Eso lo reiteró ayer el presidente del CDE del Partido Social Demócrata (PSD), Eduardo Bordonave, señalando que ellos ya fijaron condiciones y si no hay voluntad para corregir errores, pues el balón ya no se encuentra en su cancha e hizo muchas observaciones, tanto en lo referente al desempeño del modelo policiaco como de la actitud del jefe policiaco.
El dirigente partidista tiene razones para cuestionar al tijuanense, quien muestra un comportamiento poco amable y respetuoso con sus interlocutores. En efecto, no es la primera vez que a un mando de la policía se le dan tantas atribuciones.
En el pasado lo vimos con Jesús Miyazawa Álvarez, en tiempos de la administración de Jorge Carrillo Olea, quien fungía como director de la Policía Ministerial, se le consideraba uno de los mejores agentes en el país y años después apareció José Agustín Montiel López que igual era director de esa corporación.
Su manejo rebasaba los niveles de prudencia y podría decirse que invadían facultades, pero ambos debieron pagar las facturas de sus excesos. Sin embargo, parece que Capella los dejó lejos, porque ha mostrado absoluta falta de respeto a aquellos que no comulgan con sus intereses.
Y lo refería Bordonave, ¿cómo es posible que el señor se dirija con tanta ironía y ausencia de respeto al alcalde electo de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, ungido por el voto ciudadano, mientras que él está ahí por designación?
Eso es muy cierto, pero como decíamos, se mueve en espacios y niveles que le corresponden y eso en lugar de abonar en la concordia y los acuerdos, sólo complica más las relaciones con la administración estatal, pero como dice aquél adagio “no tiene la culpa el indio…”.
Bordonave agregaba otros elementos para razonar la posición de Blanco Bravo, como el hecho de que “el Ayuntamiento le viene pagando a toda la corporación que tenía, incluyendo a los que se llevaron al Mando Único, para recibir seguridad, misma que no vemos. Entonces qué caso tiene continuar haciéndolo”. Eso, además de otros fondos que maneja directamente Capella, porque es la alcaldía que más aporta, recordó.
Más aún, aclaró que la posición del alcalde electo no es capricho, deriva de un reclamo ciudadano, que el propio estado debería escuchar. “Ellos afirman que es una maravilla, pero si la finalidad es que el capitalino esté satisfecho, pues entonces que le pregunten qué opina y tendrán la respuesta”.
Por todo eso, reiteramos que no vemos cómo puedan “convencerlos” de cambiar de opinión, porque además la postura del Cuauh viene fuertemente respaldada por la población. Ante las expresiones de desdén del comisionado, el futbolista ni siquiera necesita responderle, lo hacen los capitalinos a través de las redes sociales y mire que le ponen unas zarandeadas, que si tuviera pudor, mejor guardaría silencio.
Todavía no olvidamos que el actual presidente municipal Jorge Morales Barud tuvo que firmar el convenio de “aceptación” de dicho modelo policiaco, bajo presión y amenaza. Su negativa inicial llevó a que el comisionado le armara senda grilla, comenzó a convocar a comerciantes, empresarios y otros sectores, para hablar de las bondades de esa modalidad policiaca.
En los encuentros, hablaba casi de un edén, aseguraba que la ciudad estaba en manos de los malandros y él sería el gran salvador, pero del mismo modo desacreditaba el edil en cada oportunidad. En una de esas ocasiones, en el restaurante bar Cuernavaca aprovechó que JMB cumplía una agenda de trabajo en Acapulco, para decirle a los restauranteros que “mientras la ciudad es víctima de la delincuencial, el edil anda de paseo en Acapulco”.
Bueno, pues ahora se la quiere aplicar a Blanco Bravo, sólo que ya está muy desacreditado y sus presiones se le revierten, sobre todo porque la condicionante es que se regrese a Tijuana si se desea entrar en una discusión seria sobre el tema con gobierno estatal y esto seguramente le está provocando un cólico retorcido, que lo lleva a comportarse con agresividad.
Se ha tenido que llegar al maquillaje de estadísticas, con tal de hacer creer a la población que los resultados en materia de inseguridad son altamente bondadosos, pero no faltó quien filtrara elementos de prueba al respecto desde la Fiscalía General de Justicia y aunque se negaron los hechos, la verdad pública que prevaleció fue esa.
El convenio del Mando Único expira el 31 de diciembre, queda a voluntad de los presidentes municipales entrantes ratificarlo o cancelarlo. Pero en la mayoría de las alcaldías se busca recuperar el control de sus corporaciones policiacas, no sólo es Cuernavaca.
Por eso, a medida que nos acercamos a esa fecha, las cosas se ponen cada vez más tensas y no debería ser así, porque reiteramos, se supone que es cuestión de voluntades, pero aquí se está imponiendo con toda la fuerza del poder público, a fin de presumir ante la Federación que en todo somos los primeros.
Una cosa debe el Cuauh tomar muy en cuenta, si llega a doblegarse ante las amenazas y presiones del jefe policiaco, sería su primera acción de decepción para los capitalinos. Hasta ahora le siguen aplaudiendo que tenga la entereza de pararlo, porque ya era hora que alguien lo pusiera en su lugar.
El solo hecho de que dijera que lo valoraría si destituyen a Capella, generó una serie de reacciones en la calle, con comentarios tales como “ya se está doblando”, ahora imagínese si llegara a aceptarlo, los reclamos serían múltiples. Así que no hay de otras, va a tener que defender sus argumentos y posición, aunque eso lo lleve a diferencias de fondo con la administración estatal.