*Del resentimiento al perdón
*Mucho tiempo en la remodelación de salas del Borda
“-¿Le guarda algún resentimiento a su padre Octavio Paz?
-Sí.
-¿Siente que las abandonó, a usted y a Elena Garro?
-No nos abandonó, nos persiguió. Sí, nos persiguió, nos calumniaba todo el día, ¿qué es lo que buscaba? No sé, de veras no me lo explico.”
Así terminaba, hace 15 años, una entrevista que la escritora Helena Paz –hija única surgida del matrimonio del único Premio Nobel de Literatura mexicano con la novelista autora de Los recuerdos del porvenir- concedía a Bajo el volcán en Cuernavaca. Era el mes de agosto de 1999.
Durante la charla, uno de los puntos que más me interesaba, era saber –o más bien, confirmar- si el cuento de Paz, Mi vida con la ola –contenido en la obra ¿Águila o sol?, que yo había leído, deslumbrado, en la edición del Fondo de Cultura Económica de Libertad bajo palabra- estaba basado en la relación de pareja que tuvieron los dos afamados literatos.
El relato –pletórico de metáforas luminosas- describía una relación ascendente entre el narrador y una “ola”, hasta llegar a cohabitar y encaminarse, después, hacia los desencuentros, con la consecuente y estrepitosa ruptura.
“Su presencia cambió mi vida. La casa de pasillos obscuros y muebles empolvados se llenó de aire, de sol, de rumores y reflejos verdes y azules, pueblo numeroso y feliz de reverberaciones y ecos”, define el narrador de la historia a la primera etapa de esa relación.
No era para menos: la felicidad lo rodeaba. “Todo se puso a sonreír y por todas partes brillaban dientes blancos. El sol entraba con gusto en las viejas habitaciones y se quedaba en casa por horas, cuando ya hacía tiempo que había abandonado las otras casas, el barrio, la ciudad, el país. Y varias noches, ya tarde, las escandalizadas estrellas lo vieron salir de mi casa, a escondidas”. Luz y calor por todas partes, a todas horas.
Y a la hora del lecho, la imagen de lo que vivía es un arrebato: “Ciertas noches su piel se cubría de fosforescencias y abrazarla era abrazar un pedazo de noche tatuada de fuego”.
Sin embargo, todo empezó a cambiar. El conocido amor de Elena Garro por los gatos –si seguimos la historia del cuento-, parece haber sido una de las causas de conflicto con su pareja.
“Empezó a quejarse de soledad (…) Tuve que instalar en la casa una colonia de peces. Confieso que no sin celos los veía nadar en mi amiga, acariciar sus pechos, dormir entre sus piernas, adornar su cabellera con leves relámpagos de colores. (…) No sé por qué aberración mi amiga se complacía en jugar con ellos, mostrándoles sin rubor una preferencia cuyo significado prefiero ignorar. Pasaba largas horas encerrada con aquellas horribles criaturas”.
El desgaste de la relación es, por demás notoria, en la siguiente afirmación: “Se puso fría; dormir con ella era tiritar toda la noche y sentir cómo se helaban paulatinamente la sangre, los huesos, los pensamientos. Se volvió honda, impenetrable, revuelta. Yo salía con frecuencia y mis ausencias eran cada vez más prolongadas (…) Sus dulces brazos se volvieron cuerdas ásperas que me estrangulaban.”
Hace década y media, Helena Paz confirmaba de Mi vida con la ola: “Sí está basado en esa relación, es un cuento muy cruel; yo sí visualizaría a mi mamá como una ola, porque su signo era sagitario con ascendente piscis, era muy acuática, muy difícil de agarrar, tenía la risa de la ola, el movimiento de la ola, el rimo de la ola, pero yo nunca la pongo así en mis poemas”, nos confiaba en el momento de entregarnos una copia de La reina del aire, texto que nos pidió publicar, en ese entonces, en estas páginas.
La conclusión de la charla, fue inesperada por la revelación que hizo Helena Paz Garro: “No comparto el final del cuento. Una maestra de Estados Unidos me dijo: ‘qué horror, qué cruel es tu padre’, porque acaba con la ola con un picahielos, eso es, que la mata. La mató (a Elena Garro) en vida, en realidad la mató en vida; después la regala a sus amigos, pone cubos de hielo de la ola en el whisky de sus amigos, como si fuera una puta cualquiera, ¿no? Es muy cruel ese cuento, pero en realidad es lo que él hizo”, sostuvo la hija de Octavio Paz.
En el poema La reina del aire, Helena Paz reivindica y exalta a su madre: “Tú la loca/, decían los seres demasiado humanos/ que han olvidado la piedad./ Todas sus calumnias humillantes/ se han convertido/ en las piedras preciosas/ de la diadema que ciñe tu frente blanca y abombada,/ ilumina tus ojos cafés/ que centellan de miel,/ tu boca, grosella perfumada/ con todos los olores del Paraíso (…)”
15 años después, en la edición 311 de la revista Quién –número en circulación-, Helena Paz declara de su padre: “De niña me cargaba en sus piernas, en su espalda, y jugábamos... Lo quise mucho. He aprendido a perdonarlo (…) Al final quedamos bien. Tranquilos. Nos reconciliamos".
*ESLABONES
*Hoy es el último día para disfrutar de dos exposiciones que vale visitar en las salas del Jardín Borda de Cuernavaca: Olga Costa. Apuntes de naturaleza y Manuel González Serrano. La naturaleza herida. Es una última oportunidad para admirar los colores y las formas del famoso mural La vendedora de frutas, así como de piezas en pequeño formato como La flor de la alquimia o El nido, título que da nombre a la pieza teatral de Juan Tovar, donde recrea la vida del artista jalisciense.
Las dos muestras fueron inauguradas a mediados del mes de diciembre de 2013, luego de un largo ayuno de 14 meses en el área de artes plásticas de la Secretaría de Cultura de Morelos. Con ese acto se reabrieron también las salas de exposiciones Tamayo, Siqueiros y la Sección Juárez del histórico recinto. Sin embargo, el día que vimos los espacios remodelados, no pudimos dejar de pensar: ¿y para esto se tardaron más de un año?
**Si le interesa el grabado, sigue en exhibición Paraíso perdido, con 27 piezas de la autoría de Iván Gardea, en la galería del Centro Morelense de las Artes -desastrosa y reiterativamente llamado Centro Morelense de las Artes del Estado de Morelos. ¿A quién se le ocurrió esa “brillante” denominación? Es en serio, aunque usted no lo crea, así lo publicitan y así tiene su cuenta de Facebook-. La exposición concluye el 25 de abril.