La frase con la que título esta nota podría resultar muy trillada; recuerdo que el profesor de la primaria pública donde asistía, nos mencionó que los antiguos griegos -dicho sea de paso, fundadores de los juegos olímpicos- se dedicaron a mejorar su físico y esto lo asociaron con el bienestar de su mente. Por eso, siempre se ha sugerido dedicar especial atención al deporte para el buen desarrollo del intelecto de las personas, sobre todo a la niñez y juventud. Generalmente, se cree que los investigadores no hacemos deporte, que estamos alejados de esta actividad, ya que nos involucramos totalmente a nuestras actividades académicas; he escuchado de algunos de mis colegas el interés y practica de algún deporte de alto rendimiento. Adicionalmente, las universidades en Estados Unidos tienen sus equipos representativos en las diferentes disciplinas, que becan a los estudiantes con talento para que formen parte de sus equipos y estudien una carrera universitaria. Muchos de esos deportistas de alto rendimiento, después de concluir su etapa de deportista, se dedican a la profesión en la que se formaron y otros se contratan en equipos profesionales.
En México, la actividad deportiva es más recreativa; por ejemplo, en la escuela pública obligatoria sólo se dedica un par de horas a la semana, y en mi caso, cuando nos gustaba algún deporte y se tenía habilidad, se formaba parte de algún equipo que participaba en una liga local, ya sea de futbol, básquetbol, béisbol, volibol, etcétera.
Recuerdo en mi época de niñez y adolescencia, que por la falta de recursos económicos familiares, se buscaban patrocinios para la compra de uniformes, y lo referente a la inscripción del equipo para afiliarse a algún torneo, así como los costos de arbitraje, salían de nuestras aportaciones; en esa época a pesar de pertenecer a familias de bajos ingresos, nuestros padres hacían el esfuerzo para darnos esos apoyos debido a que el poder adquisitivo era bueno, en otras palabras, alcanzaba para apoyar a los hijos en el deporte. Después, ya de adolescente, participé en equipos semiprofesionales, donde el uniforme y el arbitraje era cubierto por el patrocinador, ya que les gustaba tener equipos competitivos en los torneos; sin embargo, el uso de instalaciones deportivas, que es una obligación de los gobiernos, no tenía ningún costo, donde se incluía los entrenamientos de la semana para estar en forma y los juegos oficiales del fin de semana. Eso era en la mayoría de los estados del país, una vez que me trasladé a Morelos, hace 20 años, busqué inmediatamente participar en los equipos deportivos locales, y en lo personal, el deporte me ha dado también la oportunidad de conocer personas y hacer amigos, que te apoyan a muchas de las actividades cotidianas y hacen que la vida se facilite.
Como escribí en esta columna el 12 de septiembre del 2018, “La ciencia debe de continuar”, donde comentaba que con este nuevo gobierno la gente espera ver cambios sustanciales, para bien lógicamente, y en mi condición de una persona adulta con experiencia en la academia y la investigación científica, decía que esperaba cambios modestos, pero que iban a mejorar el desarrollo del país. Sin embargo, conforme el tiempo pasa, empezamos a tener sorpresas, y grande me resultó el conocer a través de los amigos que entrenamos y jugamos en el Estadio de Béisbol “Miguel Alemán”, mejor conocido como la “Leona”, que se había hecho llegar una circular con una serie de costos para entrenar y jugar. Como mencionaba, muchos de los que asisten a esta actividad son personas de bajos recursos económicos, que no tienen los medios suficientes para hacer aportaciones, lo cual ahora con esta disposición de la directora general del Instituto del Deporte y Cultura Física del Estado de Morelos, licenciada Osiris Pasos Herrera, pienso que esta actividad irá en retroceso. He visto, no sólo aquí sino en otras ciudades de México, como las familias se reúnen los fines de semana para acompañar a sus familiares a esta actividad y para muchas un medio de esparcimiento, ya que pensar ir al cine o a otra actividad recreativa, es casi imposible por los costos que se tienen que erogar. Así pues señor gobernador Cuauhtémoc Blanco, que en lo personal tuve el gusto de saludarlo cuando asistí a un congreso a Estados Unidos y usted militaba en el equipo de Chicago, ¿dónde quedó su ánimo de deportista? Que lo que he escuchado y alguna vez leído, que salió desde abajo, con carencias económicas y tuvo la oportunidad, debido a su talento natural y entrenamiento, de llegar a ser una figura deportiva nacional e internacional, que sin el apoyo de las instalaciones deportivas, creo que no lo habría logrado. ¿Dónde están los ánimos y deseos de ayudar a la población para hacer un mejor país? Le comparto mi experiencia personal, que creo es muy cercana a la suya, de cómo el deporte nos abrió muchas puertas, a usted en los profesional y en mi persona el tener muchos amigos y la ayuda de todos ellos para hacer la vida cotidiana más llevadera.
Por favor, no tome acciones de este tipo, que van en retroceso de lo que usted en forma objetiva ha planteado para el estado de Morelos y sus habitantes.