La semana pasada fue entregado el Plan Nacional de Desarrollo (PND) por el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados. Este documento era esperado por un sector de la población mexicana con el objeto de analizar las estrategias que el presidente plantea para transformar la realidad de nuestro país. El documento consta de dos grandes apartados, uno donde reitera las ofertas de transformación que planteó en su campaña electoral del año pasado y el segundo con detalle de algunos indicadores para dar seguimiento al PND.
En este texto, presentaré algunas de mis opiniones este documento y, en particular, el día de hoy tocaré temas de carácter energético.
Al tema de energía en la primera parte del documento se le dedica un poco más de una página de las 63 que tiene esta parte. En esta página, se manifiesta nuevamente la visión de López Obrador, sobre la necesidad de rescatar a la CFE y PEMEX como las empresas emblemáticas que fueron en la segunda mitad el siglo XX. Desde mi perspectiva, puedo compartir que la riqueza petrolera fue extraída del subsuelo mexicano sin propiciar verdadero bienestar social, es más, que cuando hubo mayor ingreso económico, a principios de este milenio, no se usó adecuadamente para disminuir las diferencias económicas en la población mexicana. En uno de sus párrafos establece que: “La nueva política del Estado mexicano impulsará el desarrollo sostenible mediante la incorporación de poblaciones y comunidades a la producción de energía con fuentes renovables… La transición energética dará pie a impulsar el surgimiento de un sector social en ese ramo, así como para alentar la reindustrialización del país.”
Después de leer este párrafo mi estado de ánimo subió y me hizo pensar que, si bien el discurso ha sido dirigido en un principio hacia el restablecimiento de los hidrocarburos como fuente energética, estas frases apuntan hacia un desarrollo sustentable basado en fuentes renovables de energía utilizada en forma distribuida por poblaciones o comunidades. Desde mi perspectiva, estas frases indican una posible estrategia hacia un futuro sustentable.
Como mencioné anteriormente, el PND tiene dos secciones, y la segunda sección se dedica a plantear objetivos e indicadores para monitorizar las políticas y estrategias planteadas. En esta segunda parte en el eje transversal “Territorio y desarrollo sostenible” comenta que: “En los casos que resulte aplicable, la determinación de las opciones de política pública deberá favorecer el uso de tecnologías bajas en carbono y fuentes de generación de energía renovable”. En esta última oración me preocupa que se implique que no en todos los casos es aplicable la tecnología baja en carbono o de fuentes renovables; cuando desde mi perspectiva, siempre existe la opción baja en carbono y renovable. Además que hoy en día puede ser más barata esta última opción.
En cuanto a los ejes generales podemos decir que en el eje 3. “Desarrollo Económico” se esbozan las estrategias del sector energético. En este eje general el objetivo es: “Incrementar la productividad y promover un uso eficiente y responsable de los recursos para contribuir a un crecimiento económico equilibrado que garantice un desarrollo igualitario, incluyente, sostenible y a lo largo de todo el territorio.” Dentro de este eje, el objetivo específico 3.5 se refiere a: “Establecer una política energética soberana, sostenible, baja en emisiones y eficiente para garantizar la accesibilidad, calidad y seguridad energética.” Aquí quiero hacer notar que entenderé la palabra sostenible como sinónimo de sustentable y, al hacerlo así, comparto totalmente este objetivo. En el desarrollo de este objetivo me preocupa la insistencia en mantener como pilares de la economía a PEMEX y CFE cuando quizá existen otras múltiples opciones para construir nuevos pilares. Es más, las siguientes ocho estrategias planteadas para conseguir este objetivo específico me parecen muy adecuadas y con gusto trabajo para conseguirlas.
Sin embargo, tengo que mencionar que uno de los indicadores, el 3.5.1: Participación de la generación eléctrica con energías limpias, con línea base de 25.6% (2018) y alcanzar el 35.8% en el 2024 me desilusiona. Primero porque en todo el texto se menciona energías renovables y en el indicador se usa el concepto de energía limpia, que ya hemos criticado varias veces. Recordemos que energías limpias en nuestro país incluye a la cogeneración eficiente que generalmente es con gas natural y que también emite gases de efecto invernadero en cambio las fuentes renovables no emiten estos gases. Segundo, porque el compromiso es igual al que estableció el anterior gobierno y, yo en particular, esperaba un mayor compromiso por parte de la administración del Lic. López Obrador con la sustentabilidad y por ende con el bienestar de las personas. Un compromiso de conseguir el 40% de la generación con renovables al 2024 hubiera sido deseable y además, sabemos que es alcanzable.
Por supuesto que este es un análisis somero del PND y solamente en aspectos energéticos, es deseable que leamos el PND y lo analicemos para poder tener ciertas certezas de lo que podemos esperar de la administración de López Obrador.