¿Por qué amanecí tan regañona? Bueno sí, ando un poco amarguetas porque hasta hace poco yo era muy feliz porque estaba estrenando una maravillosa relación con un chico lindo, sin embargo, como dice Joaquín Sabina, “hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno” así que por algunos motivos que no enumeraré en este espacio, decidimos dejar el intento de ser pareja, o cualquier cosa que se le asemejara.
Entonces, comprenderá usted, querido lector, que si usted sí tiene a una persona con quien compartir la vida y este fin de semana largo no lo aprovechó para escaparse a algún rincón romántico con ella, pues esta solitaria neo-soltera (again) tenga ganas de darle un pequeño regaño.
Y es que, aunque mi romance fue breve, siempre que pudimos, escapábamos para salir de la rutina. De hecho, una de las cosas que más lamenté de mi decisión fue cancelar al menos tres viajes más que estaban en nuestros planes juntos.
Y es que un viaje es una gran oportunidad para conocer esos aspectos cotidianos de tu pareja que a veces, durante el proceso del cortejo, siempre se quieren esconder. Nosotros, por ejemplo, la única vez que discutimos (en realidad fueron dos), fue justo en medio del viaje que hicimos a San Cristóbal de las Casas.
Sin embargo, los momentos compartidos fueron más buenos que malos, tanto que dudo mucho que yo pueda volver a esa ciudad sin imaginarme tomada de su mano al caminar. En fin, usted perdone, aún ando un poco sensible.
Lo importante es que viajar con tu pareja, lo mismo si es alguien con quien apenas estás iniciando una relación que si es esa persona con la que compartes cotidianamente la vida desde hace muchos años —o incluso si ha sido la pareja a la que le juraste amor eterno hace muchísimo tiempo— trae beneficios comprobados que mejoran la relación.
No sólo se trata de pasar más tiempo juntos, ese tiempo que tal vez en el diario convivir no se dedica especialmente a alimentar la relación.
Viajar, implica la posibilidad de desconectarnos de nuestro mundo de siempre, de hablar más de cosas triviales o de profundizar en esos grandes temas que vamos dejando para después cuando lo urgente le gana a lo importante.
Al viajar, regularmente estamos en una disposición mental para dejar el estrés a un lado, por lo tanto, somos más propensos a escuchar y a apreciar los detalles más insignificantes. De ahí que, un viaje en pareja puede ser genial en cualquier etapa de la relación.
Cuando apenas se está iniciando, es el escenario ideal para conocer sus gustos más simples, sus pequeñas manías y por supuesto, para tener encuentros sexuales mucho más traviesos y hasta fantasiosos.
Viajar te ayuda a construir nuevos recuerdos que a partir de ese momento, se vuelven de ambos. Es una hermosa manera de ir construyendo una historia juntos. No importa si ambos han ido mil veces a ese lugar, si nunca habían ido juntos, seguro la forma en la que se vinculan con dicho espacio, cambiará.
Otro beneficio que pareciera muy obvio, a veces no lo es tanto. Y es que al viajar, la gente trata de divertirse. Es quizá uno de nuestros principales objetivos, después de descansar. Una escapada es la ocasión perfecta para probar esos deportes que jamás habían siquiera cruzado tu mente, o bien para salir de copas, bailar hasta el amanecer para cerrar con broche de oro en medio de una noche con mucha pasión.
Incluso para las personas como yo, que como ya he dicho aquí amo viajar en solitario, la experiencia de viajar en pareja es algo que disfruto mucho. Claro, viajo mucho sola porque mis relaciones no duran mucho últimamente pero creo que incluso si tuviera una relación de tiempo completo y mucho más formal, explicaría a mi pareja mi necesidad de espacio y el gran placer que para mí representan los viajes conmigo misma. Pero esa es otra historia.
