mis momentos favoritos en la vida. Por supuesto, como podrán deducir, no me gustan los zapatos abiertos, prefiero las botas que me permitirán correr libre y sin riesgos donde sea que una buena lluvia me toque.
Una de las lluvias más espectaculares de mi vida la sentí en medio de la Selva Lacandona, en Chiapas. Este lugar es sin duda el marco perfecto para respirar aire fresco y empaparte. Yo tuve incluso que tomar el riesgo de cruzar un río en lancha en medio de una tormenta, y sí, fue una experiencia atemorizante y llena de adrenalina pero que no he olvidado aunque haya sido hace ya 20 años.
En la selva la lluvia no avisa, simplemente de un momento a otro estás debajo de cortinas de agua que te empapan sin remedio. No queda más que dejarse llevar por la experiencia, sin resistencia.
Otro lugar donde la lluvia me encantaba era en Cuernavaca, sobre todo antes, cuando llovía más bien de noche aunque ojo, con los nuevos desarrollos mal hechos, puede convertirse en pesadilla porque algunos lugares se inundan porque antes eran campos de arroz y sin escrúpulos fueron convertidos en fraccionamientos de interés social, pero eso es otra historia.
Y ya que hablamos de Morelos, si existe un lugar para dejarte seducir por la lluvia es Tepoztlán, que en esta época se torna particularmente bello al cubrirse sus montañas de un verde envidiable. Y ya entrados en materia, pues Huitzilac donde las tormentas realmente pueden durar días y noches enteras.
Otro lugar muy famoso por ser espléndido en época de lluvia es Costa Rica, pues su ecosistema de bosque húmedo hace que la lluvia sea parte de la experiencia misma y que todas las opciones ecoturísticas integren a la lluvia en su diseño.
Los musgos y hongos creciendo a la par mientras caminas, son tan solo un detalle que debes ver en vivo alguna vez en la vida, pero el espectáculo no termina ahí, tienes que ser testigo de que la lluvia en Costa Rica pinta de verde todo el país y es realmente espectacular.
Por supuesto otro lugar famoso por sus lluvias torrenciales es India, de hecho está considerado el lugar más húmedo en la tierra. En ese país, existe una pequeña villa llamada Cherrapuniee donde los hostales y cabañas ecoturísticos son el escenario ideal para apreciar paisajes únicos mientras te resguardas de una tormenta monzónica y bebes una deliciosa y muy especiada taza de té.
Por supuesto África Central también es increíble bajo la lluvia pues sus selvas y humedales son impresionantes y en ellas viven miles de especies de animales y plantas. Recorrerlas en vehículos 4x4 sin duda es algo que no me quiero perder, algún día lo haré.
Ahora que si no nos alcanza el presupuesto pues no importa, porque en México lugares como San Miguel de Allende que se pinta de rosa con la lluvia al haber sido construida en su mayoría, en cantera de ese color.
San Cristóbal de las Casas sin duda es otra de mis ciudades favoritas, de hecho casi siempre voy en verano para poder mojarme en sus callecitas. Real del Monte, en Hidalgo es un lugar de ensueño cuando llueve y hay neblina, mientras se comen deliciosos pastes y se bebe café de olla.
Así que no pienses que la lluvia debe detener a un corazón viajero, recuerda que nada te debe frenar si de vivir nuevas experiencias se trata así que sólo abre tus brazos, mira al cielo y déjate empapar de vida.