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Los lugares históricos de Cuernavaca se contemplan con respeto y admiración. Aquí se han registrado sucesos importantísimos de la historia de México y episodios novelescos de nuestras luchas, pero dentro de todas estas anécdotas destaca la trama y vida de la familia Estrada, que ha forjado su legado a la par del crecimiento de un paraíso que posee el mejor clima del mundo, y el cual se considera como el sitio perfecto de descanso y retiro para extranjeros y nacionales.

Uno de los detonantes económicos durante los años treinta en Cuernavaca fue la adecuación de casas y ranchos de descanso, los cuales atrajeron la mirada internacional y la visita constante de artistas, políticos y gente que buscaba alejarse del bullicio de las grandes ciudades y refugiarse en las villas.

En ese entonces, los señores Faustino “Segundo” y “Tercero” Estrada comenzaron a proyectar diferentes ideas para la prosperidad de la ciudad, y una de esas ideas fue la construcción de la casa “El Buen Retiro”, dentro del terreno antes conocido como “La Ladrillera”, hoy Plaza Cuernavaca.

Fue un sitio emblemático, ya que dentro del terreno emanaba una corriente de agua fresca y sus tierras se prestaban para edificar un sitio de paz y tranquilidad. Además, en sus pasillos y muros se apreciarían los frescos de Diego Rivera y otros importantes artistas de la época.

Es importante señalar que la sección conocida hoy como Casablanca, dentro de Plaza Cuernavaca, fue en su época un lugar para convivir en armonía con la naturaleza y paraje predilecto de extranjeros, en su mayoría estadounidenses de la tercera edad, que se hospedaban en bungalows y descansaban en sus albercas mientras tomaban el sol, retirados de sus preocupaciones.

Sin duda esta es una de los hechos que da vida a Cuernavaca, ya que cuando llega uno a la ciudad no tiene más anhelo que permanecer allí disfrutando de las delicias incomparables de ese clima maravilloso, de aquel distinto cielo azul y de aquellos hermosos paisajes que brillan y fascinan.

Vista exterior de los murales que pintara el artista mexicano Diego Rivera. Casa del Buen Retiro, Cuernavaca, Morelos. (Foto: Archivo de la familia Estrada).

El Sr. Faustino "Tercero" Estrada acicalando a un par de caballos durante una tarde en la casa de "El Buen Retiro".

Lic. Faustino "Tercero" Estrada y Elena Elizondo, hija del general revolucionario Emilio Elizondo del estado de Coahuila.

En la década de 1930, durante el proceso de reconstrucción por los estragos que dejó la Revolución Mexicana, el empresario morelense Faustino “Tercero” Estrada Crespo, abuelo del ex diputado local, Faustino “Sexto” Javier Estrada González, tuvo la iniciativa y capacidad de impulsar el crecimiento de Cuernavaca.

Fue en ese entonces, cuando el licenciado Faustino “Tercero” invitó a su amigo  Manuel Suárez y Suárez, principal inversionista del “Hotel de México” a adquirir un terreno de 100 mil metros cuadrados, colindantes a los 80 mil metros cuadrados que ocupaba su casa el Buen Retiro, hoy Plaza Cuernavaca con la intención de crear un proyecto juntos, el cual detonaría el turismo nacional y extranjero, debido a que en Estados Unidos existía la prohibición de alcohol y puso a la ciudad de Cuernavaca en el reflector global, naciendo de esta forma el Hotel Casino de la Selva, creado así fuentes de empleo e impuestos para el desarrollo del Estado.

Esta visión alcanzó el terreno cultural de la época, pues Diego Rivera realizó diversos frescos en la Casa del Buen Retiro del licenciado Faustino “Tercero” Crespo, y a su vez David Alfaro Siqueiros hizo los murales que durante muchos años fueron Patrimonio de la Humanidad.

Es por esto, que Faustino “Tercero” tuvo la visión de participar en la construcción de una ciudad inclusiva y progresista en la que todos sean afectuosamente recibidos y con grandes oportunidades de crecimiento.

*Dato curioso: El Casino de la Selva recibe su nombre debido a los varios nacimientos de agua que se encontraban en ese terreno, hoy conocido como Parque Melchor Ocampo.