En cada una de sus cintas nos puede llevar de un lado a otro, pues la imaginación en el universo del japonés es infinita, nos plantea mundos desconocidos, acompañados de una historias alucinantes y conmovedoras.
En la cinta Ponyo en el acantilado nos narra la historia de Sousuke, un niño que vive en la cima de una colina sobre la ribera del mar, junto con su madre, su padre es tripulante de un barco y constantemente está de viaje.
Un día, mientras caminaba por la orilla del mar, encuentra a una pequeña pecesita roja, dentro de un frasco de cristal, por lo que acude en su ayuda, sin saber que esa pequeña, es hija de un poderoso hechicero que vive en el océano y que no quiere que su pequeña hija se mezcle con los humanos, debido a que le resultan repulsivos.
Sin embargo, para Sousuke, decide llevarse a su nueva amiga a la que le llama Ponyo.
Al darse cuenta, Fujimoto –el padre de Ponyo– se da a la tarea de buscarla, hasta que lograr localizarla para regresarla al lugar donde pertenece. Pero le resulta difícil, pues ella está decidida a no regresar y en utilizar su poder para convertirse en una pequeña niña y permanecer a lado de Sousuke.
Sin embargo, logra encontrarla y llevarla de nuevo a su casa, pero Ponyo escapa con la ayuda de sus hermanas, logrando encontrar las pócimas de su padre para poder convertirse en una niña.
Una gran tormenta está por llegar y Sousuke y su madre se refugian en casa; él se encuentra desconsolado porque no puede creer que perdió a Ponyo, pero al llegar a su casa verá a su pequeña amiga convertida en una niña del mismo tamaño que él.
La tormenta llega a las costas y el hechicero sigue a la búsqueda de ella.
La historia dará un giro inesperado provocado por el cambio de Ponyo, por lo que se verán forzados –tanto la pequeña Ponyo como Sosuke– a decidir si ella seguirá siendo un pez o se volverá un humano para toda la vida, lo que pone en duda el gran amor que hay entre ambos.
En esta ocasión Miyazaki nos adentró en las profundidades del océano. Muestra un poco de la vida de los que lo habitan, pero también nos enseña los niveles que existen de contaminación dentro de éste, describiendo durante toda la película los daños que le casamos a la vida marina que además refleja en el personaje de Fujimoto, que es como una especie de guardián del océano, un poco malhumorado pero forjando al receptor a tomar conciencia de que debemos de cuidar a los seres que la habitan causándoles la muerte. Aunque no lo dice de esta forma, es parte del mensaje que nos regala la película.
La cinta representó uno de los mayores éxitos para el estudio Ghibli, ya que fue exhibida y distribuida en un mayor número de salas, obteniendo mayor reconocimiento; fue estrenada en el Festival de Venecia en 2008, donde resultó una de las favoritas para lograr el máximo galardón que otorga el festival, que es el León de Oro.
Sin duda es una película que por su peculiaridad es apta casi todo tipo de público, como la mayoría de la filmografía del director.