El oficio de librero se “trae”, no sólo se trata de comprar y vender y ganar, sino de la satisfacción que se obtiene en la búsqueda, negociación, exposición de los libros.
Para Víctor Manuel los libros siempre son útiles, a pesar de que ya se hayan usado o leído.
Para él, un volumen huele más que a viejo o a humedad: “un libro huele a historia, a nostalgia, ahí adentro hay emociones, algo que alguien vivió o imaginó, eso está dentro de un libro. Algo nuevo, algo con lo que se va uno a maravillar”.
Nunca ha leído un libro “electrónico”, prefiere sentarse en su sillón y tocar lo que va a abrir, a leer y a disfrutar.
Los cambios sustanciales en nuestro país deben tener una base en la educación y en la cultura. Un libro transporta a través del tiempo un conocimiento que puede y debe ser aprovechado.