Sociedad
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“Mi mejor foto aún no la he tomado”: Jorge Medina, reportero gráfico

En la portada de la revista Alarma y en la de los periódicos nacionales había un camión de pasajeros partido casi por la mitad por un ferrocarril. También había sangre y cuerpos por acá y por allá despedazados. Esto ocurrió cerca de la Unidad Aragón, en una vía del ferrocarril que divide el Estado de México con la Ciudad de México, era el año de 1970.

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Jorge –de 12 o 13 años– recuerda que esa fue la primera fotografía suya que vio publicada. Se emocionó mucho, se puso muy feliz, tanto que ni siquiera vio que no le dieron sus créditos. La tomó con una cámara Kodak, de rollo, de 24 exposiciones, desechable, que le compró su mamá, después de que anduvo insistiendo (chingue y chingue y chingue) por varios meses. Supo del accidente y de inmediato se trasladó al lugar, que quedaba muy cerca de su casa.

El día del “trenazo”, un periodista grafico llegó al lugar de los hechos, pero se presentó tarde, después de que habían recogido los cuerpos. Preguntó si alguien había tomado fotografías del accidente y le dijeron que el muchacho que andaba con la camarita en la mano. El fotógrafo se acercó a Jorge y le dijo:

–¿Cuánto quieres por tus fotos?

–No sé.

–Mira, te doy estos cien pesos y te regalo esta cámara.

Jorge recibió el pago y una Pentax y se fue muy contento a comprar más rollos para seguir tomando fotos.

Días después, la persona que le revelaba las imágenes le diría: “Te vieron la cara…”. Para compensar el regaño, le dio a Jorge las primeras instrucciones sobre el funcionamiento de una cámara réflex.

Esto fue lo que marcó el inicio de Jorge Medina Palomino en el fotoperiodismo, oficio en el cual lleva ya más de 35 años.

El maestro Medina, como se le conoce en el gremio, estuvo laborando en algunos medios impresos en la Ciudad de México, y en 1992 entró al periódico El Universal, edición Morelos, en el cual se le pagaba un salario. Cuando cerró ese periódico la edición (en 1996), Medina se fue a Puebla como jefe de fotógrafos del Universal, pero ahí también el diario cerró sus oficinas (1988). De 1988 a 2006, trabajó en Morelos, de nuevo, en la corresponsalía y después, estuvo por honorarios, posteriormente le comenzaron a pagar una iguala compensatoria, hasta que el año pasado le dijeron que le pagarían por foto, pero como muchas de las coberturas eran fuera de Cuernavaca decidió independizarse.

“La nota roja no es lo mío, la sangre, el sufrimiento no es lo mío, sin embargo, he tenido que dar coberturas a hechos significativos para el país”.

 

El avionazo del 79

“En la Ciudad de México, en mil novecientos setenta y nueve. Un avión se cae encima de un camión. Yo vivía en la Unidad Aragón, cerca del aeropuerto, trabajaba en una agencia. A las cinco y media de la mañana me hablaron por teléfono para que fuera a hacer fotos del avionazo. Aún dormido llegué al aeropuerto, me asomé por la barda pero aunque vi el accidente no me di cuenta de la magnitud: murieron como ochenta personas. Brinqué el alambrado para acortar distancia y me acerqué. El tren de aterrizaje pegó contra un camión materialista y en el suelo vi por varios metros carne molida, untada sobre la pista y, al final, un zapato con un pie humano dentro y un pedazo de hueso saliendo: tome este objetivo en primer plano y el avión desbaratado en segundo. Se publicó en todos los medios nacionales pero no me dieron crédito, apareció el nombre de la agencia, esa fue una de mis grandes decepciones.Me llevé las imágenes sangrientas y ese olor a combustible y a carne humana. Me puse a llorar llegando a mi casa. Durante varios meses no puede comer carne”.

Hotel Regis caído, Ciudad de México, terremoto de 1985.

El sismo de 1985

Cuando ocurrió el terremoto en septiembre de 1985 Jorge Medina trabajaba para Televisa. Entraba a las 9 de la mañana y ese día, como a las 7:20 horas, se estaba bañando cuando lo sorprendió el temblor.

