Sociedad
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Tendencias actuales de la minería en México y América Latina

TXT Raúl Abraham López Martínez
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En la actualidad la industria minera se encuentra trabajando en México y América Latina en el rediseño de sus procesos de producción esto como parte de una transición que incorpore en su operación los aspectos medioambientales y sociales. Esta transición de la industria minera se debe al reconocimiento de impulsar nuevas prácticas que respondan a las demandas de la sociedad en su exigencia de poner fin a las externalidades negativas que en distintos lugares provocaron proyectos mineros que no tomaron en cuenta las afectaciones al entorno que ocasionaron sus actividades.

En el impulso de esta transición se aprecia la intervención de factores internos, correspondientes a la acción política de los actores dentro de un territorio nacional, y factores internacionales; ambos factores propiciaron las condiciones necesarias para que la minería se encuentre incorporando prácticas que en el pasado hubiera sido impensable que las tomaran en cuenta.

En el marco internacional sobresalen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU, la cual fue aprobada por 193 Estados Miembros de la ONU en septiembre del 2015. Esta Agenda establece un plan de acción de carácter mundial a favor de la inclusión social, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico.

La Agenda 2030 se integra con 17 Objetivos y 169 metas, y rige los programas de desarrollo mundiales hasta el 2030. Para cumplir con los Objetivos que establece la Agenda 2030, es necesaria la activa participación de los actores gubernamentales, de la sociedad civil, de las comunidades y del sector privado.

Y por supuesto, la industria minera también está convocada a participar en este esfuerzo de transformación de la sociedad.  

A partir de este contexto internacional se aprecian las siguientes tendencias en cuanto a la relación de la minería con la sociedad, las comunidades, los gobiernos y la economía.

1) Un importante segmento del sector de la minería se encuentra adaptando sus procesos y operaciones con miras de contribuir al cumplimiento de los Objetivos de la Agenda 2030, estableciendo estrategias para una minería del desarrollo sostenible.

Al respecto, el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM por sus siglas en inglés), sostiene como parte de sus Principios empresariales el compromiso con prácticas comerciales éticas que apoyen el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y el Acuerdo de París sobre el cambio climático. (https://www.icmm.com/es/miembros-del-icmm/principios-mineros)

2) En el ámbito de las políticas públicas en América Latina, los gobiernos progresistas de la región establecieron una serie de normas y acuerdos para orientar la actividad de la industria minera en clave para el desarrollo sostenible. Este proceso de reconversión de la minería se inició y desarrolló en la primera década del siglo XX. Definiendo nuevas reglas de colaboración para proteger el medioambiente y propiciar el desarrollo de las comunidades. Estas reglas también abarcan la captación de ingresos fiscales y pagos de derechos, con estos ingresos los gobiernos progresistas financian una considerable parte de los programas sociales. En el contexto de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha confirmado su interés a favor de la minería para el desarrollo sostenible y en distintas ocasiones ha hecho énfasis en los aportes de la minería a la sociedad. Lo que confirma esta tendencia de los gobiernos progresistas y la minería en América Latina.

3) En el marco de la pandemia de Covid-19 y la crisis económica; la minería ha sido revalorada por los gobiernos de todo el mundo como una industria esencial por su aporte de minerales, metálicos y no metálicos, indispensables para la producción de medicamentos y de insumos médicos. La minería también aporta la materia prima para la construcción de infraestructura, equipo tecnológico, de comunicaciones, y facilita los recursos minerales para la fabricación de todo tipo de transportes. Sin la minería sería imposible contar con las tecnologías que se usan en el sector salud. Hay que mencionar que en días recientes la minería fue catalogada por el gobierno de México como una actividad esencial lo que confirma en el plano local la tendencia a revalorar de manera positiva los aportes que genera esta industria.

4) La incorporación del relacionamiento en los proyectos mineros es una tendencia que cada día cobra más fuerza en México y América Latina. El relacionamiento permite tender puentes de diálogo, compartir información, propiciar la colaboración y generar confianza entre las empresas mineras, las comunidades y los gobiernos. De esta manera es posible definir acuerdos de colaboración que contribuyan al desarrollo sostenible.

5) México, Brasil, Chile y Perú, concentran el 85% del comercio de minerales y metales que exporta la región (CEPAL 2018), en el marco de la reactivación económica postCovid-19 esto representa una fortaleza en términos de contar con recursos mineros que permitan generar ingresos a los gobiernos y de esta manera robustecer la cobertura de los programas sociales y dispersar recursos a las comunidades que más lo necesitan. Al correlacionar esta fortaleza con el pujante desarrollo de cambio tecnológico que se está viviendo a nivel planetario a la par de la necesidad de abastecer de materia prima a la creciente industria de energías limpias, esto genera en el mercado internacional una tendencia en el aumento de la demanda de recursos minerales generando en la industria minera una expectativa para el desarrollo económico.

Estas tendencias configuran el perfil de un amplio segmento de proyectos mineros que han renovado sus procesos con miras a una minería para el desarrollo sostenible. Tal es el caso del Proyecto minero Esperanza que busca establecer una mina de oro y plata en una parte de los terrenos comunales de la comunidad de Tetlama ubicada en el municipio de Temixco en el estado de Morelos. Este proyecto incorpora el enfoque del desarrollo sostenible, priorizando el diálogo con la comunidad, trabajando con un estricto apego a las normas internacionales, nacionales y estatales. Con estás características, se aprecia que el Proyecto Esperanza cuenta con los elementos constitutivos que lo definen como un Nuevo Modelo de Minería.

Ante las consecuencias económicas y sociales que nos encontramos enfrentando debido a los efectos de la pandemia del Covid-19, es necesario que como gobierno y sociedad revaloremos el Proyecto Esperanza en su capacidad de detonar un polo de desarrollo económico en Morelos que contribuya a la generación de empleo, al fortalecimiento de la economía local mediante instauración de una red de proveedores. Todo esto en beneficio de los morelenses. Sin lugar a duda, el Proyecto Esperanza representa la oportunidad de convertirse en factor relevante para la reactivación económica de Morelos. En nuestras manos se encuentra la posibilidad de que esto sea una realidad.

 

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