Aunque la obra fue inaugurada por el presidente el pasado mes de abril, no está terminada, ya que a diario vemos que los trabajos continúan y no sabemos cuándo quedará concluida en todos sus detalles.
Como comentaba la semana pasada, los problemas que mencioné son solamente algunos, pero hay muchos otros. Comenzando con los señalados por el doctor Mochán que aquí me permito reproducir “El nuevo libramiento consiste de dos carreteras independientes, una de ellas de dos carriles en cada sentido para tránsito de largo itinerario y la otra de tres carriles para tránsito local. El ancho total de la calzada es de 33.20 metros, correspondiente a 3.32 metros por carril, o quizás menos aún al descontar el ancho de las barreras de concreto que separan a ambas carreteras, por lo que su ancho es menor al que establece la norma, de la cual difiere en más del 10%. Además, no existen acotamientos ni externos ni internos en ninguna de las dos carreteras. Esta deficiencia es especialmente grave en los carriles centrales, pues cualquier descompostura o accidente bloquearía totalmente al menos uno de los carriles y no hay más accesos para atender incidentes que el inicio o el final del tramo de más de 14 kilómetros de longitud. La situación se complica aún más por la pobre señalización y por los accesos abruptos formando ángulos en ocasiones hasta de 90 grados y con nula visibilidad. “[1]
Es importante enfatizar que la entrada desde la glorieta de la Paloma hacia este libramiento, es una entrada casi en ángulo recto (sin bahía de incorporación), como lo menciona el doctor Mochán y además justo en una parte donde se divide el flujo en el que va a Acapulco y el que se dirige a algún otro lugar de Cuernavaca reduciendo los dos carriles a prácticamente uno. Este hecho provocará embotellamientos y muchos accidentes en el sitio. Por esta razón, proponemos que la separación de las vías locales y de paso sea unos 200 metros más adelante antes de la entrada a la avenida Vicente Guerrero. Por supuesto, que esta alternativa no resuelve la necesidad de acotamiento ni otras más, pero al menos evitará accidentes y permitirá que los habitantes del norte de Cuernavaca puedan acceder al paso exprés para ir a Acapulco sin atravesar la ciudad o lidiar con el tránsito local. En esta misma región se podría permitir el ingreso de los que usan el paso exprés a la parte norte de Cuernavaca al abrir los carriles centrales después de la incorporación de los autos provenientes de la avenida Vicente Guerrero hacia el norte. Así los viajeros de trayecto largo que deseen entrar a Cuernavaca en la parte norte podrán utilizar el paso exprés y aligerar la sección local.
En la parte sur el problema es más conflictivo. En la actual configuración todo vehículo que desde cualquier parte de Cuernavaca quiera utilizar la autopista para llegar a Temixco, Emiliano Zapata, Xochitepec y todos los demás municipios sureños; además de cualquier población del estado de Guerrero tiene que utilizar una vía con un solo carril por abajo del puente del distribuidor vial. Esto se debe a que cualquier vehículo que esté en la glorieta de la Paloma (al norte de Cuernavaca) sólo puede incorporarse a los carriles laterales y, así, tiene que utilizar la vía local para todo su trayecto rodeando la ciudad para acceder a la autopista pasando por un estrecho carril, donde no caben dos camiones. ¡Un verdadero cuello de botella! Aquí nuevamente una posible solución es permitir que después de la incorporación hacia el sur por la avenida Adolfo Ruiz Cortines (Tabachines) se abran los carriles centrales para que el paso a desnivel superior desahogue el tránsito hacia el sur. Una medida análoga en el sentido norte, abrir el paso justo antes de Tabachines, permitiría que los vehículos que provengan de Palmira o de Chipitlán utilicen el paso exprés si desean ir rápidamente al norte de Cuernavaca.
Estos son paliativos para arreglar una obra que costó muchos millones de pesos y que con la configuración actual no parece resolver las necesidades de la población de Cuernavaca.
Nuevamente insisto, no hay suficiente señalización en todo el paso exprés. He observado que mucha gente ya se estaciona con el consecuente peligro al descender o ascender de los vehículos. Hay muchos otros peatones que al no haber alguna otra opción, caminan por el primer carril causando que los vehículos no usen ese carril haciendo la vía realmente de dos carriles en segmentos amplios del trayecto.
Con esta situación en mente, una opción más drástica sería convertir los tres carriles locales en dos amplios y con acotamiento y con verdaderos paraderos para el transporte local.
Quizá los ingenieros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no analizaron el flujo detallado de vehículos y de peatones que usaban el anterior libramiento y por eso idearon esta inadecuada forma de operación. Considero que ellos analizaron flujos promedios y situaciones idealizadas, como las que hemos presentado con anterioridad [2], que conducen a predecir menores tiempos de traslados y menores emisiones de gases de efecto invernadero, pero no consideraron detalles finos. En mi opinión todavía estamos a tiempo de adecuar las reglas de uso de esta infraestructura y con ella verdaderamente dar algunas soluciones seguras al problema del tránsito y transporte de personas en la zona. Quizá no son las óptimas pero sí serían funcionales. Reitero mi disposición y la de los académicos para discutir con las autoridades estas soluciones.
[1]http://acmor.org.mx/?q=content/vacaciones-y-embotellamientos-expr%C3%A9s
[2] http://acmor.org.mx/?q=content/simulando-una-carretera-con-aut%C3%B3matas-celulares-el-caso-del-libramiento-de-cuernavaca
Sin embargo se mueve ...
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Insistimos: queremos un buen paso exprés en Cuernavaca
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