“Por la radio dieron la noticia que todos los edificios de Tlatelolco se habían caído. Miles de muertos. Mi hermano vivía en esa unidad. De inmediato me subí a mi coche y conduje hacía donde él vivía pero ya por el centro todo estaba acordonado y no me dejaron pasar, estacioné el coche y con mi cámara de cincuenta milímetros comencé a documentar. Edifico caídos, muchos polvos, llantos gritos. En una escuela vi una fila de cadáveres sobre los que había mantas blancas. Yo quería encontrar a mi hermano, que en ese entonces trabajaba para Radio Fórmula. Recordé que me había dicho que iría de gira con el presidente; y en efecto, desde las 5:00 horas se fueron hacia Lázaro Cárdenas y se escaparon del temblor, pero a pesar de eso yo quería ir a ver si no estaba mi hermano. Horas más tardes llamó y le avisó a mi mamá que estaba bien. Las réplicas de terremoto me tocaron en Televisa: éramos los que elaborábamos los boletines y nos sacudió muy fuerte. A los tres días del sismo, en el centro de la ciudad había una peste muy penetrante. Los cuerpos seguían saliendo de los edificios caídos”.

Desde 1992 que entró a trabajarpara El Universal realizó coberturas de todo tipo pero evitaba los hechos violentos.

“Con el recrudecimiento de la violencia en Morelos, desde el 16 de diciembre de 2009, fecha en que los marinos abatieron a Arturo Beltrán Leyva, los hechos sangrientos aumentaron y tuve que cubrir muchos eventos, pero éstos me afectaron. Cuando regresaba a casa veía por el retrovisor asustado, veía o imaginaba, no lo sé, que me estaba persiguiendo. Por las noches no podía dormir porque tenía pesadillas y eso me afectaba en mi trabajo. Tuve que ir con especialistas porque mi salud estaba en peligro y también tuve que hablar con los directivos del periódico para que me asignaran fuentes distintas a la nota roja o Seguridad”.

 

Las buenas épocas

El maestro Medina reconoce que si bien ha tenido que dar cobertura a hechos traumáticos, ha habido etapas en su profesión que recuerda con mucha satisfacción, como la cobertura que le dio a la Copa Mundial de Fútbol México 1970.

“A finales de los años setenta y principios de los ochenta trabajé para el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica. Hacía fotografías de espectáculos, promocionales para películas mexicanas. Hice trece películas, ocho de “ficheras” y otras de los Almada y demás artistas de aquella época. Conocí a Sasha Montenegro, a Angélica Chaín, a Jorge Rivero, Alfonso Zayas, y muchos más”.

Jorge Medina en una protesta de reporteros por la libertad de expresión en el zócalo de Cuernavaca.
MÁXIMO CERDIO

El periodista gráfico

Algunos fotoperiodistas colegas de Medina Palomino cuentan que hubo un tiempo en que cuando lo miraban en la calle, decían: “si estás aquí es que algo importante va a suceder. Eres un ave de mal agüero. Nos vamos a quedar contigo” Y ocurría eso que nadie sabía pero que Jorge intuía.

Según él “hay gente que tiene o desarrolla –con muchos años de experiencia– una sensibilidad muy especial para detectar las cosas, el peligro, lo que va a pasar, los hechos significativos, novedosos e importantes. No sé cómo se llama a eso pero existe”.

No se trata de llegar y tomar un registro. “Cuando llegas a un enfrentamiento la adrenalina fluye, te salen ojos hasta por la nuca. Tienes que cuidarte de los policías, de los manifestantes, cuidar que a tu amigo o compañero no lo vayan a agredir,  y ubicarte en el sitio exacto para tomar una foto que valga la pena. Tienes que estar vivo, tienes que salir del círculo de violencia, porque si no te mueves te toca y ahí quedaste”.

 

La foto

Para Medina no hay medias tintas en la fotografía:

“Debe ser precisa, tajante, nada de medias tintas, en el momento preciso, no antes no después.

¿La foto correcta es aquella que capta cuando el sujeto tiene el palo en mano o cuando ya le pega o cuando ya hay sangre?

“Para mí, cuando está por llegar el golpe y el agresor tiene el gesto de que va a golpear a la víctima, ese es el instante decisivo”.

 

La mejor foto

Miles y miles de foto han salido de cámara y la experiencia del maestro Medina. Algunas son significativas y han pasado a formar parte las cicatrices de la Ciudad de México y de Morelos, sin embargo, él dice:

“Mi mejor foto no la he tomado, mientras tenga una cámara en la mano busco mi mejor foto, que es la que viene”.

Jorge Medina Palomino nació en agosto de 1957 en el barrio de Santa Julia, en la Ciudad de México. Dirige La Imagen, la única revista de periodismo gráfico en Morelos, con 12 años de existencia; además, trabaja en proyectos especiales.

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