En corto es la mezcla de elementos no reales con el mundo real. Esta posibilidad ya aparece ligeramente cuando, hace algunos años, usamos el dispositivo llamado GPS para conocer la forma en que podíamos llegar de un lugar a otro. Este dispositivo electrónico nos ilustraba la ruta a seguir. Posteriormente se incorporó la posibilidad de escuchar una voz que nos iba indicando el camino. Hoy en día con el google maps o el waze podemos, con algoritmos y datos reales, hasta anticipar el tiempo que haremos y seleccionar la ruta más rápida.
Sin embargo, estos casos pudieran parecer simples. Hace un mes se lanzó un juego que precisamente es un claro ejemplo de la mezcla entre realidad y elementos virtuales: Pokemon Go. Este juego fue muy bien explicado por Alejandra Zayas en el artículo de este lunes, en la Ciencia desde Morelos para el Mundo publicado en La Unión de Morelos. En ese texto se señaló que el algoritmo del juego podría ser utilizado para, desde una perspectiva de la ciencia ciudadana, realizar muestreos de aves. Pero, regresemos al juego de Pokemon Go que consiste en caminar y visitar muchos lugares para atrapar pequeños demonios virtuales que aparecen de improviso y que se mezclan con la imagen real de nuestro entorno. Con ellos luego se puede conquistar y defender gimnasios virtuales. Cuando digo virtuales quiero decir que solamente se manifiestan en el juego del celular, pero que se sobreponen al mundo real. Los jugadores ven en sus celulares un mapa donde aparecen los pokemones o gimnasios. Así la pequeña glorieta de Cuauhtémoc en la avenida Teopanzolco de Cuernavaca o el atrio de la iglesia de Yecapixtla o el estadio Olímpico Universitario en la Ciudad de México son gimnasios virtuales, donde los jugadores de pokemones pueden combatir por ellos para conquistarlos y luego defenderlos.
Este ejemplo de realidad aumentada, es un juego que ha puesto a caminar a muchos y nos indica que la novela de Aldous Huxley “Un Mundo Feliz” (Brave New Wolrd) ha quedado corta en algunos aspectos en menos de un siglo.
Sin embargo, si bien las películas del Santo contra las momias que fueron, sin intención, aportes surrealistas mexicanos al cine; ahora los asaltos a la ética en la escritura de tesis se les llama errores de estilo y solamente son otro ejemplo de la realidad aumentada que vivimos hoy en día en nuestro país.
Así, en nuestro México, vemos y sufrimos diariamente agresiones al mundo real que intenta distorsionarlo y transformarlo al antojo de algunos. Pretender ser víctima de persecución política para no rendir cuentas del dinero de todos es otro ejemplo de sobreposición del mundo real con la fantasía. Claramente esta pretensión no tiene los fines de esparcimiento de Pokemon Go.
Todos los días estamos siendo testigos de situaciones que intentan modificar la realidad y conformar una opinión pública para conducir a las conciencias, no tan claras, por caminos de no realistas.
Por estas razones, me atrevo a considerar que Pokemon Go nos copió a los mexicanos, quienes hemos ya experimentado por muchos años la realidad aumentada; pero para nuestra desgracia esta experiencia ha conducido a un país plagado de corrupción, pobreza extrema, agotamiento de los recursos naturales y una población que confunde las héroes deportivos con los posibles tomadores de decisiones para conducir los futuros de ciudades.
La única forma de combatir a estos pretensiosos de la realidad aumentada, es con información real y buena memoria para recordar los dichos y acciones anteriores. Podemos admirar, participar de la realidad aumentada; pero siempre debemos reconocer que es un juego y no la realidad. La realidad aumentada que sufrimos hoy puede ser una mentira que seduce, confunde y enajena con fines no lúdicos.