Estoy convencido, como muchas otras personas, de que la inversión en ciencia, tecnología e innovación contribuye positivamente hacia la construcción del conocimiento requerido para alcanzar el bienestar social. Por esta razón, reitero el llamado que diversos sectores de la población, y particularmente el sector científico, hacen para incrementar los recursos federales destinados a las actividades científicas y de educación superior, además, de que es importante enfatizar que tanto las actividades que generan y aplican el conocimiento como las de formación de talento son de largo plazo y requieren de períodos cercanos a las generaciones de las personas para brindar frutos.
Es más, son necesarios decenas de décadas para consolidar la conformación de instituciones académicas con prestigio que puedan mostrar impacto social.
Así tenemos ejemplos en Europa y Norte América, donde las universidades como las conocemos ya tienen centurias.
En México nuestras instituciones científicas y de educación superior se conformaron, en su institucionalidad actual, hace algunas décadas y, debido a este proceso de maduración, lamentablemente todavía pueden ser destruidas en unos cuantos años si no se les otorga el financiamiento adecuado.
De hecho ya está en la Cámara de Diputados la propuesta del ejecutivo sobre el presupuesto. En este Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2020 por parte del ejecutivo federal el monto solicitado para la labores científicas en el ramo 38 correspondiente al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología es de 25,658,798,449 pesos de un total de 6,096,335,800,000 en el presupuesto de la federación, es decir, el 0.42% del gasto total federal se solicita sea asignado a ciencia, tecnología e innovación. Consideramos que el gobierno federal puede hacer todavía un mayor esfuerzo para garantizar la adecuada evolución del sector científico tecnológico del país.
Esta solicitud se basa en que en el año 2018 el porcentaje era de 0.51% y en el año 2019 es de 0.42%. Sí, el presupuesto al CONACyT disminuyó en este sexenio.
Consideramos que un pequeño aumento podría causar diferencias significativas para la consolidación de la construcción de las soluciones a la problemática actual y futura basadas en conocimiento.
Además, debemos recordar que a finales del 2018 el Lic. Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, se comprometió a no disminuir el presupuesto a ciencia y tecnología ante un número importante de científicos en el Palacio de Minería en la Ciudad de México, promesa que, aunque no se cumplió en 2019, se podría cumplir en el 2020.
Por supuesto, el financiamiento a ciencia y tecnología sin un aumento sustancial al sector de la educación superior limitaría los alcances, ya que la construcción de conocimiento se hace a la par de la formación de talento.
Desde mi punto de vista, es más importante consolidar o modificar el rumbo de las instituciones a crear nuevas opciones que tardarán décadas en consolidarse.
El sistema actual de universidades públicas forma talento crítico capaz de generar, diseñar y construir soluciones a la problemática nacional.
Por supuesto, reconocemos que los sectores científico y de educación superior deben estar sujetos a evaluación y medidas de transparencia en el uso de los recursos y mostrar responsabilidad en la rendición de cuentas a la sociedad.
En estas actividades de evaluación, transparencia y rendición de cuentas se ha trabajado en los últimos años en algunas instituciones y en otras se ha quedado a deber; es imperioso que se apliquen las sanciones donde haya que hacerlo y aumentar el financiamiento donde se ha mostrado honestidad, efectividad académica y de manejo de recursos con la finalidad de potenciar los desempeños y los impactos positivos en el entorno de estas instituciones generadoras de conocimiento y formadoras de talento.
Una idea sencilla es que la Secretaría de Hacienda considere transferir las plazas del programa de cátedras del CONACyT a las instituciones donde actualmente están comisionadas las cátedras.
Este programa ya lleva varios años y los proyectos han sido evaluados y la mayoría ha dado buenos resultados, por lo tanto, considero que la opción no solamente es dar becas para preparación en los niveles de maestría y doctorado, sino también abrir lugares de trabajo para personal altamente capacitado, como las actuales cátedras.
Actualmente, el sector empresarial ha quedado a deber en este tema y su inversión para la contratación de talento altamente especializado es una de las tareas pendientes.
Esto último permitirá transitar a una economía basada en productos de alto valor agregado.
Por estas razones, considero que la Cámara de Diputados debe reflexionar en estas líneas y modificar el presupuesto incrementando (al menos arriba del 0.5% del presupuesto total de la Federación) los rubros que permitan una inversión adecuada en los sectores científicos y de educación superior para construir los talentos y los conocimientos que sirvan de base para conseguir el bienestar social en nuestro país.