Por más cambios y reformas en la materia, los institutos políticos mantienen el control y monopolio en lo que se refiere a las candidaturas para cargos de elección.
Obreros, campesinos y clases sociales medias parecieran no tener voz en las tribunas de los congresos locales o federales, tampoco cuadros propios en alcaldías, regidurías o la misma gubernatura del estado, lo cual se traduce en efímeros beneficios y nulos resultados de cualquier gestión que el ciudadano común intente.
Por esas y otras razones es que a partir de las organizaciones campesinas, particularmente aquellas incorporadas al Congreso Agrario Permanente (CAP) y hasta agrupaciones de transportistas están ya trabajando sobre lo que proponen que sea el Partido Zapatista Morelense (PZM).
Incluso, hasta donde sabemos, ya esas 12 organizaciones y demás que posiblemente se sumen, se han distribuido el trabajo de preparación de asambleas por regiones, para poder alcanzar el propósito de acuerdo con las normas; necesitan unos 13 mil afiliados, nos parece que entre todos los tienen y les sobran. El PZM sería local, es decir, como lo fue en su momento el Partido Civilista Morelense (PCM) que sobrevivió un tiempo y logró meter legisladores locales al recinto, como Florencio Ixpango Merino o Immer Sergio Jiménez Alfonso, además de algunas presidencias municipales ganadas. Es decir, se ha demostrado que sí es posible apostarle a un proyecto de esta naturaleza que en el caso que nos ocupa, se luchará por el interés de los hombres del sector rural, que reiteramos, se sienten desplazados y escasamente representados en los tres niveles de gobierno.
Por cierto, Florencio Ixpango Merino, quien es parte de esta propuesta, recordaba al reportero que además del PCM, ya con anterioridad se había contado con una institución de carácter local. Sostiene que el luchador social Rubén Jaramillo fundó el primer partido morelense que operó muy corto tiempo, pero que dejó un antecedente importante.
Y el objetivo es estructurarlo para que pueda participar ya en la justa electoral del 2012. Por eso han venido acelerando los trabajos y convenciendo a más organizaciones de adherirse a fin de no tener problemas en el cumplimiento de las normas que exigen las instituciones respectivas.
Ciertamente que desde que desapareció el PCM ya no ha habido otro intento de conformar un instituto local, además, se nos antoja que aprovechando todo el fervor que se le viene dando a la celebración del Centenario de la Revolución Mexicana y de todo lo que tiene que ver con el general Emiliano Zapata Salazar, la idea puede cuajar, como que es el mejor momento para intentar algo así.
Pero además, el estado tiene en gran medida una actitud de reconocimiento a la figura de dicho personaje, algo que podría ser capitalizado por quienes han concebido tal idea.
Es verdad que muchos cuadros y liderazgos sociales no logran participar en procesos electorales por el control que los partidos formales tienen y el monopolio de las candidaturas; sin embargo, habrá que ver hasta dónde el eventual surgimiento de una institución local realmente da oportunidad a individualidades con ascendencia popular.
No es remoto pensar que esos mismos líderes de las organizaciones fundadoras se erijan como los dueños de la nueva plataforma y entre ellos se distribuyan los espacios a disputar, por eso sería muy importante establecer reglas claras que eviten las tentaciones, más si se llega a tener éxito. Los estatutos serán los que den la medida exacta de lo que se busca hacer, porque de otra forma, caeríamos en los mismos vicios que actualmente padecemos.
Desde luego que de los rostros que aparezcan como autores en la búsqueda de dar forma al PZM depende mucho su futuro. Ahí tendrían que cuidar de no meter a quienes hayan tenido algunos antecedentes poco favorables, porque la población no olvida las ofensas ni los incumplimientos, aunque también ya está muy decepcionada de la política.
Y luego de esta entrega, tomaremos unos días de receso. Nos estaremos leyendo a partir del 23 de agosto.