En punto de las 10 de la mañana, el domingo 23 de junio un grupo de 24 “escarabajos” o “vochos” salieron de un estacionamiento particular ubicado frente al Hospital General "Dr. Ernesto Meana San Román" de Jojutla y recorrieron algunas calles y avenidas de la cabecera municipal, donde también hicieron algunas paradas de pocos minutos, para que la gente los apreciara.

Los vochitos iban acompañados por dos combis y un vehículo trasformado parecido al que utilizó el superhéroe Batman en una de sus películas.

La caravana, organizado por el Club Sur 1600 de Zacatepec, recorrió también las principales calles y avenidas de Tlaquiltenango.

A su paso los niños, jóvenes, adultos y ancianos saludaban y les tomaban fotos y videos; algunos ladrantes se escondían o miraban impasibles la hilera de insectos de metal.

La hilera de escarabajos llegó hasta Zacatepec en donde hizo varias paradas para que los propietarios de los autos y la gente que pasaba se tomaran fotos, y se enfiló por Galeana hasta llegar al mismo sitio de partida.

En el estacionamiento, los vocheros compartieron comida que habían llevado y se divirtieron escuchando música y platicando.

Horacio Gutiérrez Nava, propietario de un Volkswagen y presidente del Club Sur 1600, explicó que el mero día del vocho es el 23 de junio, pero que lo hicieron el domingo porque muchos trabajan los sábados y querían que más personas pudieran incorporarse a la caravana.

El Pelón Gutiérrez, como le apodan a Horacio, explicó que en la zona sur no se organizaban este tipo de actividades, las caravanas de vochos se veían en la capital morelense y la zona conurbada, y muchos de los propietarios de la zona sur se quedaban con las ganas de participar porque les quedaba lejos, pero hace un mes aproximadamente empezó a organizar la caravana con sus amigos vocheros del club.

La primera caravana de vochos zona sur reunió a 27 automóviles, desde el más antiguo de 1965 del mecánico Horacio Gutiérrez hasta los de la última edición de 2003, como el de Roberto Valenzuela, del municipio de Tlaltizapán, que en 2003 escogió entre comprar una moto o un vocho. Obviamente se decidió por el vocho; en ese año la empresa Volkswagen dijo "adiós al clásico" y dejó de producirlos.

El vocho se volvió un clásico por sus características únicas: multifácetico, económico, versátil, todo terreno; tiene todo para ser el gran auto. Es un gran auto. Quien compra un automóvil le comparte su personalidad sin que el auto pierda su propia esencia; el del mecánico Horacio Gutiérrez por ejemplo, es chooper, cholo, de colores neutros y definidos, único, sus puertas abren cuando "el Pelón Gutiérrez" presiona un botón a control remoto, el parabrisas no tiene ni una cuarta de espacio y sin embargo tiene una visibilidad buenísima, descapotable con remaches de metal, achaparrado y compacto. El vocho de Horacio es él, vuelto coche.

El de Leticia Velázquez Avelar, de Zacatepec, es un clásico de dama, delicado, de estilo fino y fresco, con interiores color crema y costuras visibles, cuidando hasta el más mínimo detalle en interior y exterior, el maletero es prueba de ello.

Lety compró su escarabajo en blanco con la lámina picada, hoy, después de una transformación es un clásico en color azul acuario, "un auto de nena", como le dijo su mecánico.

Después del éxito de esta caravana, el Club Sur 1600 ya está recibiendo invitaciones para participar en eventos en otras ciudades de Morelos, como Cuautla.