Ante la emergencia sanitaria que ha desatado el COVID19 en la ciudad de México se han impulsado algunas medidas para promover la movilidad usando bicicletas, dado que representa una disminución de la cercanía física con otras personas, a diferencia de lo que sucede en el transporte colectivo, como metro, autobús o ruta. Esta alternativa de movilidad ha alcanzado popularidad por ser barata y aportar beneficios adicionales a las personas que se ven involucradas. En algunas ciudades estudiantiles de Europa o Estados Unidos, las bicicletas son una verdadera alternativa para la movilidad. En la ciudad de México existe un movimiento ciclista importante que está abogando por una movilidad sustentables. Sí, efectivamente la movilidad mediante la bicicleta es una verdadera alternativa sustentable que no solamente tiene beneficios al no emitir gases de efecto invernadero, sino que tiene beneficios para la salud física. Esta alternativa inteligente de movilidad debe ser apoyada con medidas de protección y de concienciación de la población en general, pero especialmente de los conductores de vehículos automotores, que se consideran dueños de las calles.
El uso de la bicicleta en ciudades pequeñas o medianas todavía es más adecuado. En la ciudad de Cuernavaca tenemos al “Movimiento bicicletero de Cuernavaca” con una larga trayectoria promoviendo el uso de la bicicleta. Lo mismo hace el grupo de Intrépidas de Cuernavaca, que además lucha por otras formas de equidad y tiene una escuela de ciclistas.
En estas líneas, en septiembre del año pasado, comentaba las bondades del uso de la bicicleta y que los accidentes en la población adulta mayor tienen una menor frecuencia que en la juventud. Es decir, enfatizaba que la seguridad en esta modalidad de transporte no se veía afectada por la edad del ciclista.
Hoy quiero compartir un hallazgo reciente sobre los efectos del ciclismo sobre la función cognitiva, la salud mental y el bienestar en adultos mayores. Sí, leyeron bien sobre la población adulta. Esto implica que incluso la población adulta mayor puede participar en las actividades ciclistas y tener una mejora tanto en su salud como en su percepción de sí misma, y más notoriamente en su función cognitiva al practicar su movilidad independiente y ejercitarse. Quiero compartir que este estudio fue realizado en Inglaterra en una población con un rango de edad de 50 a 83 años. Los ciclistas utilizaban bicicletas convencionales y otras con motor eléctrico para proporcionar asistencia en el pedaleo. Los detalles del estudio pueden ser consultados en la revista PloS ONE (https://doi.org/10.1371/journal.pone.0211779) y el sitio del proyecto más amplio en www.cycleboom.org.
En este estudio se midió la función cognitiva y el bienestar tanto antes como después del período de intervención. La población se dividió en tres grupos: 1) sin participar en rodadas, 2) ejercicio de ciclismo en exteriores, y 3) ejercicio de ciclismo en exteriores con bicicleta eléctrica. De los hallazgos más importantes puedo mencionar que ambos grupos de ciclismo mejoraron en precisión cognitiva después de la intervención en comparación con los participantes en el grupo control sin actividad ciclista. Los participantes en la modalidad asistida eléctricamente también mejoraron en la velocidad de procesamiento cognitivo después de la intervención en comparación con los participantes del grupo control sin ciclismo. Finalmente, los participantes en modalidad asistida eléctricamente mejoraron en su puntaje de salud mental después de la intervención en comparación con los controles sin ciclismo e incluso superaron a los ciclistas sin asistencia. En opinión de los autores, y que comparto, esto sugiere que puede haber un impacto del ejercicio en el exterior sobre la función cognitiva y la salud mental. Es importante destacar que se encontraron efectos similares (a veces mayores) para el grupo de bicicletas eléctricas en comparación con los ciclistas de pedales. Esto sugiere que no es solo el componente de actividad física del ciclismo el que está teniendo influencia y que hay que analizar con mayor cuidado algunos otros aspectos. Tanto las bicicletas de pedales como las bicicletas eléctricas pueden permitir una mayor actividad física, alerta al circular y muestran un mayor compromiso con el ambiente por parte de las personas participantes.
El hecho de que la población ciclista que usó bicicletas eléctricas también mostrara beneficios, me parece de lo más relevante para ciudades como Cuernavaca, donde las pendientes en las calles puede ser una dificultad adicional para los adultos mayores que no han mantenido una experiencia ciclista a lo largo de su vida. Por supuesto, que las bicicletas eléctricas son una opción más que adecuada para la promoción de ciclismo en estas condiciones, pero que requieren la adecuación de la infraestructura vial para brindar trayectos seguros.
Por supuesto que la realización de un experimento similar en el contexto morelense sería adecuado y puedo conjeturar que el resultado sería similar al realizado en Inglaterra. Este tipo de estudios puede promover la adecuación de calles en el entorno morelense para la movilidad ciclista y propiciar una movilidad sustentable que promueva la salud de las personas en la adultez mayor. La mayoría del territorio morelense podría ser escenario para paseos ciclistas en fines de semana y para la movilidad sustentable cotidiana.
Los beneficios a la salud y al medio ambiente son evidentes y, por lo tanto, el esfuerzo que realicen las autoridades en los diferentes municipios redundará en una mayor convivencia sana de la población. Manifiesto que estoy listo para colaborar con la comunidad ciclista morelense o de cualquier otro estado para contribuir y construir alternativas seguras para el ciclismo.