Por lo menos, hay tres movimientos en puerta que se antojan de considerables dimensiones. Reiteramos, por encima de manifestaciones públicas inesperadas, de las que hemos venido dando fe cotidianamente y que en ocasiones llegan a la saturación, a tal grado, que los espacios en el Centro Histórico son insuficientes para darles cabida, ya en agenda para agosto hay tres y muy significativas.
Desde hace buen rato, organizaciones campesinas de la zona oriente de Morelos vienen reclamando a instancias como Desarrollo Agropecuario el incumplimiento en la entrega de insumos para el periodo de cultivos de temporal. Han llegado a la toma de instalaciones sin que ello lograra sensibilizar a los “servidores públicos” y ahora han decidido echar mano de la presión.
Tienen anunciado para hoy lunes ocho de los corrientes, acciones en Cuautla y municipios cercanos, que pueden ser bloqueos de carreteras, plantones y marchas, en las que ya reclamarán y pedirán la cabeza de aquellos funcionarios que a su juicio están haciendo las cosas mal.
Hablamos de agrupaciones afiliadas al Congreso Agrario Permanente (CAP) pero también de algunos otros frentes de corte ciudadano que viven condiciones de desatención similares y que por lo tanto, sumarán fuerzas para que sus demandas sean atendidas.
Los concesionarios del servicio público del transporte traen ya desde hace días un proyecto de activismo que amenaza con paralizar Cuernavaca, su área conurbada y otras regiones como Jojutla y Cuautla, en protesta por la aprobación de la ley en la materia que da entrada al modelo de servicio del Morebús.
Han tenido incluso el cuidado de no dar a conocer la fecha precisa en la que saldrán a bloquear carreteras, avenidas, tomar instituciones públicas y desarrollar marchas en las calles. Esto tiene inquietas a las autoridades, precisamente porque desconocen cuáles son los posibles alcances en este aspecto, pero se presume que sería catastrófico, porque prácticamente inmovilizarían gran parte de la entidad, al no ofrecer el servicio a los usuarios, pero además, tampoco permitir ingresos o salidas en las principales ciudades morelenses.
Y ya a mitad del mes, por ahí por el 16 de agosto, vendría la desde ahora calificada mega marcha, en la que intervendrán entre otros actores, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), los propios transportistas, el sector eclesiástico, algunos sindicatos o parte de ellos, campesinos y Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), sólo por citar algunos de los que han anunciado su inclusión.
Por eso reiteramos que el estado viene entrando en una de sus fases más complicadas, en cuya vorágine el principal afectado es el ciudadano que no encuentra la manera de mejorar su destino en medio de tantas dificultades, la mayoría de ellas alimentadas por incapacidades de los tres niveles de gobierno.
PRI EN ESPERA
Y respecto al entorno partidista electoral, en Morelos el priismo continúa en un ambiente de indefinición por la pasividad con la que se vienen dando las cosas en lo que toca a la urgencia de renovar los mandos en el CDE, con miras hacia lo que serán los trabajos para las elecciones del 2018.
Ello tiene motivos: hace apenas unos días que tomó la dirigencia nacional del instituto Enrique Ochoa Reza; debe apenas estar adentrándose en los problemas internos en la cúpula y no le ha dado tiempo de volver los ojos a nuestra entidad, donde el PRI es oposición desde el 2000.
Bueno, lo primero que hizo fue pedirle a su amigo y dirigente del sector obrero tricolor en el estado, Vinicio Limón Rivera, información respecto a los grupos caciquiles, que a su juicio, tenían controlada la institución acá, para ver por dónde comenzar a jalar. Sin embargo, el tiempo sigue corriendo y siguen sin formalizar la nueva estructura del comité directivo estatal.
Ya lo decíamos, el único apuntado para buscar la presidencia estatal es el diputado local Alberto Martínez. Él, por lo que sabemos, busca acercamiento con los sectores a fin de ir abriendo camino, acaba de dialogar precisamente con Limón Rivera, quien por cierto, busca la candidatura al gobierno de Morelos, pero por la vía independiente.
Como quiera que sea, anda haciendo proselitismo y desarrollando trabajo, que en verdad le hacen falta a su institución, porque la han dejado caer. La presidencia actual está congelada, ello repercute necesariamente en el resto de sus estructuras, los municipios, en ese sentido están abandonados y así no se gana un proceso.
Sólo algunos actores, como el propio Alberto o quienes aspiran a cargos de elección en el futuro inmediato, vienen promocionando sus siglas pero el esfuerzo es desarticulado e insuficiente, con eso no les alcanzará para gran cosa, de tal forma que sí les urge contar ya con un presidente surgido de un proceso de elección.
Se había calculado que una vez que se superara la elección de 12 gubernaturas que se disputaron en junio, de las que por cierto salió muy mal el PRI, vendrían los cambios en la entidad. Ya pasaron más de dos meses y las cosas continúan igual.
Claro, ocurrió algo que no se tenía en agenda, la renuncia del presidente del CEN, Manlio Fabio Beltrones, precisamente por las fuertes derrotas y entonces llegó Ochoa Reza, que está requiriendo de un tiempo perentorio para poder sentarse bien en la silla. Solo que acá las cosas andan ya calientitas electoralmente, deben acelerar los relevos en el CDE y si es Alberto Martínez, pues que lo unjan antes de que los tiempos se le vengan encima y no tenga espacios suficientes para acomodar los escenarios hacia el 2018.