Sí, por lo menos la de ayer forma ya es la marcha históricamente más nutrida, y eso da fe de que la situación es complicada para un gobierno acostumbrado a poner oídos sordos a los reclamos sociales, en todos los sentidos, mientras a la vista de todos incurre en toda clase de excesos y, lo más grave, de corrupción

Por eso en la marcha, a los universitatios se les unieron toda clase de movimientos y de líderes sociales.

El discurso que ofreció el rector Alejandro Vera Jiménez -al final del largo trayecto de una caminata que partió a las 10 de la mañana del campus universitario, para arribar a la plancha del Centro Histórico cerca de las dos de la tarde- fue clave, porque más que palabras pasó a los hechos, al anunciar que se quedaban en plantón hasta que se solucionaran sus demandas.

Vera Jiménez hizo referencia a puntos clave de los motivos que llevaron a la comunidad universitaria a levantar la voz y reclamar el cabal cumplimiento de compromisos pactados hace mucho tiempo, muy en particular, la entrega de recursos económicos enviados a la UAEM de parte del gobierno federal y que nunca fluyeron hacia su destino.

También dijo que el de Graco ha sido un gobierno que se conduce con mentiras y falsedades, engaños y promesas reiteradas que nunca se hacen realidad. Es decir, la posición de la UAEM fue por la reivindicación de los derechos y las garantías, no sólo de la universidad, sino de la población morelense en general, haciendo énfasis en los grados de violencia que padecemos cotidianamente los morelenses, frente a una posición absurda y complaciente de las instancias gubernamentales.

Pero igualmente se afirmó que en estos tres años de gestión estatal, la pobreza y la miseria se han extendido, mientras la falsedad y el doble discurso intentan confundir, en actitudes claras de maldad y desprecio por los valores y la dignidad.

Los universitarios han decidido pues salirse a la calle, a partir de ayer. El propio rector se instaló en una pequeña casa de campaña ubicada en la plancha del zócalo capitalino y desde ahí desarrollará sus actividades, mientras que directores de escuelas y facultades se turnarán diariamente para acompañarlo en espacios aledaños.

Esa protesta espera que el Congreso local active la Ley de Participación Ciudadana que fue aprobada desde hace 16 años, pero que por intereses políticos, gubernamentales y partidistas sigue congelada; por lo menos eso aseguró Vera Jiménez. Incluso para tal efecto se concedió un plazo de 15 días a partir de ayer.

A su paso por la calle Matamoros, frente al recinto legislativo, el rector y una pequeña comitiva entregó el pliego de peticiones a diputados, entre ellos la referida ley. Y es que esta norma es la que abriría el paso para que cuando alguna autoridad o representación popular no cumpla con los compromisos y expectativas ofrecidas a los ciudadanos, se desarrolle una consulta popular a fin de aplicar la revocación del mandato y a eso le han tenido miedo los políticos, por eso no quieren para nada darle validez.

Pero del mismo modo se reclamó a la legislatura el haber eliminado por decreto y sin tomar en cuenta la opinión de la máxima casa de estudios, el impuesto del 5% pro universidad, que los 33 municipios debían aportar anualmente.

Fueron abundantes gritos como el de “fuera Graco”, pero el comportamiento de los manifestantes fue correcto y de petición de apoyo a los capitalinos. Es claro que hay un sentimiento colectivo lastimado, pero tampoco nos podemos reducir a la universidad. Los alcances de errores y acciones incorrectas durante el gobierno de Graco afectan a la mayoría de los morelenses.

El director de una empresa periodística local decía al reportero que en unos días hará publicar una encuesta de valoración del desempeño de la administración estatal y sobre todo de la figura del gobernador, y adelantaba que la calificación no llegó ni al dos por ciento.

Necesariamente este escenario de descontento tiene su origen en la corrupción de personajes ligados a la familia en el poder y que desde hace un tiempo a la fecha, son una verdad pública irreversible.

Por supuesto que hay mucha veracidad en afirmaciones de todo tipo respecto a bienes adquiridos por figuras en el poder, que suman cientos de millones de pesos, porque los creemos capaces de todo. Y porque a estas alturas del sexenio ya no tardan en hacerse públicas las pruebas contundentes en forma de facturas y documentos.

No es casual que las arcas públicas estén vacías, porque no hay nada que justifique esa ausencia de dinero excepto que los fondos fueron desviados.
Claro, el alcance de las repercusiones toma más fuerza en la medida en que el régimen se aleja de los ciudadanos, cierra las puertas de Palacio a las quejas y reclamos de quienes se sienten desplazados y desatendidos por un proyecto que prometía cambiar la manera de ejercer el poder público y que acabó haciendo que los gobernados extrañen a los que ya se fueron y que considerábamos lo peor.

Bueno, basta dialogar con muchos militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que lo dieron todo en la calle a fin de convencer a miles de electores para que votaran por su propuesta en las elecciones del 2012. Lo menos que muestran es una profunda decepción y arrepentimiento y hasta se dicen avergonzados de que "nos gobierne una monarquía", porque se sienten corresponsables de lo que viene ocurriendo.

La absoluta mayoría de los perredistas auténticos quedó fuera del gobierno porque una vez concluida la tarea, comenzaron a llegar funcionarios importados y figuras extrañas para ocupar los cargos de mayor relevancia, quienes han mostrado nulo amor a Morelos y que sólo vinieron a buscar beneficios.