Pero el problema es que esa animadversión continúa en ascenso y la protesta de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), cuyo rector Alejandro Vera Jiménez se ha instalado con parte de sus estructuras universitarias en Plaza de Armas, frente a Palacio, ha dejado ver la posición de todo tipo de figuras y líderes sociales. En una suma histórica de fuerzas que con relativa facilidad podría llegar a otros escenarios, entre ellos el de la destitución del jefe del Poder Ejecutivo.
En el ofrecimiento de solidaridad y respaldo a las demandas de la máxima casa de estudios sólo falta el alcalde capitalino Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien seguramente hará lo propio de un momento a otro. Pero fuera de eso y como dijeran algunos compañeros del medio periodístico, la improvisada casa de campaña, adaptada como rectoría en el centro de Cuernavaca, más parece confesionario, todos llegan ahí.
Desde las primeras horas del día arriban grupos organizados, activistas, alcaldes, bancadas de diputados, asociaciones de abogados. Bueno, hasta el propio obispo Ramón Castro Castro fue a darle su bendición y a mostrarle su apoyo, y mire que ésas son personalidades de mucho peso y liderazgo social.
Pero aún en medio de todo eso, seguimos escuchando la posición arrogante y de desprecio de funcionarios gubernamentales que condicionan el diálogo, como si tuvieran calidad moral para ello. Nos referimos aquí al secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina, quien dijo que sí han considerado un encuentro con los universitarios, pero no será donde ellos lo están pidiendo, ni en las circunstancias que lo quieren.
El rector y su equipo van por un encuentro abierto –no tienen nada que esconder- para que por lo menos, buena parte de la comunidad del alma mater se entere de lo que ahí se proponga. Aunque también es de considerar que la administración pública estatal sólo debe llegar a definir términos y plazos muy específicos, en los cuales cumplirá los compromisos con la UAEM y devolverá el dinero que indebidamente parece haberse gastado.
No hay aún fecha ni hora para el encuentro, porque apenas ayer el gobernador anunció que comisionaba, entre otros, al secretario Quiroz Medina y a la secretaria de educación Beatriz Ramírez a fin de que atendieran el tema. Pero el Consejo Universitario tenía su sesión ayer por la noche y ahí se analizaría cuál sería la posición de la universidad, pero se especulaba que pudiera ser ayer mismo la charla.
Al régimen en turno se le han venido agotando los argumentos para justificar su incapacidad, a fin de dar respuesta a un estado que confió en ellos y ha sufrido la peor decepción jamás vista. La retórica discursiva se fue quedando en el vacío, porque no fue acompañada de acciones que la justificaran.
En el caso de la UAEM, sólo hay una manera de superar el conflicto: resarcirle todo el daño que le han venido generando prácticamente desde el mismo arranque de gobierno. Si ello no es así, lo más viable es que las medidas de presión escalen a otros niveles y a estas alturas lo más saludable sería que quienes llegaron a hacer de Morelos botín de un pequeño grupo familiar, regresen por donde vinieron.
Sólo hay que revisar algunos rubros para confirmar el desafortunado desempeño de esta gestión: la inseguridad toca niveles insospechados, el desarrollo económico va en retroceso, cientos de empresas de todos los tamaños han tenido que salir por la amenaza y asedio de criminales, la obra pública estatal se encuentra prácticamente congelada. Y en medio sexenio no han sido capaces de abonar siquiera un poquito en la infraestructura de desarrollo y viven colgados de las inversiones del gobierno federal.
Los niveles de pobreza han crecido, conforme a los más recientes estudios en la materia, pero lo más preocupante es que cualquier cantidad de dinero que cae en manos de quienes comandan el grupo de aventureros en el poder, desaparece casi por arte de magia. No sólo le han robado a la universidad, también al Instituto de Crédito, o sea a sus mismos empleados, ahora también la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata se queja de lo mismo y con trabajadores del IEBEM siguen teniendo deudas.
Luego de este inaceptable comportamiento, el gobierno federal deberá valorar muy bien si continúa dándoles oxígeno, a pesar del rechazo popular, porque estarían en riesgo de compartir ese descrédito y enojo ciudadano. Y mire que está en puerta la entrega o presentación del tercer informe de gobierno, en una semana más deberá llegar al Congreso local el contenido de la rendición de cuentas y así como están las cosas, seguramente que el gobernador se rehusará a dar la cara. Ya en Palacio se menciona que los documentos serán enviados por algunos secretarios como Quiroz Medina, la de Hacienda Adriana Flores Garza y el consejero jurídico.
Pero la pregunta sería ¿y qué van a informar? Bueno, como que para la retórica, el engaño y maquillaje de cifras sí se las gastan, sin embargo el Congreso deberá hacer una muy profunda revisión y análisis para no dejarse engañar.
Por donde se le quiera observar, los morelenses vivimos un desafortunado gobierno, que ante los reclamos y quejas por tantas ofensas y agresiones perpetradas, ha determinado guardar distancia y acuartelarse sobre todo en lo que ellos llaman residencia oficial.
La aparición pública de la figura del gobernador es cada vez más esporádica y acaso atiende actos protocolarios que nada tienen que ver con el bienestar de los gobernados, la agenda es cada vez más pobre y muestra la ausencia de resultados. El que viene siendo usado como apaga fuegos es Quiroz Medina, pero ya perdió credibilidad y el desgaste que carga es irreversible; pronto perderá razón de ser como funcionario porque es quien viene legitimando toda clase de aberraciones cometidas por su jefe.