Particularmente, el Congreso de Jóvenes Ciudadanos sobre energía fue un ejercicio para reflexionar sobre la aplicación de las fuentes de energías renovables en el hogar, el transporte, la escuela y el entretenimiento. Con un formato muy interesante, los jóvenes de entre 15 y 25 años charlaron con un panel de expertos que pusieron sobre la mesa, las posibles soluciones energéticas que se pueden implementar en esos espacios aprovechando las energías renovables como la eólica, solar, geotérmica y biomasa.
Luego de este panel, los participantes se agruparon en dos grandes grupos para presentar sus ideas sobre el tema. De esta manera, se escucharon las voces de jóvenes provenientes de países como Paraguay, Colombia, México, Puerto Rico, Brasil, Chile y Perú. Desde mi punto de vista ésta fue la parte más valiosa del evento, pues los participaron pusieron sobre la mesa una serie de problemas que pueden ser comunes en diversas regiones latinoamericanas; pero no se quedaron con los problemas, sino que hicieron el ejercicio de proponer soluciones que se adaptaran a las condiciones de su comunidad. Me quedó claro que si bien la problemática de satisfacer necesidades energéticas con hidrocarburos es la misma para todos, las soluciones deben ser locales; por ejemplo, instalar sistemas fotovoltaicos o calentadores solares en regiones que cuentan con radiación solar aprovechable; atendiendo a las necesidades específicas de las comunidades, aprovechando el recurso renovable que exista en ese lugar.
Dentro de las historias que escuchamos, una me impactó particularmente: la matriz energética de Paraguay. Resulta que este es un país con una gran riqueza hídrica, produce un poco más del 50% de su energía eléctrica a partir de hidroeléctricas, y además aprovecha la biomasa y la energía solar. En su matriz energética predominan las energías renovables, aunque no necesariamente sustentables. Sin embargo, pasa una cosa curiosa, después de una jornada laboral, al llegar a casa, las personas pueden permanecer en la oscuridad por varias horas. Y es que resulta que a pesar de generar la energía eléctrica necesaria para toda la población paraguaya, este recurso se vende a los países vecinos: Brasil y Argentina. Así, Paraguay es incapaz de garantizar este servicio que es básico para realizar actividades en la vida cotidiana.
Con esto, quiero comentar que si bien es importante impulsar el desarrollo de tecnologías que aprovechen las fuentes de energías renovables, y que incluso se tenga la posibilidad de cambiar a los hogares y escuelas como consumidores de energía a generadores de energía; también es importante crear políticas públicas que garanticen la justicia social para que las poblaciones puedan gozar de las comodidades que conlleva el uso de la energía en el hogar y en la escuela. No perdamos el rumbo de la brújula de la sustentabilidad, que propuso Atkisson en el 2013, se deben impulsar proyectos de las energías renovables considerando aspectos de la naturaleza, la economía, la sociedad y la parte organizacional.
Regresando a la dinámica del Congreso, esta se planteó con una visión de participación ciudadana, al término del evento, los participantes redactaron una declaratoria de consenso con sus propuestas a las grandes preguntas ¿qué requieren los jóvenes de América Latina para aplicar las energías renovables en el hogar, la escuela, el transporte y el entretenimiento? Entre lo que plantearon, utilizar dispositivos seguros para almacenar la energía solar, fortalecer los programas de divulgación de la ciencia para la aplicación de las tecnologías, y crear políticas públicas que garanticen la justicia social. Me resulta valioso fomentar en los niños y jóvenes este tipo de ejercicios, de tal manera se siembren semillas que contribuyan a construir comunidades democráticas, que estén enfocadas hacia el uso de las energías renovables para la sustentabilidad.