Cuando apenas estás iniciando una relación, un viaje es algo que se debe vivir, sin embargo probablemente aún no tengas tanta confianza y puede haber algunos inconvenientes. Por ello hay que poner atención a algunos detalles.
Si quieres hacer un viaje largo con tu media naranja, lo primero que debes tomar en cuenta es que en cuanto lo decides, no hay marcha atrás. Estarás 24 horas del día con esa persona y serán 7 días a la semana. No es lo mismo una escapada de puente que un viaje de meses para conocer un continente. Hasta las parejas que más se aman han vivido sus mini-pesadillas cuando de viajes largos se trata.
Lo que está claro es que no hay mejor prueba de fuego para una pareja que un viaje largo. Allí sabrás todo, si te gusta como huele, como acomoda su ropa en la maleta, si canta en la ducha (y si lo hace tan mal como para huir) o si tiene manías extravagantes como doblar su ropa interior al quitársela (¿quién no recuerda esa escena en la que Marc Darcy hace eso y después Bridget Jones se lo echa en cara como una maní incomprensible?). Si sobrevives a un viaje largo, esa persona es ideal para ti y tu relación será más fuerte que nunca.
Algo súper importante es la comunicación. Esto desde que se está planeando el viaje, en cosas tan simples pero determinantes como, el presupuesto, el estilo de viaje, el itinerario y los objetivos. Porque puede que ambos sueñen con ir a París, pero tú quieras pasar horas en los museos mientras él desee más bien una experiencia gastronómica y local. Por ello el mejor consejo es aclarar todas las dudas desde que se está haciendo el plan. Lo mismo dejar bien clarito quien va a pagar qué. Los gastos, sobre todo en un viaje largo, pueden ser motivo de serias discusiones y admitámoslo chicas, ya no estamos en los tiempos de que ellos absorban todo. Lo justo es que una parte sea pagada por ti y otra por él. Por ejemplo, si tú planeaste el viaje, quizá tú pudiste comprar los boletos y reservar el hotel, entonces él puede invitar las comidas, los transportes locales y algunas diversiones. Siempre es algo que debe hablarse para evitar malos entendidos.
Otro consejo es ir preparado mental y financieramente para cualquier imprevisto. Perder un vuelo, un clima loco, la perdida del equipaje o de documentos importantes, que no acepten tu tarjeta de crédito o que la habitación que viste en internet simplemente resultó ser todo lo contrario a lo que esperabas.
Mi consejo es también que igual que si viajaran solos, compren los seguros necesarios, y dejen un pequeño fondo para emergencias en una cuenta aparte o en manos de alguien de confianza (familiar, amigo, etc) que pueda enviarles dinero para solucionar cualquier problema que acontezca. Ir mentalmente preparado, te permitirá que los imprevistos no arruinen tu viaje, y que tu espíritu vaya en un tono de absoluta flexibilidad.
Cuando viajas en pareja deben pensar como un equipo. Repartirse tareas tan simples como quien administra mejor el dinero, o quien habla el idioma local para pedir las indicaciones, o quien es buenísimo con los mapas para encontrar la mejor ruta, son detalles de organización que les ayudarán mucho.
Por otro lado, existe la posibilidad de separarse en medio del viaje, no hablo de romper (aunque eso también pasa), sino de que él quiera hacer algo que tú no quieres o viceversa. Hay que ser tolerantes y entender que viajar en pareja no significa que deban estar pegados todo el tiempo. Si tú amas la ópera pero él ama el futbol, es mejor que cada quien compre un boleto para cada espectáculo, y luego se encuentren para cenar algo rico que les guste a ambos e intercambiar experiencias. No se cierren, y sobre todo eviten los celos. Los viajes en pareja son para disfrutarse. Es absurdo que si viajan a Brasil o Italia, no se nos vayan los ojos por las bellezas tanto masculinas como femeninas que abundan por allá. Pero no olviden que ustedes dos están juntos y ese viaje será parte de su historia como pareja, así que disfruten y ¡felices viajes!