Recuerda que hace 13 años, cuando apenas tenía 18 años de edad, puso un local pequeño de ropa y desde ahí hasta la fecha ha trabajado mucho para ampliar su negocio.
“En el negocio de la ropa se tiene que ser innovadora, no se puede uno quedar atrás; los clientes siempre te están pidiendo más y si tú te exiges te anticipas a los clientes y le das lo que buscan, pero es un trabajo muy duro en el que hay que ser constante y muy creativa”.
Sindy aprendió a coser desde que tenía tres años y desde entonces le ha gustado diseñar y costurar sus propios diseños.
Ella asegura que estos dos últimos años han sido de crisis económica, pero ha tenido que redoblar esfuerzos para mantener su negocio: “No ha habido crecimiento, nos mantenemos trabajando más que de costumbre”.
Además de atender su negocio y a su familia, es muy frecuente verla en marchas que organiza la sociedad para defender sus derechos.