Pero igualmente un tema que es parte del problema, porque no ofrece oportunidades laborales suficientes ni del nivel que se necesita, es el empleo. Es cierto que las estadísticas parecen mostrar un avance en la materia, sin embargo buena parte de esos números positivos se dan a partir de actividades como el comercio, que no ofrecen más que una remuneración económica, pero no prestaciones adicionales, como en el caso de los empleos formales.
Y desde luego que ante esos antecedentes es urgente atraer capitales de inversión frescos, porque a partir de ahí se fortalece la planta productiva y la economía evoluciona. Salvo algunas acciones a nivel de la propia actividad comercial, con la construcción de plazas y tiendas de autoservicio hay dinero en movimiento, pero lo que se requiere son proyectos en el terreno de la industria y la transformación.
Lo anterior es cada vez más urgente porque tras el triunfo de Donald Trump como próximo presidente de los Estados Unidos, subsiste la advertencia de que, una vez que tome protesta al cargo, el 20 de enero del año venidero, forzará la expulsión de unos tres millones de migrantes en aquella nación.
Claro, no todos deben ser mexicanos, seguramente que entre ellos hay de otras naciones al sur del continente, pero es un hecho que la absoluta mayoría son paisanos y un buen número, morelenses, a los que hay que atender si son deportados, de ahí que se requiere empezar a prever el tema, antes de que se pueda volver un problema adicional.
Las cifras estatales hablan de unos 350 mil morelenses en la Unión Americana, sólo se pretende regresar a México a aquellos que según el presidente electo han cometido algún delito de aquel lado de la frontera, de ahí que necesariamente deben ser los menos, aún así, habrá que ir actuando por aquello de las dudas.
Morelos es un estado pequeño, consecuentemente menos atractivo para los inversionistas a gran escala, sin embargo, es un territorio que bien puede ser plataforma para desde aquí abastecer el mercado de la Ciudad de México, por ese lado es que resulta interesante, en una hora está usted en la capital del país.
No obstante, diversas administraciones de gobierno estatal han intentado promocionar algunas zonas, sobre todo, de vocación turística, como es el caso del lago de Tequesquitengo y no se ha podido aterrizar algún capital de trascendencia.
Más aún, esta parte del estado muestra cierta decadencia por el envejecimiento de la infraestructura ya existente; el descenso del flujo turístico es un factor que indudablemente inhibe el desarrollo y hasta se aprecia que algunos restaurantes y hoteles apenas sobreviven. Es causa de los altos índices de inseguridad que se arraigaron aquí a partir del 2008.
O sea, han sido hasta ahora ocho largos años en los que la actividad productiva en todos los sentidos se ha visto contraída, pero algo tendrá que hacerse desde las esferas gubernamentales a fin de darle la vuelta a la página para poder empujar hacia adelante.
Tras el rumbo que se advierte pudiera tomar el vecino país del norte, hay una serie de análisis y pronósticos poco halagüeños, pero también otros que inducen a pensar que pudiera ser todo lo contrario y que lo que pase allá igual y puede ser benéfico para los mexicanos, claro, si entendemos que la solución a las necesidades es responsabilidad nuestra y es muy cierto.
Hemos insistido mucho, algo que nos tiene en circunstancias adversas es la corrupción y ésta no se limita al hurto de lo que no es nuestro, en el caso de la sociedad, o del robo de dinero del erario en lo que se refiere al gobierno. La deshonestidad llega a muchos más rincones, baste decir que si ese fenómeno no se diera o por lo menos fuera mínimo, la delincuencia estaría casi extinta.
Son las complicidades entre autoridades y grupos delincuenciales lo que lleva a su proliferación e ir combatiendo ese cáncer es responsabilidad de nosotros, aquí Trump no tiene nada que ver, de tal manera que sí existen posibilidades de que este gran país o estado reduzcan los niveles de riesgo en el desajuste económico y en su desarrollo, claro, si todos, pueblo y gobierno, van por lo menos moderando sus actos.
El campo, por ejemplo, es un factor que en Morelos bien podría representar la diferencia entre el avance y el retroceso, todavía hay márgenes enormes para poder acrecentar su rendimiento y hacer de ello un elemento de bienestar y oportunidades, no sólo para los productores, para la comunidad en general.
Pero la corrupción es como un monstruo que todo lo alcanza y destruye a su paso y en lo que se refiere a la actividad agropecuaria causa grandes estragos. Baste decir que el “coyotaje” o intermediarismo, permitido por las instancias oficiales competentes en la materia, es el que se queda con las ganancias del esfuerzo de toda una temporada o ciclo en la producción, desestimulando esa actividad.
Lo anterior, aunado al insuficiente apoyo de los gobiernos a fin de fomentar esos rubros, acaba por forzar al abandono de la tierra, que, o es casi regalada al mejor postor para convertirla en plancha de cemento, o abandonada por falta de dinero para el cultivo.
Hacia donde usted quiera ir se encontrará con enormes extensiones de terrenos, que alguna vez fueron plantíos de cacahuate, maíz, frijol o sorgo, abandonadas, cuando ahí está la riqueza y la posibilidad de generar beneficios a todos, pero reiteramos, se necesita de un cambio en muchos sentidos, sobre todo en lo que tiene que ver con la rectitud, social y gubernamental.
Y es que por las condiciones mismas del tiempo, igual y es mucho más difícil atraer a los dueños del dinero para proyectos de carácter industrial, pero nuestro territorio ahí está, sólo hay que meterle mucho más dinero y con eso también le estaremos dando un certero golpe a la delincuencia, abriendo espacios para los jóvenes, que son los que están padeciendo la falta de empleo en todos los sentidos, porque hablamos hasta de profesionales, o recién egresados de las universidades, que tampoco tienen a dónde ir.