En tono a eso, se mencionó siempre que se habían generado profundos desacuerdos con el comisionado de seguridad pública Jesús Alberto Capella Ibarra, quien pareciera, se atreve a desafiar a cualquier actor político que lo cuestione.
Bueno, ayer por la mañana, a propósito de la oficialización de la puesta en marcha de la alerta por la violencia de género en ocho municipios de la entidad, tanto José Martínez Cruz, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH), como Matías Nazario Morales, diputado federal electo, consideraron que el trabajo de Capella y de su Mando Único esa muy cuestionable, sus elementos se dedican a cualquier cosa, menos a cumplir con su responsabilidad.
A ello, el comisionado respondió que están totalmente equivocados y que se mueven bajo intereses políticos y partidistas, que las cosas en efecto están mejor de lo que se piensa. Bueno, ante la referencia de que algunos alcaldes electos como Cuauhtémoc Blanco, en el caso de Cuernavaca, estarían considerando no dar continuidad al acuerdo del Mando Único, casi monta en cólera señalando: “Yo no me conduzco bajo ocurrencias”.
Es decir, suele mostrar actitudes desafiantes y poco respetuosas ante aquellos que difieren de su trabajo, por todo eso, insistimos, tiene que ver con el hecho de que se siente amparado y protegido y se considera, por lo menos por ahora, indispensable. Porque también la visión de Nazario y Martínez Cruz van en el sentido de que tendría que dejar el cargo, si hubiera un poco de congruencia.
Es decir, todas esas actitudes parecen darle credibilidad a la denuncia del ex fiscal Dorantes Salgado, en el sentido de que ha sido víctima de amenazas y agresiones de Capella. Éste lo niega, faltaba más, recordando que se le está proporcionado seguridad personal, habló de ocho o más elementos, así como unidades vehiculares, ojalá no sean esos mismos agentes los que pudieran hacerle daño.
Hay que recordar que Dorantes ya sufrió un atentado personal y por lo menos hasta ahora, se sigue considerando que fue un hecho perpetrado desde el interior de las fuerzas policiacas estatales, grupos comandados por la entonces secretaria de seguridad pública Alicia Vázquez Luna, de tal manera que ya tiene esa amarga experiencia, que quizás le aconsejó mejor tomar distancia como fiscal para alejarse de las malas vibras.
Su lugar, de manera pasajera, esperamos, ha sido ocupado por Javier Pérez Durón, de quien dijo el comisionado, entre ellos hay mucha identificación y entendimiento. Era lo que tal vez buscaba el tijuanense, porque siempre buscó controlar las dos instituciones: fiscalía y comisión. Y sobre el arribo de Durón, tampoco fue una sorpresa, su nombre ya sonaba hace semanas, el relevo ya estaba preparado.
Pero a pesar de que Capella lo rechace, es evidente que mientras Dorantes se mantuvo en el cargo, nunca hubo un trabajo coordinado entre una y otra instancia, cada quien jalaba por su lado, de ahí que los resultados en la calle no fueran los esperados. Imagínese, si entre ellos había broncas, cómo ofrecer un escenario diferente.
Nazario Morales consideró incluso que “no hay solvencia moral en algunos servidores públicos del área de seguridad y prevención del delito, por eso el señor Capella Ibarra tendría que irse”, y recordó que en esa materia hay una reprobación casi total por parte de la ciudadanía, “recordamos algunas cifras, algo así como el 90% de la población considera que estamos mal y no hay avances”, señaló el diputado federal electo.
La aplicación de la alerta de violencia de género se decidió en ocho municipios de Morelos, entre ellos Jiutepec, Cuautla, Xochitepec y Puente de Ixtla, donde de cada diez hogares, siete presentan agresiones en contra de la mujer. Y mire que los esfuerzos de algunas organizaciones como la CIDH dieron resultados, porque ayer, en la reunión en la que se dio a conocer el tema, se atribuyó la respuesta a José Martínez Cruz, Juliana García Quintanilla y otros actores. Ellos fueron los que comenzaron a presionar desde la Secretaría de Gobernación a nivel federal, para que se asumieran políticas de atención especial a esos lugares por los constantes hechos de violencia femenil.
En concreto, la situación tendrá que ser enfrentada mediante un esfuerzo conjunto de los tres niveles de gobierno y con el apoyo de los poderes del Estado, porque de acuerdo a lo que se dijo en ese evento de ayer, las cosas no están fáciles, son muchos los factores que llevan a un estado de cosas suficientemente preocupantes.
Por eso insistimos en que Jesús Alberto Capella peca de arrogante, cuando minimiza los niveles de violencia e inseguridad en Morelos y mientras no admita que las cosas andan mal, no desarrollará estrategias para corregir o atacar los “focos rojos” y tiene que venir la Federación en auxilio, mostrando que los esfuerzos locales no son lo suficientemente efectivos como para enfrentar este grave problema y a eso le llamamos incumplimiento en las responsabilidades del cargo, ¿no le parece?