Desde adolescente, siempre quise tener una caricatura original de Rius. Tengo cuatro, firmadas de su puño y letra, aunque tuve la oportunidad de tener más por la cantidad de ocasiones en que el maestro Eduardo del Río García aceptó una entrevista con Bajo el volcán y otros espacios periodísticos en donde he participado.
En aquella época hasta imitaba su peculiar firma –que copiaba de los 40 libros que entonces poseía y me salía muy bien- y así rubricaba mis propios intentos de dibujos. No era el único personaje al que admiraba y por lo cual lo hacía, también lograba estampar la extrañísima signatura de José María Morelos y Pavón. Todo un reto para cualquier aficionado a esta rarísima vertiente del ocio.
Influido por las monerías de Rius, durante varios meses publiqué mis propios monos –estos sí horrorosísimos- en un semanario local, que hacían crítica política de lo que pasaba en México y el estado e intentaban hacer reír a los posibles lectores. Hasta pude participar en una mesa redonda en el Palacio de Cortés, al lado de –estos sí- profesionales del dibujo político, como Omar o Garci.
Las cuatro caricaturas de Rius aparecieron publicadas en interiores y hasta en portada de este suplemento cultural.
Sobre una simple hoja blanca o hasta en el cartón de un cuaderno, admiraba la destreza con que Rius estampaba sus creaciones. Siempre que lo pedía me decía que sí. El más antiguo es de 1999 y se lo dedica a los lectores de este periódico, con la esperanza de que “algún día nos quedemos sin ratas en el estado”, mientras uno de los clásicos perros que siempre traza el dibujante piensa con ironía “aunque nos quedáramos sin gobierno”.
Dos años después y para una edición especial sobre Cuba, dibujó al líder de aquella nación, Fidel Castro, fumando un habano, donde “respondía” a las críticas que hizo Rius hacia el régimen de la isla en esa entrevista, al decir: “Chico: lo que pasa con Rius es que no le tocó ninguna jinetera” o prostituta como se les llama allá.
En el año 2004, cuando concedió una larga charla por su cumpleaños 70 y su medio siglo en la caricatura, un tepozteco lee el periódico en una banca mientras comenta: “¿Rius? Dejen que haya cumplido 50 años haciendo monos… ¡Lo peor es que haya sobrevivido a ocho sexenios y medio…!”
La última caricatura –porque después dejé de andar de pedigüeño- la hizo en Yautepec, a donde el monero había ido a pagar un recibo y donde me invitó unos tacos acorazados: era un campesino también sentado en una banca que, de manera crítica ironiza: “En Morelos no se discrimina a nadie: igual matan hombres que mujeres”.
Ahora que el maestro Rius ha llegado a sus felices 80 años –el viernes pasado- y 60 de andar en el mundo de los monos, lo recordamos con la publicación de esos dibujos. Valga el pequeño homenaje. Seguramente los lectores sabrán cuáles son los dos que, para desgracia de todos, no han perdido vigencia.
Hace tiempo Rius nos envió un correo electrónico para informarnos de sus andanzas, dado que buscamos averiguar dónde se hallaba, porque desde el año pasado se había ido del estado.
Respondió: “Así es la cosa, don Gaspar: estamos viviendo desde hace medio año en Oaxaca, encantados de la vida de disfrutar esta culturalísima ciudad donde nada más hay 36 bibliotecas... estoy prácticamente retirado con mis 80 años encima, así que tú dirás si no escogí el lugar ideal para el retiro. Un abrazo pues y que les sea leve don Graco”, finaliza con sarcasmo el genial monero.