El día de hoy quiero ser especulativo y pensar en la forma en que nos vería alguna civilización extraterrestre. Supongamos que esta civilización hubiera observado el planeta Tierra desde hace algunos milenios y hubiera tenido la oportunidad de observar en detalle el comportamiento de las diferentes especies que habitamos este planeta. Por supuesto, que esta breve descripción tendrá un sesgo y lenguaje profundamente antropocéntrico; pero con esta advertencia prosigamos.
Hace algunos seis mil años, esta civilización extraterrestre se habría percatado de que en este planeta evolucionaban muy diversas especies, desde miniaturas como los insectos hasta mamíferos, que tenían masas varios órdenes de magnitud mayor que los insectos y por eso usaban más recursos, y que la distribución de estas especies obedecía a patrones relacionados con su situación en el planeta, con excepción de una especie que pululaba por todo el planeta y se desarrollaba en cualquier región. Los miembros de esta especie presentaban una masa de las más altas entre las especies y una proclividad a conformar grupos con comportamiento sincronizado. Si bien tenían un comportamiento territorial y preferían permanecer en una región, como muchas otras especies, su movilidad y adaptabilidad en largos períodos de tiempo les permitía avanzar y desarrollarse en situaciones ambientales diferentes.
Hace unos dos mil años las observaciones hubieran sido parecidas a estas: El planeta Tierra está cubierto grandemente por la especie que mostraba mayor adaptabilidad. En ese entonces conformaba grandes conglomerados que habían modificado el lugar donde habitaban. Donde se desarrollaban especies vegetales y animales diversos, ahora se propiciaba el desarrollo de especies que servían de alimento o aumentaban la velocidad de crecimiento de la especie mayoritaria. Aunque el número de individuos de esa especie no era el mayor en el planeta (había algunos insectos o especies acuáticas que los superaban en número) en cuanto a los recursos del planeta que usaban sí eran los de mayor consumo. Usaban materiales y los transformaban, mediante la energía que libera la combustión, usaban la energía que provee el flujo de fluidos (aire y agua) para mover pequeñas máquinas o vehículos que aumentaban grandemente su movilidad.
Las observaciones de hoy en día serían como: Ese planeta azul está infestado por la especie devastadora. Esta especie ha desplazado a todas las otras especies en muchísimos lugares y usa grandes extensiones de tierra para promover su desarrollo a costa del desenvolvimiento de otras especies. Ha descubierto la forma de extraer grandes cantidades de energía de capas internas del planeta y con ello ha modificado la delgadísima capa gaseosa que rodea al planeta. Estas variaciones en la composición de la capa gaseosa ha provocado mayores fluctuaciones en los flujos de masa y temperatura dentro de ella. Con las habilidades de modificación que esta especie tiene sobre los recursos naturales, ha creado materiales desconocidos para las otras especies que permanecen en los entornos, sin ser modificados por tiempos mayores a la vida promedio de los individuos de esa especie fundamentalmente transformadora del entorno y, por ello, estos nuevos materiales no forman parte de los ciclos naturales del planeta. Estos materiales (que no se encontraban disponibles en el planeta con anterioridad) parecen entorpecer el desarrollo de otras especies. Con el uso de enormes cantidades de energía (que sobrepasan grandemente la usada por el resto de las otras especies) para su propio desarrollo, ha empezado a modificar las condiciones físicas y químicas de la delgada capa gaseosa y de la capa líquida que rodea el planeta y con ello disminuido los rangos adecuados de estas variables para el desarrollo de la mayoría de las especies en el planeta. En menos de 200 años, ha modificado sustancialmente estas variables y parece tener una enorme capacidad modificadora de todo el planeta similar solamente a las que tienen las colisiones con objetos extraterrestres, como los meteoritos, o las erupciones volcánicas que han aparecido en épocas anteriores a la aparición de esa especie transformadora en el planeta Tierra.
Esta situación podría ser la que describieran estos seres extraterrestres en la traducción a un lenguaje antropocéntrico. La idea de analizar cómo se vería el comportamiento de las personas desde el espacio me fue sugerida por Eleonora Isunza, que codirige Cinema Planeta con Gustavo Ballesté, quien además me invitó a la XI edición de este festival, donde se abordarán las problemáticas ambientales con una perspectiva desde el espacio, parece una idea interesante que abre vistazos no tradicionales de esta problemática. En este año que se celebra el 50 aniversario del primer alunizaje tripulado, parece ser emblemático el festival. Les anticipo que este año Cinema Planeta se celebrará a finales del mes de mayo.
Quiero cerrar este pequeño texto invitando a reflexionar sobre los temas ambientales en una perspectiva local, sin perder la vista en aspectos globales y de largo plazo. Aunque no parezca los análisis en escalas o periodos de tiempo cortos, nuestras acciones modifican enormemente los entornos debido a las cantidades y tiempos de duración de esas modificaciones, causando nuevas situaciones que no pueden ser resueltas por las especies que habitan esos entornos y, entonces, las modificaciones son mayúsculas y con impactos para nuestra propia especie.